Rulon Ellis Gardner es un mito de la lucha grecorromana en Estados Unidos. En los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, sin ningún aval internacional relevante, cortó la racha de 13 años imbatido que poseía Aleksandr Karelin, a quien nadie le había marcado un punto desde 1994.
Fuera del Sydney Convention and Exhibition Centre, un poster nombraba al “Oso Ruso” como “El luchador del siglo”, y tras bambalinas todo estaba preparado para su cuarta corona olímpica consecutiva. Sin embargo, Gardner, un hombre curtido en las granjas de Wyoming, dio la mayor sorpresa de la cita estival.
“La lucha tiene un nuevo King Kong”, escribía The Baltimore Sun tras la victoria del norteño, quien sobrevivió en el combate gracias a su envergadura física y a un estricto plan defensivo, la tormenta perfecta para desbancar a un contrario implacable sobre el colchón.
Karelin no concedía muchos privilegios a sus presas, las atacaba rápido hasta estrangularlas. Había algo tenebroso en su mirada que dejaba sin aliento a los rivales, incluso, antes de subir al escenario de batalla. Una vez allí, todo era un trámite…
Así ganó títulos de nivel mundial cada año de 1988 a 1999, incluidos nueve cetros del orbe y tres coronas olímpicas en Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996, las cuales consiguió bajo tres banderas diferentes: Unión Soviética en Corea del Sur, Equipo Unificado en España, y Rusia en Estados Unidos.
“¿Alguna vez has trabajado en una granja lechera? Si tienes la oportunidad enfréntate a una vaca y empújala. Eso es enfrentar a Karelin, solo que él se mueve un poco más rápido”, dijo en su momento Gardner, quien estuvo varias veces contra la pared en el duelo de Sydney, pero logró salir airoso de forma inesperada.
El granjero de Wyoming fue tres veces al suelo por penalizaciones de pasividad, una de ellas en el primer minuto del combate, cuando Karelin estaba fresco y listo para sacar temprana ventaja. Pero Gardner desbalanceó al ruso, impidió que lo levantara y cambió el curso de la historia.
No hubo otras acciones tan claras para el multicampeón en el resto de la pelea, definida luego de una extraña acción que, tras ser revisada en el video, le concedió un punto dorado a Gardner.
Fue el fin de Karelin, quien recogió su medalla de plata, bajó del podio y se marchó, sin dar declaraciones, rumbo al retiro definitivo. Quedó a las puertas de su cuarta corona olímpica consecutiva, algo que, hasta hoy, ningún luchador ha conseguido. Tenía 33 años.
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Rulon Ellis Gardner fue la primera gran víctima internacional de Mijaín López. En los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003, tres años después de vencer a Karelin en Sydney, el norteño no pudo con los embates del joven cubano, por aquel entonces no muy conocido en el ámbito mundial de la lucha.
Gardner, en cambio, ya era una leyenda, y no solo por su triunfo sobre Karelin. En el 2002, a un año y medio de los Panamericanos, tuvo un accidente con su moto de nieve y desapareció alrededor de 18 horas en las montañas que rodean Star Valley, en Wyoming.
Desorientado y sin opciones de moverse, construyó un refugio y esperó por un rescate, que llegó cuando Gardner ya experimentaba hipotermia y congelación severa. En el trance, perdió el dedo del medio de su pie derecho, pues hubo que utilizar una sierra para quitarle las botas.
Ese pudo ser el fin de la carrera del granjero, pero se recuperó a tiempo y regresó a la lucha. La cita continental de Santo Domingo fue su primera gran competencia tras el accidente, por lo que, en cierta medida, la medalla de plata fue un éxito rotundo, un ejemplo de superación y perseverancia.
Sin embargo, algunos vieron aquel resultado de Gardner como un fracaso por perder contra un joven de 21 años sin palmarés internacional. Por supuesto, ninguno de esos críticos podía imaginar que aquel gigante pinareño, el verdugo del mismísimo campeón olímpico, era el auténtico heredero de la dinastía de Aleksandr Karelin.
Pero Gardner sí sospechaba que ese chico desconocido estaba destinado a grandes logros. De hecho, el granjero estadounidense ya había conocido a Mijaín en Cuba, donde quedó impresionado por la musculatura del portentoso gladiador.
“Lo vi por primera vez en la sala de práctica cuando fuimos a visitar Cuba para la Copa Granma. Lo que más me llamó la atención fue la longitud que alcanzaba cuando abría los brazos, era casi tan ancho como alto”, dijo Gardner sobre Mijaín en febrero del 2014.
Para ese momento, ya Mijaín había conquistado par de coronas olímpicas y cuatro mundiales, fraguados con una extraordinaria fuerza física y una exquisita técnica. “Su estilo es muy fluido de un movimiento a otro. Definitivamente lo calificaría como uno de los mejores con los que he tenido que luchar”, aseguró Gardner.
