Años atrás hubiese sido pan caliente, la comidilla en guaguas y esquinas, el día y noche de todas las peñas deportivas de la Isla. Ahora, apenas si motiva murmuraciones. Ni opiniones a favor ni en contra salen de la boca de la mayoría de los fanáticos. Acaso, porque cada vez son menos los fanáticos.
Incluso la prensa cubana, obligada a carabina con los temas de “interés nacional”, se ha pasado con ficha. Solo la consabida nota con la relación de los escogidos y las declaraciones del feliz mentor que buscan arropar la moral de peloteros y seguidores. Poco más (o menos) que eso en los principales periódicos y emisoras.
Como si en lugar del uniforme de las cuatro letras vistiera la capa de Harry Potter, el más reciente equipo Cuba de pelota parece invisible. No genera emociones ni interés. No da de qué hablar.
No se ve aunque intenten ponerlo en el medio de un cuadro en el que los colores más vivos son los de Víctor Mesa y su novela con Industriales. Y la duodécima Copa de Campeones del Real Madrid. Y los altos y bajos de los precios del agro. Y la actualización del modelo económico, aprobada en la Asamblea Nacional. Y hasta Donal Trump, a más de noventa millas, mandando de paseo el acuerdo de París sobre el cambio climático.
Cualquier cosa en este surrealista archipiélago tiene más atractivo para los cotilleadores habituales. Y para los no habituales también.
Los que en verdad siguen la pelota están hoy mucho más pendientes de las Grandes Ligas y las votaciones para el juego de las estrellas. Incluso del triunfo de Santiago de Cuba en el torneo sub-23. Y los que no, pues no tienen ni idea de quiénes son la mitad de los peloteros de esta “competitiva” selección nacional.
El entrecomillado de arriba no es mío; es de Roger Machado, el feliz mentor. Según el también manager de los Tigres de Ciego de Ávila, se conformó un elenco “competitivo” por sus bríos juveniles y sus deseos de jugar. La intención, según Machado, es “lograr un resultado destacado y, también, de brindarles a los novatos y otros sin tanta carretera la oportunidad de probarse en un nivel superior a la Serie Nacional”.
Dicho en otras palabras: tomaron lo mejor que va quedando a ver lo que sale. Sí, porque salvo excepciones, no existe hoy mucha tela por donde cortar.
Si descontamos a todos los peloteros que juegan fuera de Cuba, ya sea porque se marcharon por su cuenta o fueron contratados a través del Inder –incluyendo fichajes tan tempranos como el de Oscar Luis Colás–, el panorama resulta paupérrimo. No es que no haya madera, que la hay, pero esta luce cada vez más verde, más necesitada de lija y pulimento. O, por el contrario, más pasada en años. Si no, fíjense que a Mayeta ya no lo convocan al equipo.
Claro, dirán algunos, resulta inteligente llamar a filas a figuras jóvenes por aquello de “garantizar el futuro”. Y tienen razón. Pero una simple mirada a la nómina echa por tierra ese argumento. O cuando menos lo relativiza.
La edad promedio –lo dice la propia prensa cubana– es 26,6 años. Cierto que no es de 30 pero tampoco de 23, como el tope del campeonato nacional recién concluido. ¿Y para qué se hace este torneo si no para “desarrollar talentos”?
También es verdad que se incluyeron prospectos como el villaclareño Yosbel Zulueta, de solo 19 años, pero junto a él está el granmense-matancero-ahora industrialista Yordanis Samón, de 35. Y otros como Yosvani Alarcón, Juan Carlos Torriente, Yeniet Pérez y Jefferson Delgado, tampoco encajan en la categoría de peloteros “sin tanta carretera” dada por el director del equipo.
Los jardines tienen la juventud de Víctor Víctor Mesa, Yoelkis Céspedes y Norel González, pero los dos primeros ya jugaron el Clásico, así que con Alfredo Despaigne y Roel Santos en Japón y Julio Pablo Martínez en Canadá, su presencia en el equipo parecía obligada.
Y entre los pitchers faltan ciertamente nombres como los de Vladimir García, Yoalkis Cruz y Yosvani Torres, pero repiten Vladimir Baños, Yoanni Yera y Alaín Sánchez para darle cabeza al staff. El resto –salvo, quizá, Dachel Duquesne– es bastante joven y poco experimentado, por no decir poco conocido, por lo que tendrá su bautismo de fuego en la geografía norteña.
“Buscamos brazos fuertes que puedan asumir una carga intensa con juegos casi todos los días”, explicó Machado. Su lógica, sin embargo, descansa también en las carencias de los bullpens cubanos en la actualidad, en los que los buenos lanzadores zurdos y los cerradores de velocidad brillan por su ausencia. Moinelo, por si no se acuerdan, se fue a Japón.
El equipo nacional ya voló a Canadá, donde desde este jueves jugará 21 partidos frente a los seis conjuntos que integran la Liga Can-Am. Allí enfrentará a peloteros de la Isla que vistieron el uniforme de Cuba en el último Clásico y ahora usan el de las Águilas de Trois-Rivières (Alexander Ayala y Miguel Lahera) y el de los Capitales de Québec (Lázaro Blanco, Yurisbel Gracial y Yordan Manduley).
