Cuba sigue en la agenda de la Major League Baseball (MLB). Es su primer apunte y su primer borrón. Encabeza la lista de pendientes subrayados en fluorescente amarillo. Pero hasta ahí. Las pretensiones de la MLB se acaban donde mismo empiezan: en los apuntes.
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos el pasado 17 de diciembre puso contra la pared a la MLB quien siempre achacó su postura con respecto a los peloteros cubanos a lo estipulado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento (OFAC) del Departamento del Tesoro que actúa sobre Cuba según lo estipulado por el bloqueo comercial hacia la isla vigente desde 1962.
Después del 17D (con los diálogos, las flexibilizaciones y el ajuste de políticas) la MLB dio a conocer que llevaba un tiempo conversando con Cuba, que sus intenciones eran limar todas las asperezas ancestrales y enderezar la virulenta relación que existía. A partir de ese momento comenzaron a hacer públicos todos sus planes, sus estrategias con respecto a la isla.
De ese tiempo hasta hoy han llovido las esperanzas, las declaraciones de cuanto directivo importante se ha subido al estrado y ha tomado el micrófono para hacer soñar a jugadores y aficionados, pero todo sigue intacto, sin un acuerdo mínimo que hable realmente de algún paso de avance.
Ningún medio de prensa ni ninguna agencia de noticias ha visto a algún abogado tocar a la puerta de la OFAC para solicitar una licencia para el tema de Cuba y sus peloteros. Todo lo contrario, se han flexibilizado los mecanismos para que los cubanos sigan abandonando el país por vía ilegal (incluso ahora ya pueden salir de manera legal) y se afiancen en terceros países para obtener esa nacionalidad y convertirse en agentes libres lo que le abre las puertas para ser firmados de inmediato en la MLB.
Dentro de unas semanas volverán a conversar en La Habana; antes lo habían hecho en un sitio desconocido para la opinión pública. Se espera que este encuentro sea trascendental para acelerar el abrazo, con un contexto más que favorable con ambos gobiernos dispuestos a destensar la cuerda.
En Cuba no se habla del asunto (como sabemos las autoridades en Cuba no hablan de nada). En cambio, Rob Manfred, comisionado de la Major League Baseball (MLB), en cada presentación, en cada declaración, desliza sus guiños a la isla, tampoco dice mucho, pero actúa como el típico hombre en plan de conquista pero que solo echa miradas, a medias.
Estados Unidos está de fiesta con su World Serie 2015 entre los Royals de Kansas City y los Mets de New York, ambos con cubanos en sus filas por cierto. Y a pesar de ello, Manfred ha dicho recientemente que “trabajamos duro para ser capaces de organizar partidos de preparación en la próxima primavera en Cuba. Tenemos que disputar un partido en Cuba por una variedad de razones, incluyendo el hecho de que el gobierno de Estados Unidos cree que es importante que vayamos a Cuba”.
Manfred no ha escondido sus intenciones desde el 17D, según su discurso quiere hacer de la MLB un sitio alcanzable por vía legal para los peloteros de la isla. Pero en estas últimas declaraciones, Rob, hizo alusión a un sueño de años de los cubanos dejando entrever que en un futuro Cuba podría contar con una franquicia en las Grandes Ligas.
“Preferimos los mercados donde el béisbol es parte de la cultura, es el caso de Cuba, que también es una importante fuente de talento. Me gustaría ver a otros equipos de afuera de Estados Unidos (en Grandes Ligas), pero tienen que suceder muchas cosas antes de ver una franquicia de Cuba en la MLB”, expresó Manfred.
Esas cosas que tienen que sucederse son las que seguramente estarán sobre la mesa en La Habana cuando en unas semanas representantes de la Federación Cubana de Béisbol (FCB), el INDER y de la Asociación de peloteros de la MLB, acompañados de algunos directivos de franquicias, así como de prestigiosos scouts, conversarán para llegar a algún acuerdo que oficialice las relaciones entre Cuba y la MLB.