El video clip del tema “Ámame como soy yo”, dirigido por el realizador cubano Asiel Babastro, fue incluido en la lista de los 15 clips más interesantes del 2020 elaborada por la revista Rolling Stone Colombia.
La canción fue grabada por Orishas junto a la cantante española Beatriz Luengo y el violinista libanés Ara Malikian y el video lo estrenaron el pasado mes de mayo. Rolling Stone calificó a Babastro como “uno de los directores más importantes de videos musicales de Cuba” y ponderó su trabajo junto a artistas como Fito Páez, Omara Portuondo y Lila Downs.
”El autor se considera un autodidacta con sólido sustento semiótico”, sostiene la legendaria publicación. Remite a la descripción del video en YouTube, en la que se lo define como “una suerte de found footage, mezcla de fotografías, pastiches, imágenes documentales, películas que sedimentan y reconstruyen una parte de la historia de Cuba, demasiado polarizada, donde el creador tuvo a bien, reunir algunos fragmentos convirtiéndolo en una crónica a ratos poema, apuntes para la construcción del hombre insular y los condimentos que convierten a Orishas en el ajiaco que caracteriza al cubano, y por ende a su música”.
Asiel conversa con OnCuba a raíz del reconocimiento a su video, que lo coloca de golpe en la mira de la escena internacional de la música.
¿Cómo llegaste al mundo del clip cubano?
Una tarde conocí a Orlando Cruzata en mi pueblo, Morón (Ciego de Ávila). Una amiga propició el encuentro y él vio mis videos. Me dijo que era un buen trabajo, que merecía estar en Lucas y para mí se estaba abriendo el cielo. Antes estaba tomándomelo a juego; estar ahí me dio un tirón de orejas para tomármelo en serio. Mi vida ha sido un continuo trayecto: guitarra, artes plásticas, y cámara, luego poesía y trova. Hasta que me convencieron mis amigos que en lo único que era bueno era ahí, detrás del lente. Al principio no sabía cómo canalizar todo aquello, hasta que me encontré y estoy aún domesticándome. Pero el momento exacto fue cuando me lancé a hacer un documental y me dijeron que estaba todo mal. Eso a un virgo no se le dice.
¿Te fue difícil desarrollar tu obra como realizador en Cuba?
Yo creo que desarrollar la obra es difícil en todos los lugares. Tal vez en Cuba sea más fácil. Todo el mundo quiere éxito desde el primer día, pero eso cuesta, y casi nunca es la porción que pides. Un creador pertenece a su lugar y se hace allí. Mi obra, si no es en Cuba, no puede ser, aunque la haga en otra parte. He ganado premios y también los he perdido. En su momento, he sido crítico con los jurados de los concursos en los que he participado porque no eran todo lo lógicos y ajustados a los criterios estéticos que se esperaba de ellos, pero entiendo que los premios están hechos de complicidad y complacencia, y son más estratégicos que justos.
¿Consideras que existe un rasgo que defina al clip cubano internacionalmente?
Creo que no hay un rasgo que defina al clip cubano, salvo los esquemas de producción y la innovadora manera de asumir las ausencias de todo. A nivel de técnica estamos muy atrasados, pero en creatividad nos echamos un pulso con cualquiera. El fin justifica los medios. Cada vez, el nivel es más alto, teniendo en cuenta que es un género en constante evolución y nosotros estamos de espaldas a un mercado real y lejos de las exigencias de las transnacionales. El clip cubano es más ególatra y se permite el aliento de autor.
¿Recuerdas el momento más complejo de tu carrera?
El momento más complejo fue sentir que no podía hacer mucho. Estaba agobiándome la cotidianidad y el alquiler, loco por hacer cine…. Estamos aún muy lejos de poder plantearnos una película larga, la industria nacional hace años está agonizando. Cuando te parece que el país se te acaba y está el agua por todas partes y te viene a la mente Virgilio diciendo “tengo miedo”, y el malecón… Yo no soy de rutinas creativas, soy más de sensaciones, de la emoción, soy finalista. Hay una adrenalina en la velocidad, que disfruto mucho, pero para mí todo tiene color, sabor y olor. Trato de buscarle la personalidad a cada trabajo desde esas sensaciones, el arte es eso.
¿Cuál es tu máxima aspiración como realizador? ¿Cuáles son las trabas a las que se enfrenta un creador audiovisual en Cuba?
Mi máxima aspiración no la tengo clara. Pienso que el día que le ponga una meta, deja de ser una carrera, Epur si muove. Un realizador siempre enfrenta trabas. En una conferencia, Alejandro Gonzalez Iñárritu confesó que pasó mucho trabajo para conseguir el dinero de Birdman, siendo ya un cineasta consagrado en Hollywood. Así que, traduciéndolo a la realidad cubana y salvando las distancias y las esquinas, no puede ser mejor.
Aun así, creo que debe haber más facilidad para poder filmar en Cuba, abrirse más a producciones extranjeras, que además de ser muy beneficiosas, dejan un know how importante para nuestros especialistas. Otro capítulo es la odisea de importar equipos de filmación y la paranoia institucional con el cine independiente.
¿Cómo fue el proceso que te llevó a filmar Ojos de Mandela, con Alejandro Sanz y Beatriz Luengo?
Mientras finalizaba un video con Orishas, Ara Malikian y Beatriz Luengo, Bea me llamó para contar con mi visión para “Ojos de Mandela” y yo accedí encantado. Alejandro y Beatriz son artistas muy sólidos, con una carrera exitosa y una videográfica hecha por los grandes del cine y las artes visuales, por ejemplo, Eugenio Recuenco.
Trabajar con ellos es fácil para cualquier profesional. Cuando un artista sabe lo que quiere, todo es fácil. Ellos me dieron total libertad y Sony también. La verdad, fue un trabajo totalmente libre. Cuando terminé el video, se lo mandé primero a Beatriz y hubo un silencio medio largo. Alejandro estaba grabando La Voz España y no pude hablar con él. Al momento me llamó Beatriz llorando, que casi no se le entendía, y solo dijo, “tío me has matado”. Ya luego ellos han dejado la red inundada de cosa lindas sobre el clip y ha tenido una acogida tremenda.
Desde hace un tiempo radicas en Miami, ¿piensas establecerte definitivamente en esa ciudad?
A Miami me trajo un Fashion Show para lanzar mi colección de ropa con Yas González y terminé varado por la pandemia aquí. Luego me puse a filmar. A la revista Rolling Stone le pareció bien y terminó uno de esos trabajos siendo incluido en el top 15 de videos más interesantes de 2020. Eso ha sido significativo, de esos premios que sientes que no te los regalaron.
Fue una selección minuciosa, hecha por importantes cineastas y el equipo de Rolling Stone. Sin Miami eso no hubiera sido posible. Ha sido un escalón más alto en mi carrera y me ha servido como termómetro de estos años de trabajo en la Isla. No pienso establecerme definitivamente, pero voy a estar más presente que antes. Espero que el trabajo sea más. Alejandro Sanz sin duda es un medidor importante, me puso en el mapa. Ahora hay que seguir corriendo. Esto es una carrera.
Muchas felicidades!