En 2016, también bajo la batuta de Roger Machado, la selección cubana topó por primera vez contra los equipos de esta liga independiente, con balance de 11 éxitos y 9 fracasos.
“Creo que este año podemos lograr un mejor rendimiento, pues tendremos más días de adaptación y no comenzaremos en Quebec, donde el clima frío nos golpeó bastante, opina el manager avileño. Además, ya contamos con la experiencia vivida y sabemos que allí son importantes los ajustes de los bateadores ante lanzadores de velocidad.”
Tengan o no clarividencia los vaticinios de Machado, lo cierto es que tras su paso por Liga Can-Am los de Cuba chocarán contra los universitarios de los Estados Unidos en el tradicional tope entre ambos países. Del 2 al 7 de julio será la serie en Carolina del Sur, que será coauspiciada esta vez por por los clubes estadounidenses Caballeros de Charlotte y Toros de Durham. Allí podrían sentirse más a gusto frente a chicos que apenas rebasan la veintena.
Pero ojo, esos chicos llevan ventaja de 13 victorias frente a 12 de los cubanos desde la reanudación de los topes en 2012, y el año pasado, en la Isla, los norteamericanos se impusieron 3 éxitos a 2. Fácil no será.
Una cosa parece cierta: en la medida en que los partidos frente a los clubes de la Liga Can-Am y los universitarios estadounidenses se vayan divulgando, este equipo Cuba irá haciéndose poco a poco más visible. Sus contornos serán más definibles para los fanáticos y la prensa, y también sus aciertos y debilidades. De sus resultados –del terreno que ineludiblemente “tiene siempre la última palabra”– dependerá entonces que a su regreso multiplique sus dimensiones ante nuestros ojos o vuelva a cubrirse por desidia o vergüenza con la capa de invisibilidad de Harry Potter.
Equipo Cuba a la Liga Can-Am y al tope frente a Estados Unidos
Receptores: Yosvany Alarcón, Ariel Martínez y Olber Peña.
Jugadores de cuadro: Guillermo Avilés, Yordanis Samón, Juan Carlos Torriente, Raúl González, Yeniet Pérez, Jefferson Delgado y Yulián Milián Matos.
Jardineros: Víctor Víctor Mesa, Yoelkis Céspedes, Norel González y Denis Laza.
Lanzadores: Vladimir Baños, Yoanni Yera, Alaín Sánchez, Ulfrido García, Dachel Duquesne, Luis M. Castro, Yosbel José Zulueta, Yariel Rodríguez, José Ramón Rodríguez, Frank Luis Medina, Leomil González, Yasmany Hernández y Dayron Durán.
Director: Roger Machado.
Auxiliares: Mario Vega y Ramón Rodríguez.
Entrenador de bateo: Víctor Mesa.
Entrenadores de pitcheo: Orelvis Ávila y Rogelio García
Preparador físico: Noelvis González
Y entonces, luego de leer estas líneas, uno puede decir: ! cómo sabe de béisbol este periodista! o también: ese es el periodismo que hace falta. ! Pero es evidente que hay mucha dosis de oportunismo barato, de descubrir el agua caliente. Sí, es verdad, nuestros campeonatos nacionales han bajado de calidad, por los motivos que sean, pero el periodismo deportivo también. Unos se han sentado cómodos a esperar y otros se dedican solo a hacer leña del árbol caído. Pobre béisbol. Pobre periodistas.
Pero, bueno, esto es un Cuba a un torneíto ahí… Nada del otro mundo, normal q no se hable… si no se transmite. Y si no se transmite la MLB y sí la farsa de las ligas europeas de fútbol en el q un tridente importante no es ni siquiera europeo. Parecido sucede en la MLB, pero allí al menos hay cubanos… q “no existen”. En fin, cuando no haya hipocresía, empezaremos a tener pelota otra vez…
? En definitiva que dijo, o quiso decir, este periodista “invisible” ?
La decadencia del beisbol cubano no es total por una sencilla razón. La cantera es inagotable. Prácticamente infinita mientras nazcan personas en Cuba. El problema radica en que las estructuras institucionales, organizadas, para practicar el deporte con un sentido mucho más competente y competitivo no están creadas. El agotamiento del modelo semiprofesional sostenido por el sistema deportivo cubano durante décadas no resiste mucho más. No ha colapsado del todo más que nada por la “voluntad política” de los burócratas de siempre, atenazados entre el compromiso ideológico con una forma de entender el juego pero también la vida completamente anacrónica y lo que nos enseña la cruda y cruel realidad. Seguimos haciendo como los súbditos del Rey desnudo y su vestido invisible. Transparente. Ojalá parezca pronto el niño iconoclasta que nos recuerde nuestras vergüenzas expuestas. Carlos Yoel Morales ha tirado una buena recta, no supersónica pero que se mueve. Mis respetos y saludos.