El ministro del interior de extrema derecha de Italia, Matteo Salvini, se vio obligado a abandonar su apoyo a una polémica política en una ciudad del norte italiana que promueve que los hijos de inmigrantes paguen más por los almuerzos escolares que sus compañeros de nacionalidad italiana.
Una resolución aprobada por Sara Casanova, alcaldesa de la Ciudad de Lodi, en Lombardía, , y perteneciente a partido de la Liga de Salvini, fue la autora de la medida. ¿Cómo lo hizo? Los padres de cada niño debían declarar sus bienes, en Italia o en sus países de origen, a fin de calificar el costo estándar de las comidas de cada niño o niña. La consigna era particularmente difícil, si no imposible, para muchas de las familias que arribaron de países africanos.
El hecho de no proporcionar los detalles de los activos era tomado como una evasión, significaba que tenían que pagar una tasa de 5 € por niño: un dinero que varias familias no tienen. También intimaba a las familias que no declaren activos a pagar 210 € por niño cada trimestre por el autobús escolar.
Durante dos semanas más de 300 niños y niñas fueron excluidos de los comedores escolares de toda la ciudad. Activistas y políticos de izquierda atacaron la resolución. Una senadora del Partido Demócrata, de centro-izquierda, Simona Malpezzi, dijo que así comenzó el “apartheid” sudafricano.
La comisionada de los niños de Italia, Filomena Albano, instó al consejo de la ciudad a repensar la política y le dijo al diario La Repubblica: “Es impensable obligar a los niños pequeños a comer solos, separados de sus compañeros de clase, porque sus padres no pueden pagar”.
El grupo de ayuda Coordinación de Igualdad de Derechos lanzó una campaña de financiación colectiva que recaudó 60.000 € para garantizar almuerzos escolares y viajes en autobús para los niños afectados por la resolución.
En medio de la protesta, Salvini renunció a su apoyo a la medida, y escribió en Facebook que “una autocertificación de los activos” sería suficiente para garantizar comidas escolares para los hijos extranjeros. También había sido presionado por su socio de la coalición gubernamental, Luigi Di Maio, líder del populista Five Star Movement, quien elogió la generosidad de los italianos y dijo que “ningún niño debe ser perjudicado”.
A pesar de las presiones del gobierno y de los manifestantes, Casanova ha insistido en que no volverá sobre su decisión. Aunque es probable que ella acepte la autocertificación, la resolución no será desestimada, dijo a los periodistas.
El ex primer ministro Matteo Renzi describió la resolución como una “desgracia nacional”. “Ver a niños discriminados en el comedor escolar por razones económicas lastima el corazón”, escribió en Twitter. También posteó: “La política basada en el odio y el miedo genera monstruos”.