Las primeras demandas del accidente aéreo ocurrido el pasado mayo en Cuba se presentaron en una corte de Chicago en nombre de las familias de tres de los pasajeros fallecidos, informa el Nuevo Herald.
Juana Cutiño Alfaro, con dos hijos adultos que murieron en el accidente, y Elba Buitrago Cabrera, cuyo hermano de 50 años también pereció, plantean que Global Air (Aerolíneas Damojh), empresa mexicana a la que Cubana de Aviación le alquiló un Boeing 737-200 de 39 años de explotación, resultó negligente en el entrenamiento de sus pilotos, lo que causó la muerte de sus familiares.
Juana Cutiño es ciudadana cubana, mientras que Elba Buitrago vive en Estados Unidos. Su hermano también era residente estadounidense.
Las demandantes sostienen que los pilotos perdieron el control del avión, que este “se detuvo, se viró boca arriba y se estrelló cerca de unas vías ferroviarias y zona agrícola cerca del Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana”.
En julio pasado, Global Air dijo que la información procedente de las cajas negras mostraba que los pilotos habían despegado del aeropuerto con un ángulo de ascenso demasiado pronunciado, lo cual provocó problemas aerodinámicos y por consiguiente la caída.
Pero la comisión oficial investigadora no ha terminado su trabajo ni emitido conclusión alguna. “Un proceso de esta magnitud requiere un análisis de múltiples factores y aún no ha concluido”, dijo la comisión. “Cualquier declaración sobre las posibles causas del accidente “es prematura”.
“Como operador de la aeronave accidentada, Global Air era legalmente responsable de garantizar que sus pilotos recibieran la capacitación adecuada sobre la aeronave accidentada para la seguridad de la tripulación y la seguridad de los pasajeros”, afirman las demandas, quienes alegan que la empresa y sus agentes en Estados Unidos entrenaron a los pilotos “de manera negligente e imprudente”.
Se ha especulado que un mantenimiento deficiente podría haber causado la tragedia. Global Air culpó a los pilotos, defendió su registro de mantenimiento y sostuvo que dos ex empleados descontentos habían estado difundiendo rumores difamatorios.
De acuerdo con el Nuevo Herald, las demandas también incluyen a la Boeing, el fabricante del avión, y AAR Corp., su propietaria antes de que la nave fuera vendida a la compañía mexicana.
A pesar de que el accidente ocurrió en Cuba e involucró a una compañía mexicana y una aerolínea de la Isla, las demandas se presentaron en Chicago, porque allí se encuentra la sede mundial de Boeing y AAR tiene su sede en Wood Dale, Illinois.
Austin Bartlett, el abogado de Cutiño y Buitrago, justificó las demandas diciendo que “Global Air ya ha admitido públicamente que sus pilotos fueron la causa del accidente”. Según Bartlett, se presume que las dos compañías “tienen información esencial para determinar quiénes deberían ser nombrados adecuadamente como acusados adicionales en la demanda”.
“A veces terminan convirtiéndose en acusados; a veces no”, concluyó el abogado.