Hasta hace poco menos de un mes, Serguéi Skripal era un desconocido para la mayor parte del mundo. Apodado “el espía del bolso Louis Vuitton”, este ex-coronel del ejército ruso y ex-agente de los servicios secretos británicos, vivía retirado en Salisbury, Gran Bretaña, desapercibido hasta para sus vecinos.
Pero el domingo 4 de marzo, Skripal –de 66 años– y su hija Yulia –de 33–, fueron encontrados inconscientes en un banco de un centro comercial de la localidad inglesa. Una llamada advirtió a la policía sobre las dos personas, que parecían desmayadas o borrachas. Pero no lo estaban.
El ex-agente y su hija –quien había llegado poco antes de Rusia– terminaron ingresados en terapia intensiva, donde permanecen en estado crítico.
La investigación de la policía británica concluyó que habían sido envenados intencionalmente con un agente químico, y tras varios días de pesquisas se identificó la sustancia responsable: Novichok, un gas sumamente tóxico desarrollado como arma por la antigua Unión Soviética.
De acuerdo con los expertos, Novichok fue diseñado para producir daños irreparables en el cuerpo humano y no tiene cura. Entre sus síntomas visibles se hallan dolores de cabeza, dificultades para organizar las ideas, problemas de coordinación e imposibilidad de respirar.
Otras personas también fueron vistas por los médicos ante la posibilidad de una exposición masiva y un oficial de la policía, el sargento detective Nick Bailey, fue hospitalizado en estado grave.
El hecho ha generado una crisis diplomática entre Rusia y el Reino Unido, que alcanza ya dimensiones globales y amenaza con nuevos episodios al más puro estilo de la Guerra Fría.
Las autoridades británicas acusan por lo sucedido al Kremlin y expulsaron a una veintena de diplomáticos rusos de su territorio. Rusia, por su parte, niega cualquier responsabilidad en el envenenamiento y respondió al Reino Unido con una medida similar.
Al coro se sumaron este lunes Estados Unidos, Canadá y varias naciones europeas, las que expulsaron una alta cifra de funcionarios rusos en represalia contra Moscú. Washington en particular expulsó a 60 diplomáticos y ordenó el cierre del consulado ruso en Seattle.
Países que han anunciado la expulsión de diplomáticos rusos por el caso Skripal https://t.co/QetDTrx9jS pic.twitter.com/HMQ5P5CcEN
— RT Última Hora (@RTultimahora) 26 de marzo de 2018
¿Quién es Skripal?
Serguéi Viktorovich Skripal nació en 1951 y estudió en la Academia de Ingeniería Militar de Moscú. Luego de integrar las Tropas Aerotransportadas Soviéticas fue transferido a la inteligencia militar en la que se mantuvo hasta 1999. Después trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Pero ya para entonces había sido reclutado por el Servicio de Inteligencia Secreta británico (MI6).
En diciembre de 2004, Skripal fue arrestado por espiar para el Reino Unido y dos años después sentenciado a 13 años de prisión tras ser declarado culpable de “alta traición en forma de espionaje” en un juicio celebrado en Moscú a puerta cerrada.
El doble agente admitió haber vendido los nombres, direcciones y nombres en clave de “varias docenas” de agentes rusos durante una década. Los fiscales rusos dijeron que había trasmitido secretos de Estado y que colaboraba desde la década del 90 con el MI6, que por las informaciones que brindaba le habría pagado altas sumas en efectivo y también a través de una cuenta bancaria española.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo en cárceles rusas. En julio de 2010, fue indultado por el entonces presidente Dmitry Medvedev, como parte de un intercambio de espías en el aeropuerto de Viena: Skripal fue uno de los cuatro prisioneros liberados por Moscú a cambio de 10 agentes rusos arrestados en los Estados Unidos.
Entonces Skripal pasó a vivir en el Reino Unido, donde tuvo un nuevo hogar, una pensión y se cree que se mantuvo vinculado de cierta manera al MI6.
En 2012 su esposa Liudmila, quien se había mudado a Salisbury junto a él, falleció como consecuencia de un carcinoma. Cinco años después, su hijo Alexander murió en una visita a San Petersburgo, Rusia, junto a su novia, en circunstancias desconocidas. Tras el envenenamiento de Skripal y su hija, ambas muertes son consideradas sospechosas por la policía británica.
El caso de Serguéi Skripal no es el primero de un antiguo espía de Rusia atacado con armas químicas en el Reino Unido. En 2006, otro ex-agente de inteligencia ruso, Alexander Litvinenko, murió en Londres luego de haber ingerido una sustancia radiactiva. Las autoridades británicas sospechan también de otra decena de muertes, algo que Moscú ha negado repetidamente.