La visita de Donald Trump al Reino Unido sacude a esa nación europea como un verdadero huracán. En apenas 24 horas, ese país ya ha sufrido de todo: una caída de la libra esterlina y una crisis política ante las andanadas del presidente estadounidense.
Trump arrojó una granada verbal a los planes cuidadosamente estructurados de la primera ministra Theresa May para el Brexit, al afirmar que esta arruinó la salida del país de la Unión Europea (UE) y probablemente acabó con las posibilidades de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
El mandatario estadounidense, que realiza su primera visita al Reino Unido tras su llegada a la Casa Blanca, le dijo al periódico The Sun que había asesorado a May sobre la forma de efectuar las negociaciones del Brexit, “pero no me escuchó”.
“Ella debería negociar de la mejor forma que conoce. Pero lo que está pasando es muy malo”, afirmó.
El tabloide propiedad del magnate Rupert Murdoch publicó una entrevista con Trump mientras May lo recibía en una cena de gala en el Palacio de Blenheim, donde nació el primer ministro Winston Churchill, el líder que acuñó el término “relación especial” para el vínculo entre Londres y Washington.
El Sun indicó que la entrevista fue efectuada el jueves en Bruselas, antes de que Trump viajara a Londres, el mismo día en que el gobierno británico publicó propuestas largamente esperadas.
El documento propone mantener a Gran Bretaña y a la Unión Europea en un mercado libre para bienes, aunque con una relación más distante en el sector de servicios.
El plan ha hecho enfurecer a los partidarios acérrimos del Brexit, los cuales piensan que limitaría la capacidad del Reino Unido para alcanzar nuevos acuerdos comerciales con otros países del mundo. El canciller Boris Johnson y el secretario del Brexit, David Davis, renunciaron al gobierno esta semana para protestar.
Trump habló firmemente en favor de los partidarios del Brexit, y advirtió que las propuestas de May afectarían las posibilidades de un acuerdo comercial futuro entre Gran Bretaña y Estados Unidos.
“Si hacen un acuerdo así, estaríamos en tratos con la Unión Europea en lugar de con Gran Bretaña, por lo que probablemente eso aniquilaría el acuerdo”, afirmó Trump.
“El acuerdo que ella está concretando es muy distinto al que la gente respaldó con su voto”, agregó.
En otro golpe a May, Trump dijo que su ahora excanciller “sería un gran primer ministro. Creo que tiene lo que se necesita para serlo”.
Las declaraciones del presidente de Estados Unidos provocaron que la libra cayera 0,6 por ciento frente al dólar, pese a que el gobierno de May ha insistido en que su plan es exactamente lo que los británicos eligieron en el referendo de 2016 y ha tratado de poner buena cara durante una visita presidencial que ha perdido totalmente el rumbo.
Mientras, en la calle, la visita de Trump ha estado acompañada de protestas. Poco después de su llegada, cientos de manifestantes coreaban afuera de la residencia del embajador estadounidense en la que el mandatario se hospeda en las afueras de Londres, como un anticipo a las acaloradas protestas que se prevén durante sus dos días en el Reino Unido.
Trump fue llevado rápidamente a un oasis de cálidas bienvenidas en la recepción de gala en Blenheim, lugar de nacimiento de Winston Churchill. Éste fue sólo uno de varios recorridos en helicóptero en la agenda de Trump, cuyo equipo optó por mantenerlo en gran medida lejos del centro de Londres y de las protestas, las que sin duda proporcionarán algunas de las imágenes que definirán su primer viaje oficial a Gran Bretaña.
Reglas para tomar té con la Reina
A pesar de su reputación de incurrir en conductas poco tradicionales, Trump tendrá que respetar las normas y apegarse a un estricto protocolo durante el encuentro que sostendrá con la reina de Inglaterra, Isabel II, durante su visita a Gran Bretaña.
El mandatario y la primera dama Melania Trump tienen programado tomar el té con la monarca en el Castillo de Windsor. El hecho de que la reina, de 92 años, es una de las mujeres más admiradas del mundo, y la imponente circunstancia de encontrarse en un castillo, probablemente atenuarán los impulsos iconoclastas del mandatario, dicen expertos.
La regla número uno: Nada de expresiones de afecto hacia la reina, como por ejemplo besos o abrazos.
Además, Trump deberá esperar a que la reina ofrezca su mano, y sólo entonces podrá estrecharla delicadamente y continuar la conversación. Y lo mismo va con la señora Trump.
Ni el presidente ni la primera dama tendrán que inclinarse en gesto de reverencia hacia la reina, dijo Hugo Vickers, autor de varios libros sobre la realeza británica.
“Eso no es obligatorio para un jefe de estado o para la esposa de un jefe de estado”, comentó Vickers. “Trump no deberá intentar besarla, y no me imagino ni por un momento que lo hará”.
Vickers vaticinó que todo saldrá bien en la visita, a pesar de las numerosas controversias que rodean a Trump. Opinó que la reina probablemente tiene sus opiniones sobre el mandatario, pero no las expresará, porque solo lo hace con sus familiares más cercanos.
Trump, además, deberá respetar el protocolo sobre cómo dirigirse a la reina. Deberá llamarla “Su Majestad” la primera vez y “Señora” en adelante.
Sin embargo, las reglas a veces no se cumplen. La reina no pareció molestarse cuando el presidente sudafricano Nelson Mandela la llamó “Elizabeth”, ni cuando Michelle Obama le sujetó el hombro brevemente.
La reina es conocida por mantenerse impertérrita ante las más inesperadas circunstancias. Nunca se la ha visto enojada en público y la única vez en que se le ve jubilosa es cuando uno de sus caballos gana una carrera.
Por ejemplo, ella no se inmutó cuando en 1991, debido a un desliz de planificación, se le vio apenas el sombrero cuando pronunció un discurso en Washington acompañada del entonces presidente George H.W. Bush. Resulta que el podio había sido ajustado para la altura del presidente y no fue modificado para la monarca de menor estatura.
A la reina no le gusta la vestimenta reveladora, por lo que se espera que la señora Trump vestirá un atuendo más bien modesto. El Presidente tendrá que estar de traje y corbata.
Hay ciertas tradiciones que sí son más obligatorias: no se le da la espalda a la reina ni se le toma fotos. Pero ya no existe la manera “apropiada” de sujetar la taza de té.
El evento será un tanto más relajado que un banquete o un almuerzo oficial, advirtió Joe Little, editor de la revista Majesty.
Sin embargo, un consejo para los Trump: Si no les gustan los perros, finjan que sí, al menos por una hora.
AP / OnCuba