El próximo mes el presidente Biden terminará de regresar a las tropas estadounidenses de Afganistán, quedarán unos 200 efectivos para cuidar las instalaciones diplomáticas y entrenar algunas fuerzas locales especializadas. Después le toca a Iraq, que no tiene aún un cronograma de retirada, pero que se calcula para septiembre y octubre.
Aunque Estados Unidos no prevé con esto el final del desplazamiento de tropas al exterior, tales movimientos auguran una cambio en su doctrina militar, que ahora gira alrededor de una amenaza cibernética.
El pasado martes fue un día importante en este cambio. El mandatario advirtió en un discurso que si Estados Unidos termina en una “guerra real de disparos” con una “gran potencia”, podría ser el resultado de un ciberataque significativo en el país, destacando lo que Washington ve como amenazas crecientes planteadas por Rusia y China. El tema fue desarrollado en un memorando interno de la administración.
La ciberseguridad se ha elevado a la cima de la agenda de la administración Biden después de que una serie de ataques de alto perfil contra entidades como la empresa de gestión de redes SolarWinds, la empresa propietaria del oleoducto Colonial Pipeline, la compañía de procesamiento de carne JBS y la empresa de software Kaseya.
Algunos ataques afectaron gravemente el suministro de combustible y alimentos en varias regiones de Estados Unidos. La decisión se produce en un momento que el Congreso discute un presupuesto de entre 1 000 millones y 3 500 millones para modernizar la infraestructura nacional.
“Creo que es más que probable que terminemos, si terminamos en una guerra, una verdadera guerra de disparos con una potencia importante, será como consecuencia de una infracción cibernética de grandes consecuencias y está aumentando exponencialmente las capacidades “, dijo Biden durante un discurso de media hora mientras visitaba la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI).
Durante la cumbre del 16 de junio en Ginebra entre Biden y el presidente ruso Vladimir Putin, Biden compartió una lista de infraestructuras críticas que Estados Unidos considera fuera del alcance de otros países.
Desde entonces, miembros de alto rango del equipo de seguridad nacional de la administración Biden han estado en contacto con sus homólogos del Kremlin por ataques cibernéticos a Estados Unidos, dijo la Casa Blanca.
Biden también destacó las amenazas planteadas por China, refiriéndose al presidente Xi Jinping como “mortalmente serio en convertirse en la fuerza militar más poderosa del mundo, así como en la economía más grande y prominente del mundo a mediados de la década de los 40, 2040”.
Durante su discurso ante unos 120 empleados de ODNI y altos funcionarios, Biden también agradeció a los miembros de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, enfatizó su confianza en el trabajo que hacen y dijo que no ejercerá presión política sobre ellos. La ODNI supervisa 17 organizaciones de inteligencia estadounidenses.
“Nunca politizaré el trabajo que hacen. Les doy mi palabra”, dijo. “Es demasiado importante para nuestro país”, dijo.
Los comentarios de Biden constituyen una clara desviación de la postura de su predecesor Donald Trump, quien tenía malas relaciones con las agencias de inteligencia sobre temas como que Rusia había interferido para ayudar a Trump a ganar las elecciones de 2016 y su papel al revelar que el exmandatario presionó a Ucrania para investigar a Biden.