Rusia no espera cambios sustanciales en las relaciones entre Moscú y Washington tras la primera cumbre de los presidentes de Rusia y EE.UU., Vladímir Putin y Joe Biden, que se celebrará el día 16 en Ginebra, Suiza, declaró este martes el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
“No nos hacemos ilusiones y no intentamos crear la impresión de que habrá grandes cambios o algún tipo de decisión histórica o significativa”, afirmó el jefe de la diplomacia rusa en una rueda de prensa tras la reunión telemática de ministros de Exteriores de los países del grupo BRICS (Brasil, Rusia, la India, China, Sudáfrica).
Sin embargo, el canciller señaló que “el propio hecho de la conversación de los presidentes de las principales potencias nucleares es importante, y es algo que hay que apoyar por todos los medios”.
El ministro de Exteriores comentó que los dos líderes deberán intercambiar opiniones sobre las amenazas “que cada parte ve en torno de sus países y en la arena internacional en general”.
Este martes, el expresidente ruso y vicepresidente del Consejo de Seguridad del Kremlin, Dmitri Medvédev, declaró en una entrevista al periódico ruso Kommersant que la cumbre Rusia-EEUU permitirá “al menos debatir los temas más complejos y conflictivos” entre ambos países.
“Necesitamos relaciones estables, mutuamente provechosas y de buena vecindad con la Unión Europea y EEUU (…). Durante los últimos años estas relaciones empeoraron dramáticamente. Y no fue una iniciativa nuestra”, destacó.
Medvédev lamentó que últimamente los países occidentales se hayan “envalentonado debido a su poderío, especialmente tras la desintegración del Pacto de Varsovia”, alianza militar integrada por los países del bloque socialista liderado por la Unión Soviética.
“Nadie anteriormente había intentado llevar la confrontación con nuestro país a tales niveles. Sí hubo diversos períodos, incluso tuvimos una Crisis del Caribe. Pero, no obstante, a nadie de le ocurrió cortar todas las vías de comunicación”, afirmó.
La semana pasada, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ya advirtió sobre sus dudas de que ambos mandatarios logren un consenso en asuntos donde las diferencias son “profundas”, por lo que llamó a no crear unas “expectativas exageradas”.
Según el Kremlin, ambos líderes abordarán en Ginebra las perspectivas de desarrollo de las relaciones bilaterales, la estabilidad estratégica, el arreglo de conflictos regionales y la lucha contra la pandemia del coronavirus.
Las tensiones entre el Kremlin y la Casa Blanca se dispararon después de que a mediados de marzo Biden llamara “asesino” a Putin, tras lo que Moscú llamó a consultas a su embajador en Washington, Anatoli Antónov, quien aún no ha vuelto a su puesto.
Seguidamente, tras el anuncio de las sanciones, Moscú convocó al embajador estadounidense, John Sullivan, y le recomendó que abandonara el país para consultas con sus superiores, consejo que este siguió poco después.
Además, Washington ordenó la expulsión de diez diplomáticos y publicó una lista negra de altos funcionarios rusos por la presunta injerencia electoral, el ciberespionaje y el papel de Rusia en Ucrania, a lo que Moscú respondió 24 horas después con medidas similares.
La situación del líder opositor ruso, Alexéi Navalni, la concentración de tropas rusas en la frontera con Ucrania, y las acusaciones de Putin a EEUU sobre una supuesta trama contra el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, han tensado aún más las relaciones.