No se esperaba que la selección masculina cubana de voleibol tuviera un primer asalto de vida o muerte tan complicado en el Campeonato Mundial que se celebra entre Eslovenia y Polonia desde el pasado 26 de agosto, pero una fase clasificatoria marcada por las dudas y la decepción para muchos fanáticos ha empujado a la escuadra dirigida por Nicolás Vives directo a un duelo frente a Italia, su tradicional “bestia negra”.
Los antillanos arrancaron la cita del orbe en Ljubljana, capital eslovena, con un gran partido frente a Brasil, en el cual estuvieron a punto de dar un golpe sobre la mesa. Victorias en los dos primeros sets pusieron a soñar a los seguidores del voleibol caribeño, pero después esa emoción se desvaneció con la espectacular remontada de los sudamericanos, quienes culminaron con triunfo en cinco parciales.
Aunque después del juego prevaleció el criterio de que Cuba puede pelear contra los mejores equipos del mundo, la realidad es que la derrota y las circunstancias en que se produjo hizo mucho daño a la selección, que posteriormente no ha logrado ni acercarse a su mejor versión.
Frente a Catar, segundo rival del torneo, salieron airosos, pero dejaron un set en el camino y mandaron peligrosas señales. En muchos trances del juego dieron la impresión de acomodarse o descender al nivel de un contrario inferior, regalaron un sinfín de puntos por errores, el servicio no fue tan consistente como se espera y el alto mando volvió a pasar inadvertido, sin capacidad para modificar estrategias y realizar cambios cuando el equipo lo pedía a gritos.
Como es de suponer, esos errores se pagan caros si enfrentas a un oponente de mayor calibre. Tal es el caso de Japón, que jugó con Cuba a su antojo y le propinó una sonrojante estocada en cuatro parciales, de los cuales tres terminaron con menos de 20 unidades para los antillanos.
Ese balance de dos derrotas y una victoria provocó el descenso cubano en la reorganización de los mejores 16 equipos que avanzaron a octavos de final, instancia en la que se medirán a Italia, invicto en tres salidas frente a Turquía, Canadá y China, sin perder un solo set.
Los europeos son claros favoritos en el match frente a Cuba, que buscará obrar el milagro, pues en sus enfrentamientos en Campeonatos Mundiales nunca les han ganado a los italianos en choques de eliminación directa, los clásicos partidos de vida o muerte. Precisamente, vamos a repasar los duelos que han sostenido estos dos países en la historia de las lides globales.
París y la primera batalla
Italia es uno de los países fundadores de los Mundiales de voleibol masculino, pues participó en la edición de estreno en Checoslovaquia, 1949. En esa ocasión, obtuvieron el octavo escaño entre diez naciones participantes. Por aquellos tiempos, los transalpinos no eran la potencia que hoy conocemos en el deporte de la malla alta, de hecho, su primer resultado estelar lo cosecharon en 1978, muchísimo después de su debut en citas del orbe.
No obstante, eran asiduos animadores de los Mundiales (solo se perdieron las ediciones de 1952 y 1960) y justo en 1956 se encontraron por primera vez con Cuba. Ese año, en París, los antillanos vivían su estreno en estos certámenes con un plantel dirigido por Jacinto del Cueto, quien es considerado el “padre del voleibol” en la Isla.
El duelo con los italianos se produjo el 6 de septiembre —el próximo martes se cumplirán 66 años— en una ronda de consuelo para la discusión de los puestos del 11 al 20. Los cubanos habían llegado a esa instancia tras perder en la etapa inicial con Polonia, mientras la azurra cargaba con una derrota frente a Rumanía, también en la primera fase.
Ya en la segunda ronda, los italianos ganaron de manera consecutiva a Sudcorea, Austria e Israel, en sus tres primeras presentaciones, todo lo contrario de Cuba, que no pudo hacer la cruz contra Bélgica, Brasil y Portugal. Sumida en una espiral de resultados negativos y chocando con numerosos errores técnicos y tácticos, poco pudo hacer la selección, que cayó por barrida en tres parciales, con tanteadores de 15-10, 17-15 y 15-11.
Italia siguió su paso triunfal, aunque al final sumó derrotas ante Brasil, Alemania Democrática y Holanda, mientras Cuba logró ganar dos partidos a Sudcorea y Austria. De cualquier manera, ninguno de los dos equipos pudo incluirse en el Top-10 del Mundial parisino, pues los transalpinos concluyeron en el puesto 14 y los caribeños en el 19.
