Un improvisado homenaje a los soldados hispanos que pelearon con la Unión en la Guerra Civil es un típico ejemplo de lo que ocurre con los lugares alusivos a la historia de los hispanos en Estados Unidos: es un sitio descuidado, que pocos saben existe.
En todo el país abundan los sitios asociados con momentos importantes en la lucha por los derechos civiles de los hispanos que están olvidados, en mal estado y podrían desaparecer en cualquier momento sin que nadie se dé cuenta. Estudiosos y activistas dicen que la resistencia a preservar estos sitios y a reconocer su importancia, combinada con desastres naturales, hace que resulte difícil que sean más populares entre el público, lo que a su vez afecta la imagen que los estadounidenses tienen de los hispanos.
El sitio donde nació el líder sindical campesino César Chávez está abandonado en Yuma, Arizona. La oficina de Héctor P. García, donde tomó forma el movimiento por los derechos civiles de los mexicano-estadounidenses en Corpus Christie, Texas, ya no existe. Y no hay cartel alguno en el lugar donde el educador George I. Sánchez reflejó la pobreza de Nuevo México en su libro Forgotten People (Pueblo Olvidado) en 1940.
“La gente necesita ver la historia, tocarla, sentirla, necesita experimentarla”, comentó Maggie Rivas-Rodríguez, profesora de periodismo en la Universidad de Texas, que trata de preservar los sitios históricos hispanos. “Cuando se preserva algo, es un recordatorio diario de nuestra historia”.
Muchos estados tienen sitios dedicados a la historia de los hispanos, pero generalmente giran en torno a la era de la exploración española, los tiempos de la colonia y la conquista del oeste del país, según historiadores y activistas. Esos son sitios “seguros” porque no aluden al racismo y la segregación que los hispanos tuvieron que combatir, de acuerdo con Luis Sandoval, consultor de Yuma que hace campaña para que se honre el legado de Chávez.
A medida que aumenta la población hispana, organizaciones turísticas y el Servicio de Parques Nacionales empiezan a prestarles más atención a estos sitios.
El Fondo de la Herencia Latinoamericana de la Fundación Nacional de Parques lanzó en el 2012 una campaña para mejorar la representación de los hispanos en los parques nacionales. El Servicio de Parques Nacionales también formó un “Panel de Académicos y Expertos en América Latina” integrado por figuras como Rivas-Rodríguez y el profesor de historia de la Universidad de Yale Stephen J. Pitti.
Antes de abandonar la Secretaría del Interior, Sally Jewell anunció el reconocimiento de cuatro monumentos nacionales hispanos, incluido el Chicano Park, que tiene una colección de murales bajo una carretera de San Diego en un sitio donde se reunían activistas del Movimiento Chicano de la década de 1970.
Pero el activista Ralph Arellanes, de Albuquerque, Nuevo México, dice que hay mucho que hacer para preservar los monumentos hispanos.
Un “memorial” en homenaje a los soldados hispanos de la Unión que pelearon en la Batalla de Glorieta Pass, en el norte de Nuevo México, es un buen ejemplo. Se encuentra a un lado de la ruta interestatal 25, 32 kilómetros (20 millas) al sudeste de Santa Fe, y fue construido por un ex procurador de distrito, Alfonso Sánchez. Tiene santos de madera y carteles rudimentarios que explican lo que muchos describen como “el Gettysburg del Oeste”.
“Me alegro de haya algo allí. Pero parece un puesto de tacos, sin tacos”, se quejó Arellanes, cuyos tatarabuelos sirvieron como guías de los soldados de la Unión.
El sitio marca el lugar donde los soldados de la Unión rechazaron al Ejército de la Confederación, poniendo fin a la batalla por el control del Oeste durante la Guerra Civil. Los soldados hispanos desempeñaron un papel clave en esos combates.
Arellanes quiere que la legislatura asigne unos 5 millones de dólares para renovar el sitio. Funcionarios del Parque Histórico Nacional Pecos ofrecen visitas guiadas al campo de batalla, pero a menudo hay que reservar cupo con semanas de anticipación.
Arellanes considera asimismo que Nuevo México debería preservar el sitio donde nació la cofundadora de United Farm Workers (el sindicato Trabajadores del Campo Unidos) Dolores Huerta, quien nació en la ciudad minera de Dawson, al norte del estado. El lugar es hoy un pueblo fantasma cercado, al que no tiene acceso el público.
Además de dinero, los activistas tienen a veces que lidiar con comisiones históricas locales que deciden qué sitios son considerados monumentos históricos, según John Morán González, director del Centro para Estudios Mexicano-Estadounidenses de la Universidad de Texas. Es por ello que los activistas tuvieron que batallar en los últimos meses para construir un monumento en homenaje a la Masacre del Porvenir, de 1918, en la que 15 mexicano-estadounidenses desarmados fueron abatidos por rangers en la frontera.
“Muchas de estas comisiones históricas están integradas exclusivamente por blancos, algunos de ellos de edad avanzada”, manifestó González. “Recordar estos momentos importantes no es fácil para ellos”.
De todos modos, algunos activistas perciben progresos.
En Austin, Texas, un grupo de voluntarios ofrece visitas guiadas al Sendero Tejano de Austin, que recorre iglesias, viviendas importantes y plazas asociadas con la historia mexicano-estadounidense.
Este año, un edificio de Houston donde líderes mexicano-estadounidenses planificaron una histórica visita del presidente John Kennedy la noche previa a su asesinato ha sido designado Tesoro Nacional por el Fondo Nacional para la Preservación Histórica, luego de años de presiones. Y la sede histórica de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos Council 60 recibió parte de un subsidio de 450.000 dólares para arreglar los daños causados por el huracán Harvey el año pasado.
Sandoval dijo que estos son pasos alentadores mientras activistas tratan de conseguir que se le dé categoría de monumento nacional al sitio donde nació Chávez en Yuma, en la frontera con México. Indicó que poderosos intereses agrícolas se resisten a homenajear a un líder sindical del campo.
“Pero la población hispana está creciendo allí”, señaló Sandoval. “Pronto van a tener una voz muy poderosa también ellos”.