La vacunación contra la COVID-19 en los estadounidenses menores de 30 años se ha acelerado en los últimos días, pero no al nivel que se propuso el presidente Joe Biden. Por ello será difícil de cumplir el plan previsto de adultos vacunados antes del 4 de julio, informó la Casa Blanca esta semana.
Se espera que el gobierno brinde más datos este martes —aunque no lo había hecho al cierre de esta nota— que muestren si los mayores de 27 años vacunados con al menos una dosis podrían llegar al 70% planificado antes de la fecha propuesta. No está claro si los miles de extranjeros que en los últimos meses han viajado a territorio estadounidense para vacunarse están incluidos en esas cifras. Principalmente en las de Florida, donde la vacunación es prácticamente libre.
Según un funcionario de la Casa Blanca, el gobierno ha concentrado sus esfuerzos en vacunar a los estadounidenses entre los 18 y los 26 años, quienes han mostrado tener menos probabilidades de recibir una vacuna cuando esté disponible para ellos.
El coordinador de respuesta a la COVID-19 de la Casa Blanca, Jeff Zients, confirmó que el país no cumpliría con los dos objetivos del presidente de tener al 70% de los estadounidenses de 27 años o más con al menos una dosis puesta y 160 millones de estadounidenses completamente vacunados para el 4 de julio.
Zients dijo durante una sesión informativa que las metas propuestas tomarían “algunas semanas más”. Señaló que más de 150 millones de adultos, el 45.2% de la población, están completamente vacunados y que Estados Unidos se encuentra a punto de llegar 160 millones de adultos “a más tardar a mediados de julio”.
Aún así, la Casa Blanca también enfatizó que cumplir con el objetivo de vacunación de Biden es menos importante que el ritmo de la reapertura de la nación, que ha superado incluso sus propias proyecciones internas, gracias a que la abrumadora mayoría de las personas más vulnerables de la nación ya están completamente vacunadas y las cifras de mortalidad han disminuido sustancialmente.
Vacunación contra la COVID-19 ayuda a proteger a los no vacunados
Enviar contagiados a Guantánamo
Por otro lado, un libro de dos periodistas del diario Washington Post, lanzado este martes, afirma que el expresidente Donald Trump propuso enviar a los estadounidenses que regresaron de Asia contagiados con la COVID-19 a la Base Naval de Guantánamo, en Cuba.
Los autores, Yasmeen Abutaleb y Damian Paletta, narraron que Trump sugirió la idea dos veces en febrero del año pasado, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) aún no había declarado oficialmente la pandemia y los casos conocidos del coronavirus SARS -CoV-2 estaban concentrados en el continente asiático.
“¿No somos dueños de una isla? ¿Por qué no Guantánamo? Importamos mercancías, no vamos a importar un virus”, dijo el expresidente durante una reunión en la sala de crisis de la Casa Blanca, con asesores y funcionarios superiores de la administración.
Los dos periodistas recrearon la situación a partir de entrevistas con más de 180 personas, algunas de ellas funcionarios del gobierno de Estados Unidos y de Salud.
Según el libro, los presentes en la sala reaccionaron con asombro a la idea de Trump, “preocupados por el efecto que tendría en poner en cuarentena a los turistas estadounidenses en la misma base caribeña donde el país retiene a los sospechosos de terrorismo”.
El libro, titulado Escenario de pesadilla: dentro de la respuesta de la administración Trump a una pandemia que cambió la historia, ejemplificó con este episodio lo que dio en llamar procesos de toma de decisiones “caóticos y a menudo toscos” llenos de “luchas de poder”.
La Base Naval de Guantánamo se encuentra en el sureste de Cuba, cuyo gobierno rechaza la ocupación estadounidense desde 1959, tras la revolución encabezada por Fidel Castro.
El Washington Post fue uno de los principales periódicos estadounidenses que más criticó a Trump durante su mandato y especialmente por su manejor de la pandemia.
Actualmente, la base alberga sólo a 40 de los casi 800 prisioneros de la guerra contra el terrorismo, a los que ha recibido desde la apertura de una cárcel en 2002, decidida por el expresidente George W. Bush, en respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.