Ya han pasado casi 17 años desde aquella victoria de Mijaín sobre el granjero norteño, y todavía el cubano se mantiene en pie. Sobre sus hombros sostiene las esperanzas de millones de personas que anhelan verlo subir a lo más alto del podio olímpico por cuarta ocasión consecutiva, algo que, hasta hoy, ningún luchador ha conseguido. Mijaín tiene 37 años.
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Hay una especie de vacío de poder en los pesos pesados de la lucha grecorromana entre el final de la dinastía de Aleksandr Karelin y el inicio del actual reinado de Mijaín López. De hecho, los títulos mundiales y olímpicos en el cuatrienio 2000-2004 se repartieron entre tres hombres, pero ninguno logró arrasar como los dos más grandes gladiadores de la historia.
Rulon Gardner ganó en Sydney y en la lid del orbe de Patras, Grecia, en el 2001, y el también norteño Dremiel Byers se llevó el Mundial del 2002 en Moscú. Por último, el ruso Khasan Baroev triunfó en el certamen global del 2003 en Créteil, Francia, y en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Precisamente, en la capital griega, Baroev propinó la primera y única derrota de Mijaín López bajo los cinco aros. Con 22 años, el pinareño se ganó el derecho de competir en el concierto olímpico y culminó en quinto lugar, nota positiva que resaltó el estelar preparador Pedro Val, quien lo guió durante buena parte de su carrera.
“Perdió, pero aprendió lo que necesitábamos y te digo, va a ser el mejor del mundo, no va a perder con más nadie y va a escribir muchas bellas historias para el deporte cubano y la lucha mundial”, dijo el entrenador al fotógrafo Ricardo López Hevia tras la cita estival en la cuna del olimpismo.
Cual profeta, Val no falló en sus pronósticos. Exactamente un año después de Atenas, Mijaín ganó la primera de sus cinco coronas mundiales en Budapest, Hungría, y cuatro veranos más tarde ya era campeón olímpico tras titularse en Beijing.
Tras la irrupción de Mijaín en Atenas, sus derrotas en escenarios de máximo nivel se pueden contar con los dedos de una mano. Solo tres fracasos internacionales ha vivido el gigante pinareño, con la particularidad de que sus verdugos después han sufrido bajo los cinco aros.
Khasan Baroev lo derrotó en el Mundial de Guangzhou 2006 y luego perdió la final olímpica de Beijing. Por su parte, el turco Riza Kayaalp lo venció en las citas globales de Estambul 2011 y Las Vegas 2015, pero no pudo repetir esas victorias en los Juegos de Londres 2012 y Rio de Janeiro 2016, donde el cubano lo superó sin permitirle un punto.
Tres venganzas perfectas de Mijaín López…
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Cuando se anunció el aplazamiento de los Juegos de Tokio por la pandemia del coronavirus, inevitablemente los cubanos pensaron en Mijaín López y en lo que representaría una temporada más de preparación para el luchador de 37 años, quien había planificado con mucho cuidado su última presentación bajo los cinco aros en la capital japonesa.
Pero ni el calendario ni la cancelación de los Juegos han variado los planes del gladiador, quien se levanta todos los días directo a la caminadora y al gimnasio que tiene habilitado en su casa, nuevo escenario de preparación en estos tiempos convulsos.
“Lo asumí tranquilo (la postergación de Tokio 2020), siempre soy positivo, solo queda prepararme mejor y esperar a que pase esta pandemia, porque la salud y la vida tienen prioridad”, dijo Mijaín en un reciente intercambio con Ricardo López Hevia.
Su mentalidad ganadora, sus deseos de cerrar con broche dorado una carrera espectacular y su amor por el deporte, le permiten mantenerse activo como si nada hubiera pasado. Al respecto, su entrenador Raúl Trujillo aseguró a OnCuba que el compromiso, la voluntad y responsabilidad de Mijaín son detalles claves en esta nueva etapa.
“Él tiene un plan de entrenamiento individual con suiza, ligas, pesas y la caminadora para mantener la forma física. No nos preocupa más nada, porque sus conocimientos de la técnica y la táctica son impecables por todos los años que lleva peleando”, explicó el preparador, quien considera que Mijaín se va a presentar en el 2021 de la misma manera que lo hubiera hecho ahora.
“Es un añito más”, enfatizó Trujillo, cuyos nuevos planes con el estandarte de la lucha cubana no se han definido por completo. “Todavía es temprano para hablar con detalles de lo que podremos hacer en el futuro. Todo el mundo está igual, detenido y con entrenamientos muy elementales, por lo que nosotros vamos a ir paso a paso, con paciencia.”
