Una edición limitada de vinos en homenaje al dictador Augusto Pinochet (1915–2006) y a los 50 años del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, ha provocado indignación en sectores de la sociedad chilena y organismos de los Derechos Humanos.
Las botellas llevan impresas el Ángel de la Libertad, símbolo de la dictadura militar, y los escudos del Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Carabineros. Se trata de un encargo que realizaron admiradores del tristemente célebre militar, según reportes de varios medios de ese país.
La “iniciativa” ha provocado indignación y rechazo entre la ciudadanía y dirigentes políticos de la nación. El diputado Tomás Hirsch pidió a la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados que se hagan públicas las medidas que se adoptarán ante lo ocurrido.
Por su parte, la diputada Lorena Fríes afirmó que esto “es una falta de respeto, una falta de consideración con lo que hemos vivido hace muchos años atrás, pero también con lo que viven las víctimas y sus familiares cada vez que se hacen este tipo de actos”, sentenció.
Esta no es la primera vez que se fabrica un vino con alegorías a Pinochet. En 1996, el empresario Eduardo Arévalo inscribió las marcas “Don Augusto” y “Capitán General” e incluso le ganó una disputa legal a Augusto Pinochet Hiriart, hijo del dictador, cuando el empresario intentó patentar la marca Augusto Pinochet para exportar vinos a Estados Unidos.
Hoy todavía es posible encontrar entre algunos coleccionistas chilenos las botellas de “Capitán General”.
El venidero 11 de septiembre se conmemorarán 50 años del golpe de Estado al presidente Salvador Allende. A partir de ese momento, Augusto Pinochet estableció una dictadura militar que se extendió hasta 1990. Restringió los derechos civiles y políticos, instauró el estado de sitio y el toque de queda, la ilegalidad de algunos partidos políticos y el receso de otros, la censura a los medios de comunicación y ordenó la detención de dirigentes políticos opositores. Durante gran parte de su régimen, se practicaron detenciones arbitrarias, torturas y exilio, situaciones que se han reconocido como violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos.
Después de entregar el poder se mantuvo como Comandante en Jefe del Ejército hasta 1998 y siguió en la vida política como Senador vitalicio hasta julio de 2002.