¿En qué consulta veterinaria no es usual que lleguen varios casos de gastroenteritis diariamente? Más si pensamos en nuestras condiciones en Cuba, donde la mayoría de los animales no tiene un esquema de vacunación adecuado.
Cuando tenemos pacientes con gastroenteritis agudas los diagnósticos y tratamientos suelen ser más sencillos. A veces los pacientes se mejoran o se curan cuando usamos tratamientos sintomáticos y al final ni siquiera detectamos el padecimiento. Pero la cuestión suele ser más complicada cuando se trata de casos crónicos.
La diarrea no es más que la disminución de la consistencia de la materia fecal. Casi siempre el propietario asume que su animal tiene diarrea cuando ve que hay una disminución de la consistencia de su materia fecal. Más bien cuando esa materia fecal es líquida. Pero si es más blanda, no. Por eso uno no debe preguntar si el animal tiene diarreas, sino preguntar si la materia fecal tiene la misma consistencia de siempre. Pero también debemos saber si defeca más veces por día o si esa materia fecal es voluminosa, pues se considera que hay diarrea no solo cuando hay disminución de la consistencia de la materia fecal, sino también cuando hay un incremento de la materia de defecación y un aumento del volumen. Por ejemplo, defecar más de 5 veces al día no suele ser normal.
La diarrea se puede considerar crónica cuando presenta más de 4 o 5 semanas de evolución. Es importante tener en cuenta que la diarrea no siempre es un signo de enfermedad del aparato digestivo. Hay muchas patologías sistémicas que pueden cursar con diarreas y no necesariamente es el aparato digestivo el que está enfermo de forma primaria, sino que está comprometido en forma secundaria. Es por eso que se debe llegar al diagnóstico definitivo descartando patologías. Hay que explicarle al dueño que se necesitan exámenes complementarios para descartar de forma ordenada patologías.
¿Qué puede causar una diarrea crónica en perros y gatos?
. Enteropatías que responden a cambio de la dieta
. Enteropatías que responden a antibióticos
. Enteropatías que responden a corticoides
. Neoplasias del aparato digestivo como linfomas o adenocarcinomas, etc.
. Otras causas como la insuficiencia pancrática exocrina o enfermedades sistémicas.
La mayoría de los autores concuerda que el 70% de los perros con diarreas crónicas las debe a una alergia o intolerancia alimentaria. Un 15% tiene diarrea que responden a antibióticos y menos de un 5% responden a tratamientos con esteroides.
El intestino no es un lugar estático. Además del propio individuo, la inmunidad, las enzimas, la absorción, etc., también están las bacterias. A veces muchos de nuestros pacientes van a necesitar cambio de dieta y quizá un antibiótico o un cambio de dieta y corticoides, pero la mayoría van a presentar diarreas por alergias o intolerancias alimentarias.
Si vamos a hablar de especies por separado debemos tener en cuenta que cuando nos llega a consulta un gato con diarreas crónicas hay enfermedades virales que le pueden provocar una inmunosupresión, que muchas veces cursan con diarrea, sobre todo en estadios terminales. Por supuesto que estamos hablando de VIF. También en los gatos son más frecuentes las patologías en las vías biliares en comparación con los perros.
En los perros la causa más frecuente es la alergia alimentaria, la insuficiencia pancreática exocrina es más frecuente en perros que en gatos porque en estos últimos es muy rara.
Referente al sexo y la edad debemos señalar que las perras Doberman hembras y de mediana edad son más propensas a padecer hepatitis crónica, que dentro de sus signos clínicos tiene a la diarrea. EL Soft coated Wheaten Terrier hembra y de mediana edad puede padecer de una Enteropatía perdedora de proteínas que cursa con diarreas y las razas pastoras jóvenes son más predispuestas a padecer Insuficiencia Pancreática Exocrina, y la causa es la atrofia juvenil pancreática. Es por ello que la especie, la raza y la edad nos pueden ayudar a diferenciar la patología.
Cuando vamos a hacer la anamnesis del animal es importante preguntar si está desparasitado correctamente. Puede parecer una obviedad pero si estamos investigando a un individuo con una diarrea crónica tenemos que estar completamente seguros que en ese aparato digestivo no hay parásitos. Quizá no tengamos a la mano medios para hacer exámenes coprológicos pero sí debemos indicar una correcta desparasitación. Por eso no debemos preguntar si el animal está desparasitado sino cómo, cuándo y con qué fue desparasitado. Quizá estemos frente a un animal de 4 o 5 años de vida que lo desparasitaron hasta un año de vida y nunca más fue desparasitado. O quizá no lo hicieron con un antiparasitario de amplio espectro.