Mano a mano en los 70
Italia y Cuba vivieron una etapa de aprendizaje, desarrollo y consolidación en el voleibol masculino durante los años 60 y 70 del siglo pasado. En ese período, los antillanos sacaron ventaja considerable, al punto de que lograron una medalla de bronce olímpica en Montreal 1976, mientras los italianos no podían vulnerar el dominio en el contexto europeo de soviéticos, polacos, checoslovacos, rumanos, búlgaros y franceses.
En Mundiales, cubanos e italianos no se cruzaron hasta 1970, en la lid celebrada en Bulgaria. Luego de terminar la ronda clasificatoria en tercero y cuarto lugar de sus respectivos grupos, las dos escuadras avanzaron a la discusión de los puestos del nueve al 16.
En Yambol, una ciudad al sudeste de Bulgaria, los antillanos salieron por la puerta ancha en un cerrado partido que se extendió a cinco sets. Los italianos tomaron la delantera con victoria de 13-15 en el primer set, Cuba dio la vuelta con sonrisas consecutivas (15-6 y 17-15), pero los europeos pusieron las tablas con un inapelable 7-15 en la cuarta manga. Quedó todo servido para el tie break, en el que los caribeños se impusieron 15-8. Ese triunfo le dio la posibilidad a Cuba de terminar el torneo en el lugar 13, mientras Italia caía al 15 con solo un éxito en la ronda de consuelo.
La historia se repitió en el Mundial de México 1974. Ya consolidado como uno de los mejores equipos de América bajo el mando del mítico entrenador Gilberto Herrera, Cuba llegó a la cita con hambre de triunfos y superó la fase de grupos sin la sombra de un revés, con Italia como su primera víctima.
En Guadalajara, los antillanos abrieron con victoria de 3-1 (15-13, 13-15, 15-13 y 15-2) frente a los transalpinos, y después desbancaron a Venezuela y Alemania Democrática para avanzar a la siguiente fase, en la cual no corrieron con la misma suerte. No obstante, Cuba consiguió al final del torneo un meritorio octavo escaño, y los italianos tocaron fondo al ubicarse en el puesto 19 entre 24 participantes.
En ese momento, nada hacía presagiar que Italia lograría un salto de calidad, pero el deporte nos guarda sorpresas. Cuatro años más tarde, como organizadores de la novena edición del Mundial, los europeos vivieron su primera gran experiencia triunfal con una sorprendente medalla de plata.
Italia le ganó a Bélgica, Egipto y China en la fase de grupos, y en la segunda etapa solo sucumbió frente a los soviéticos (derrotaron a Brasil, Alemania Democrática y Bulgaria), por lo que aseguró un puesto entre los cuatro mejores elencos de la lid. Cuba, por su parte, llegó invicta a semifinales con siete victorias al hilo sobre Argentina, Japón, Hungría, Checoslovaquia, Corea del Sur, México y Polonia en las dos primeras rondas.
El destino colocó a italianos y cubanos frente a frente en la lucha por un boleto a la gran final, instancia que ninguno de los dos había alcanzado antes. En ese primer duelo de vida o muerte entre ambos, los anfitriones impusieron su ley en Roma, donde triunfaron 3-1 (17-15, 11-15, 14-16 y 12-15). Después, los transalpinos cayeron en la final contra la Unión Soviética, mientras los antillanos se quedaron con el bronce tras derrotar a Corea del Sur.
Comenzaba ahí una batalla que, pocos años después, se convirtió en uno de los mayores clásicos del voleibol masculino a nivel mundial.
Cuba contra la Generación de los Fenómenos
La estelar actuación italiana en el Mundial de 1978 no se tradujo en estabilidad inmediata en la élite del voleibol masculino. Tras el subtítulo de aquella campaña, pasaron por una década en blanco (solo ganaron un bronce en el Europeo de 1983) hasta 1989, cuando verdaderamente se convirtieron en protagonistas en la arena internacional.
Justo en 1989, la llamada “Generación de los Fenómenos” conseguía la medalla de plata en la Copa del Mundo, tras perder en la final con Cuba, que vivía sus mejores momentos en el deporte de la malla alta. Dominadores absolutos del concierto continental y luchadores ya habituales en los Mundiales, los antillanos aparecían como uno de los principales rivales en la lucha por la cima mundial.
