Con sus tractores, miles de agricultores entraron el martes a las calles de Berlín para estacionarse en la emblemática Puerta de Brandemburgo de la capital alemana en protesta contra medidas del gobierno.
Unos 10.000 agricultores con 5.000 tractores y otros vehículos pesados entraron a la ciudad, 1.800 de los cuales arribaron antes del amanecer.
El consejo de ministros de la canciller Angela Merkel aprobó en septiembre una serie de proyectos, con mayores restricciones en el uso de pesticidas y herbicidas para proteger a los insectos, y en los fertilizantes para proteger el agua subterránea.
Los agricultores sostienen que las restricciones ambientales previstas son excesivas y que no les permitirán competir contra las importaciones.
“Hay 7.500 millones de personas; 200 millones pueden alimentarse como cazadores y recolectores. El resto necesita agricultores”, decía un cartel. Otros, más sencillos, sostenían: “No hay agricultores, no hay comida” y “nosotros te damos de comer”.
Los tractores se concentraron en el corazón de la capital y con sus lentas caravanas bloquearon zonas amplias, con la idea de provocar trastornos en la hora pico.
La ministra de Ambiente, Svenja Schulze, dijo que el gobierno está dispuesto a hablar con los agricultores, pero insistió que también ellos tienen que proteger el ambiente.
“Los agricultores tienen que ser parte de la solución”, dijo a la prensa en Berlín tras mencionar los niveles excesivos de fertilizante en el agua potable y la caída drástica en el número de insectos.
Los dirigentes de los agricultores dicen que el gobierno debe colaborar con ellos y con los conservacionistas para proteger el ambiente y a la vez la competitividad del sector.
El grupo ambientalista Greenpeace criticó a las dos partes. Dijo que la ministra de Agricultura, Julia Kloeckner, intentaba trasladar el problema a los consumidores al decir que tendrán que acostumbrarse a pagar más por la comida, mientras que los agricultores deben ayudar a combatir el cambio climático y la extinción de especies.
“Los agricultores necesitan normas claras y confiables y recomendaciones específicas”, dijo la experta en agricultura de Greenpeace, Stephanie Toewe. “Con ello podrán funcionar de manera tal que el agua, los animales y el clima estén protegidos”.