Es indispensable saber el hábitat del animal porque nos va a dar idea de a qué está expuesto. Saber si come comida casera o balanceada o ambas cosas. Si tienen patologías preexistentes debemos saber si están medicados, porque hay medicamentos que pueden provocar cierto grado de diarreas. Por supuesto, saber hace cuánto tiempo tienen las diarreas, porque a medida que la patología se hace más crónica, obviamente se hace más sintomática. Importante considerar otros signos clínicos y hacer la inspección. Hacer el examen clínico general y particular del individuo es de suma importancia.
Los otros signos clínicos de importancia a preguntar son si tiene apetito, si comen mucho, poco o nada. Si hay vómitos. Considerar el estatus corporal del animal. Preguntar si perdió peso o no o si aumentó. Si tiene polidipsia o poliuria o si hay cambios en el comportamiento. Es decir, hacer la mayor cantidad posible de preguntas que nos puedan orientar en nuestro diagnóstico.
Puede ser que lleguen pacientes con un estado general bueno y con una condición corporal buena y tener diarreas crónicas pero también pueden llegar pacientes con una condición corporal desfavorable. En los pacientes con buen estado corporal tendremos más tiempo de hacer un diagnóstico, se puede hacer una investigación más exhaustiva pero en los que tienen un mal estado corporal no voy a tener mucho tempo para hacerlo porque definitivamente llevan meses con ese cuadro patológico. Por eso ese diagnóstico que a veces uno hace por etapas lo tiene que hacer un poco más rápido en esos casos, porque puedes quedarte sin paciente.
¿La diarrea es del Intestino Delgado o Intestino Grueso?
La ubicación anatómica de la diarrea crónica es algo que nos puede servir mucho. Es decir, si es una diarrea del Intestino Delgado, del Intestino Grueso o está comprometiendo ambas partes. A veces se puede hacer esta diferenciación, otras veces no.
En la diarrea del ID la urgencia defecatoria es rara, hay disminución de peso porque ahí es donde se absorben los nutrientes. Si hay sangre aparece como melena, es una materia fecal de color alquitrán, de color negro. No hay moco, generalmente es una materia fecal voluminosa y no hay tenesmo.
En las diarreas del IG generalmente hay urgencia defecatoria. Puede haber disminución de peso pero es rara o leve. Si hay sangre es de color freso. Generalmente hay moco. El volumen es variable y puede haber tenesmo. Pero al dato que uno le tiene que prestar más atención es a la disminución de peso.
¿Cómo manejar entonces un paciente con diarrea crónica?
Lo primero es desparasitarlos, excepto que tenga una desparasitación actualizada y correcta. Pero siempre desparasitarlos. Es necesario también pedir una albúmina para saber si estoy frente a una Enteropatía perdedora de proteínas o no. La EPP es un término muy amplio y hay que recordar que dentro de este término hay muchas enfermedades ya sean parasitarias, infiltrativas, puede ser una enfermedad intestinal inflamatoria grave, cuerpos extraños, etc. Pero el saber que estamos frente a una EPP hace que se actúe con mayor rapidez, porque saber que la albúmina está baja no solo te está diciendo que el paciente no está absorbiendo bien los nutrientes sino que está perdiendo las proteínas propias, las proteínas estructurales. Es por ello que el pronóstico tiene que ser de reservado a grave.
La otra posibilidad es que no tenga una EPP y puede ser que tenga una mala digestión. En el caso del perro se trata de la IPE, donde la causa más frecuente es la atrofia juvenil pancreática y la otra causa más frecuente en perros adultos es la pancreatitis aguda y se hace el tratamiento.
Por otro lado, si no es una mala digestión obviamente es una mala absorción. Dentro de esto tenemos las diarreas que responden a cambio de dietas, diarreas que responden a antibióticos o procesos infiltrativos.
En el gato es similar al perro pero cuando uno ve descenso de albúminas en el gato es altamente probable que tenga un linfoma digestivo. Por eso siempre la idea es hacer biopsia.
La mala digestión y la IPE existen en el gato, pero mucho más raras. Con respecto a las causas de mala absorción son las mismas y dentro de los procesos inflamatorios tanto para perros que para gatos tenemos la enfermedad inflamatoria o los procesos tumorales del aparato digestivo, sobre todo los linfomas.
Para concluir recordemos que la diarrea es un signo clínico que se presenta no solo en patologías digestivas. Siempre hay que tratar de llegar al diagnóstico definitivo donde hay que hacer la exclusión de enfermedades o patologías teniendo en cuenta la clínica con los métodos complementarios correspondientes y no perder de vista lo importante. Incluso pedir ayuda si es necesaria. Recordar que no son diagnósticos definitivos y por tanto no hay posibilidad de un tratamiento efectivo. Por eso es importante la exclusión de enfermedades y llegar a una biopsia del aparato digestivo. Ya sea endoscópica o quirúrgica.
A veces se le suministra al animal un paquete de corticoides y antibióticos, se le ha cambiado la dieta y el animal sigue con diarreas y es por ello que son pacientes que no tienen un diagnóstico de certeza.