Habanastation, la ópera prima de Ian Padrón fue el largometraje seleccionado para representar a Cuba en el certamen de los Oscar en 2012. La película se exhibió en la Isla el verano pasado y a pocos días de su estreno se convirtió en el filme más taquillero del año. Indudablemente, Ian supo apoyarse muy bien en los recursos del cine de aventuras y enriquecerlo con un tono de comedia y algún que otro matiz melodramático. La cinta, protagonizada por dos niños actores de la compañía teatral La Colmenita, utiliza un leguaje sencillo, lineal y de una frescura seductora para contar una historia llena de moralejas y entretenidas peripecias.
Ambos personajes representan una Habana distinta. Carlos, hijo de un músico famoso y una madre sobreprotectora, y Mayito, huérfano de madre y con su padre preso por homicidio, consolidan una amistad que los lleva a transformar las visiones que han tenido del mundo hasta ese momento. Esa diversidad de realidades que coexisten y que la película hace coincidir, se convierten en una conmovedora historia que Ian logra gracias al excelente reparto y al tratamiento de los recursos cinematográficos que emplea.
El éxito del estreno de Habanastation en Cuba coincidió con su exhibición en el Festival de Cine de Traverse City, en Michigan. Podrías comentarnos cómo acogió el público norteamericano tu película.
El público que asistió a ese festival y luego a la exhibición en Miami fue muy receptivo con el filme y con las connotaciones culturales y sociales que este tiene. Se rieron, se emocionaron y lo premiaron. Fue algo inolvidable y creo que influyó en la decisión de que representara a Cuba en los Premios Oscar. Puede decirse que es una película querida por muchos cubanos, tanto los que viven en Cuba como los que viven fuera de la Isla.
Habanastation tardó 10 años para su estreno. ¿Cómo influyó esa década de espera en el resultado final de tu película?
Demoró 10 años desde que escribí el argumento hasta que se estrenó, pero creo que quedó mejor de lo que hubiera quedado en ese entonces. La Colmenita ha alcanzado una madurez como grupo teatral y yo tengo mucha más experiencia como realizador. Además, la entrada al staff del guionista Felipe Espinet marcó una gran diferencia.
En tu filmografía anterior has trabajado siempre el guión, incluso has dicho que lo que más disfrutas del cine es la historia que se cuenta…
Creo que una película es 50 por ciento guión. Yo empecé a estudiar cine porque quería ser guionista. Con Felipe Espinet hicimos un buen binomio y trabajamos duro con el texto hasta que estuvo cerca de lo que es hoy Habanastation. Tuvimos de consultantes a Fernando Pérez y a mi padre Juan Padrón y eso también fue muy provechoso para el filme.
Dirigir a los niños es siempre un reto, sin embargo dices que fue muy fácil para ti gracias a la labor que La Colmenita desarrolla con ellos. ¿Qué significado tiene para el cine la existencia de una compañía de actores como esa en Cuba?
Sin La Colmenita esta historia sería casi imposible de contar. Tin Cremata y su grupo han creado un espacio donde los realizadores pueden trabajar con niños y adolescentes que no tienen miedo a enfrentarse a un hecho artístico. Eso es algo que era impensable hace algunos años en Cuba. De ahí salieron Andy Fornaris y Ernesto Escalona, personajes protagónicos. También Claudia Alvariño interpretando a la maestra y haciendo su debut en pantalla grande con nuestro filme.
Como documentalista y realizador de videoclips tienes una carrera reconocida. ¿Cómo influyeron ambos géneros en tu ópera prima?
Somos un equipo de trabajo muy unido porque hemos hecho 20 videos juntos en los últimos años. Todos me conocen y saben por dónde voy. Dirigir Habanastation junto a ese equipo que hemos logrado consolidar fue de gran ayuda para mí.
¿Podrías citar a modo de anuncio los proyectos en los que trabajas actualmente?
Estoy terminando junto a mi padre Juan Padrón un videoclip animado para la cantante cubana Elaine de Valero y preparando otro para la cantante Cecilia Noel, quien es conocida en Cuba por los grandes conciertos que dio en la Isla en los años 90. También preparo un nuevo clip para Kola Loka y un concierto para Paulo FG por sus 20 años de vida artística.
Resulta casi imposible conversar con Ian Padrón y no preguntarle sobre cómo representa la cubanía en sus películas. No puedo desprenderme de la idea de que estoy entrevistando a uno de los testigos más cercanos del desarrollo de Elpidio Valdés, uno de los personajes que constituye hoy símbolo de lo cubano.
Nunca he pensado mucho en eso. No tengo la cultura ni la profundidad filosófica para atrapar de manera consciente lo que muchos llaman “la cubanía”. Creo que estoy atento a las señales de mi tiempo y mi país. Trato de cumplir con esa frase martiana que dice que “la patria es ara, no pedestal”