Con una deuda interna autorizada legislativamente por un techo de 31.400 millones de dólares, el Departamento del Tesoro lucha a brazo partido para lograr su elevación, ya que este viernes se encuentra un poco más arriba de los 31.000 millones. Esto significa que en cuestión de días el gobierno pudiera paralizar sus actividades.
En una carta dirigida al presidente republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, la secretaria del Tesoro Janet Yellen llamó “respetuosamente” al Congreso a actuar rápidamente para “proteger la garantía plena de Estados Unidos” aumentando el techo de la deuda.
Esas “medidas extraordinarias” pueden ayudar a reducir la cantidad de deuda pendiente sujeta al techo límite de los 31.400 millones de dólares, pero el Tesoro advirtió que estas herramientas solo ayudarían durante un tiempo limitado, probablemente no más de seis meses.
“Insto respetuosamente al Congreso a actuar rápidamente para proteger la garantía plena de Estados Unidos”, dijo la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, en una carta dirigida al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy.
Yellen dijo la semana pasada que “el incumplimiento de las obligaciones del gobierno causaría un daño irreparable a la economía estadounidense, a los medios de subsistencia de todos los estadounidenses y a la estabilidad financiera mundial”.
Un default dañaría la credibilidad de Estados Unidos, algo que nunca debería ocurrir, advirtió el presidente ejecutivo del JPMorgan Chase, uno de los principales bancos del país.
“Nunca debemos cuestionar la solvencia del gobierno de Estados Unidos”, afirmó Jamie Dimon en una entrevista con la cadena CNBC. “Eso es sacrosanto. Nunca debería suceder”.
Pero ahora se ha instalado un diferendo entre McCarthy y la Casa Blanca. Los republicanos buscan grandes recortes en el gasto público que ha sido el mayor de una administración en la historia del país.
Los conservadores argumentan que se necesitan recortes radicales para reducir el endeudamiento, que el Congreso generalmente ha acordado aumentar cada año, elevando el llamado techo de deuda.
Sin embargo la Casa Blanca ha dicho que esos recortes afectarían importantes programas de gasto militar y de seguridad social o supondrían nuevos impuestos.
La Casa Blanca también prometió que Biden no negociaría con los republicanos de línea dura, dada su oposición “arriesgada y peligrosa” a aumentar el tope de la deuda, algo que ha sucedido regularmente en las últimas décadas. Pero McCarthy tiene un dilema: necesita de todas formas llegar a un acuerdo con Biden y, como dijo The Hill, tiene que “pensar con originalidad” para lograr algo.
Así las cosas, se ha visto en la necesidad de presionar a los demócratas a que se sienten a conversar, aunque los republicanos duros se opongan.
“¿Defensa necesita más de 800.000 millones, hay áreas en las que creo que podrían ser más eficientes? Sí. Elimine todo el dinero gastado en cuestiones sociales. Elimine todo el dinero que están gastando en encontrar diferentes combustibles y están preocupados por el medio ambiente por el que deben pasar”, dijo McCarthy.
Si bien es probable que ese pensamiento tenga una recepción fría en el Senado liderado por los demócratas, surge en un momento en que el líder republicano intenta equilibrar las demandas potencialmente contradictorias mientras navega por una estrecha mayoría republicana en la Cámara.
“Hay evidencias de que sabe cómo negociar”, dijo el estratega republicano Rob Stutzman sobre McCarthy. Pero, agregó, “su problema ha sido que ha tenido que negociar con demasiada gente solo por las circunstancias”.