Uno de los duelos por ese trono se produjo en 1990 durante la cita del orbe, que se celebró en Brasil. Allí, italianos y cubanos quedaron encuadrados en la misma llave y su choque se saldó con cómoda victoria de los caribeños (3-0), que se despidieron invictos en Brasilia, con cupo directo a la siguiente etapa en el bolsillo.
En instancias definitivas, los dos fueron superando obstáculos. Checoslovaquia, Argentina y Brasil no pudieron frenar a los italianos entre play offs y semifinales, mientas Cuba se deshacía de Holanda y de la Unión Soviética para acceder a la final. Del otro lado de la net, le esperaban los italianos.
En Rio de Janeiro, las dos escuadras dieron un gran show en el que los europeos sacaron la mejor parte con triunfo 3-1. Ellos perdieron el primer ser 15-12, pero después marcaron el paso y se llevaron su primera corona mundial con marcadores de 15-11, 15-6 y 16-14.
Aunque no se llegó al tie break, las postrimerías del duelo fueron muy emocionantes. Por ejemplo, en el cuarto round estaban igualados a 14 unidades, pero Andrea Zorzi hizo daño con su servicio. El recibo dejó venida la pelota sobre la net y los italianos marcaron el punto 15.
De ahí en adelante, se enfrascaron en una gran batalla de 16 cambios de bola (recordemos que no existía en aquel momento el rally point). Italia estuvo a punto de ganar con un saque potente de Zorzi ante el cual Cuba no pudo completar un buen complejo uno, pero en el contrataque los europeos se quedaron con las ganas por un ataque largo de Luca Cantagali.
Los antillanos sobrevivieron todo tipo de embestidas, liderados por el estelar Joel Despaigne, quien recibió 11 pases consecutivos y anotó seis puntos en el cierre de ese cuarto ser. No obstante, la presión era demasiada y el plantel que dirigía Orlando Samuels terminó cediendo por un punto de Lorenzo Bernardi, quien dió a Italia su primera corona mundial.
En 1994, las acciones transcurrieron por un camino similar. Italia reeditó su corona de 1990 y en semifinales despacharon a Cuba, que después también perdió el partido por el bronce contra Estados Unidos.
En el Peaced and Friendship Stadium de Pireas, al sudeste de Grecia, los europeos ganaron 3-1, aunque tuvieron que sudar. Cuba llegó a tener ventaja de 11-6 en el primer set, pero los italianos lograron un parcial de 9-1 y se llevaron la victoria 15-12, gracias a un servicio devastador de Lorenzo Bernardi, Andrea Zorzi y Andrea Giani.
Los caribeños recuperaron el aliento en la segunda manga con éxito de 8-15, pero en tercer set volvió la versión más consistente de Italia, que venció 15-8.
Ganar un set en 20 minutos con el sistema de puntuación de cambio de bola era prácticamente imposible, y los transalpinos lograron desbancar a los cubanos en la cuarta manga en solo 18 minutos. Los europeos literalmente barrieron al plantel dirigido por Juan Díaz, apoyados en el incisivo servicio de Luca Cantagalli y Lorenzo Bernardi, el cerrado juego en la net de Andrea Gardini, la amenaza constante de un experimentado Andrea Zorzi y el poderoso ataque de Andrea Giani, un chico de 24 años que ya asumía sin complejos el rol de estrella.
Aquel equipo cubano, por su parte, contaba con Ihosvany Hernández y Osvaldo Hernández como centrales; Ricardo Vantes, Rodolfo Sánchez y Abel Sarmientos alternaban como auxiliares el zurdo Alexis Battle era el opuesto, con Joel Despaigne saliendo desde la banca
Después de aquella aventura en 1994, Cuba e Italia solo se ha enfrentado una vez más en citas del orbe, exactamente en el 2006, pleito saldado con otra victoria de los europeos. Dos miembros de aquel plantel antillano de hace 16 años sobreviven en la nómina del presente Mundial: Robertlandy Simón y Michael Sánchez.
En total, Italia le ha ganado cinco partidos a Cuba en la historia de los Mundiales, mientras los antillanos suman tres éxitos. Sin embargo, en partidos de eliminación los europeos están invictos en tres salidas. ¿Cambiará la historia en el 2022?