No obstante, si algo tiene claro Trujillo es que no debe variar la planificación de eventos de Mijaín, quien ha limitado notablemente sus torneos en los últimos cuatro años. “Él no necesita un alto volumen de presentaciones para alcanzar su forma óptima y su máximo nivel competitivo. Eso lo da la experiencia y el hecho de tener una gran rivalidad en los entrenamientos con Oscar Pino y Ángel Pacheco, dos medidores de calidad en nuestra selección.
“Pino es medallista mundial y un portento físico, mientras Pacheco, como tercera figura, ya ganó un Campeonato Panamericano hace dos meses. Esos detalles te dicen que Mijaín tiene resistencia de calibre en Cuba, lo cual le permite mantener un estatus competitivo alto, incluso si no se presenta en ningún torneo”, sentenció Trujillo.
La mayor preocupación del colectivo técnico es el peso de Mijaín, uno de sus más duros y permanentes rivales. Hasta ahora se había mantenido en el entorno de los 134 kilogramos, bajando a 131-132 en los entrenamientos, dinámica que debe sostener sin muchas alteraciones por otro año.
Sin dudas, este es un reto inmenso, pero el rey de Herradura sigue firme: “Estos Juegos Olímpicos no me los quita nadie.”
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El finlandés Adolf Lindors y el soviético Anatoli Roschtschin ganaron títulos olímpicos en la lucha grecorromana con más de 40 años. Ellos son los únicos que han logrado escalar a la cima con tan avanzada edad, de hecho, el próximo en la lista de los triunfadores más longevos del estilo clásico –el también soviético Johannes Kotkas– no llega a los 38 años.
Mijaín entrará a Tokio rozando los 39, aunque para su círculo cercano ese no parece ser un aspecto que limite las posibilidades triunfo. “Ahora mismo, él está cerca de cumplir 38 años, pero por los cuidados que hemos tenido y el nivel de preparación, su edad biológica ronda los 30-32 años”, reveló Raúl Trujillo a OnCuba.
“Así lo han determinado los estudios fisiológicos y test pedagógicos que le han realizado un grupo de profesionales de la salud, quienes monitorean constantemente todos sus indicadores. Ellos muchas veces se sorprenden por la gran forma que mantiene Mijaín a pesar del tiempo y el desgaste de tantos entrenamientos y competencias”, afirmó el preparador.
Ciertamente, que Mijaín López haya llegado al 2020 en tan excepcionales condiciones habla muy bien de la responsabilidad del atleta, de la planificación de los entrenadores, y de la inteligencia y profesionalidad de médicos, fisioterapeutas y psicólogos, quienes han sido parte fundamental del proceso de preparación.
“Detrás de todos los resultados y de su forma deportiva, hay un trabajo muy serio y una contribución diaria de la tríada médica, que está al tanto de la más mínima dolencia, de las vitales sesiones de estiramiento o de cualquier otra cuestión que le preocupe a Mijaín. Su carácter también ayuda mucho, porque siempre está abierto al intercambio con los demás”, relató Trujillo, quien rehúsa a robarse el protagonismo.
Pero más allá de su excepcional condición física y de salud, Mijaín está un paso por delante de sus rivales en cuanto a experiencia deportiva y confianza en sus posibilidades. Así lo consideran muchos especialistas de la Unión Mundial de Luchas, quienes ven al pinareño con las mayores opciones de triunfar en Tokio.
“Es un reto, no se puede ver de otra manera, ni confundirnos y pensar que esta es una batalla ganada por lo que dicen los demás. Al contrario, quizás sea la prueba más compleja de su carrera, pero confiamos en su experiencia, maestría, espíritu y motivación”, precisó Trujillo.
Además de un reto, Tokio también será una oportunidad para Mijaín, una que se ha ganado por su constancia. ¿Cuántos atletas han ganado oro en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos? Definitivamente, la lista no es muy larga.
Pero mucho más exclusivo es el grupo que ha logrado cuatro títulos olímpicos seguidos en una misma prueba individual. Adivinen…
Solo cinco atletas en más de 100 años de historia olímpica han conseguido tamaña gesta. El primero fue el danés Paul Elvstrom, quien reinó en la modalidad de firefly y finn (velas), de Londres 1948 a Roma 1960, y después lo emuló el norteño Al Oerter (atletismo-disco-de Melbourne 1956 a México 1968).
Más cercanos están los recuerdos de los dos íconos del deporte estadounidense: Carl Lewis (atletismo-salto largo-de Los Ángeles 1984 a Atlanta 1996) y Michael Phelps (natación-200 metros combinados-de Atenas 2004 a Río 2016). Por último, la luchadora japonesa Kaori Icho ganó en los 58-63 kilogramos desde Atenas 2004 hasta Rio 2016.
Mijaín López quiere ver su nombre al lado de estos inmortales. Ese es su único plan de cara a Tokio.