Una foto de boda debe parecerse a los novios. Captar lo que sienten, la atmósfera del velo, la sensualidad, el hechizo del momento. La mirada única de la pareja durante el “sí, acepto”, debe quedar inmortalizada gracias a la magia de la fotografía.
En Cuba, después del triunfo de la Revolución las fotos de moda y publicidad fueron desapareciendo. Los grandes artistas del lente registraban el paisaje urbano y la épica revolucionaria. Mientras Korda vestía a su musa Norka de miliciana, emergían como fotógrafos jóvenes que se formaron en una estética ajena al glamour y a la sofisticación, cualidades consideradas entonces rezagos burgueses.
Las fotos de boda carecían de intención artística. Solo se testimoniaba la ceremonia: invitados, cake y copitas de sidra. En fecha reciente, con el advenimiento del trabajo por cuenta propia, algunos emprendedores han asumido la planificación de festividades y entre sus múltiples productos y servicios ofrecen fotos. Aire de fiesta y Devento son líderes de este mercado en Cuba. Varios fotógrafos han ido demostrando que pueden salirse de los clichés y lograr fotografías en las que combinan las demandas de los clientes con una facturación de calidad profesional.
La mentalidad ha comenzado a cambiar. Son muchas las personas que escogen la Isla como escenario para los más importantes eventos de sus vidas, tanto cubanos que viven dentro o fuera de Cuba, como extranjeros.
Desirée Barredo, tras el lente de Devento, defiende la fotografía natural, sin poses rebuscadas, donde los novios expresan sentimientos que se reflejan en las fotos. “La Habana es un escenario maravilloso. A medida que me adentro en sus calles no puedo parar de hacer fotografías. Las fachadas de los edificios, los autos antiguos en las calles o la arquitectura de los años 50, contrastan con la pareja de enamorados, en especial con el vestido de la novia”, dice la joven fotógrafa.
Aun no desciframos del todo el enigma. A pesar de que en Cuba se ofrecen precios competitivos, es impresionante ver cómo cada día son más las parejas que eligen la Isla como escenario para sus ceremonias nupciales, de renovación de votos y de recorridos fotográficos por las vetustas calles y el muro donde acaba todo y comienza el mar.
Atrae a muchos la creatividad e imaginación que han ido desarrollando los fotógrafos para escapar de los senderos trillados y desarrollar, desde la cubanía, una foto contemporánea y artística. “Lo cierto es que más allá de la playa y del sol, Cuba y su capital cautivan, enamoran e inspiran. Dejando atrás al descapotable clásico que no faltaba en ningún álbum tanto de cubanos como de foráneos, la fotografía de boda y parejas en Cuba ha mudado su piel al punto de emular con los estándares internacionales”, expresó a OnCuba Izuky Pérez, quien en los últimos tiempos se ha desarrollado como el fotógrafo de bodas cubano con mayor proyección internacional. En su laureado trabajo se evidencia la simbiosis entre modernidad y tradición que tanto solicitan las parejas extranjeras para sus bodas de destino, tanto en parajes turísticos como en otros menos convencionales.
En mi opinión, quien porte la cámara debe entender el amor de esa pareja para atraparlo desde una mirada cómplice, amén de captar los esenciales momentos del evento cual registro para la eternidad.