Dicen que el programa de la Televisión Cubana “Cocina al Minuto” llegó a estar en el libro de Récords Guinness en los 90 como el show que más tiempo estuvo al aire con la misma persona. No sé si será cierto, pero estoy seguro de que se acerca bastante a la realidad.
Todos los cubanos sabemos quién fue Nitza Villapol y, más allá de que gustara o no, su programa fue visto por generaciones y su libro estaba en casi todas las cocinas de Cuba, en las mismas gavetas o estantes donde se guardaban espumaderas, cucharones y demás instrumental relacionado con el contexto.
Pocos saben que Nitza, nacida en New York, se hizo ciudadana cubana para poder hacer este programa, que inició casi a la par del canal de televisión que Gaspar Pumarejo inauguraba en su propia casa de Masón y San Miguel.
Un pavo navideño fue la receta que marcaría el inicio de uno de los programas más longevos y queridos por los televidentes de la isla. A partir de ese momento, el público cubano vería desfilar por su cocina un sinnúmero de recetas, unas más simples y otras más sofisticadas, que se convirtieron en un hábito de los siguientes 44 años.
A la par del programa, apareció el libro Cocina al Minuto cuya primera edición en Cuba data aproximadamente de 1950. Fue reeditado a lo largo de los años, llegando a tener cincuenta y pico de ediciones diferentes dentro y fuera del país. También fue perdiendo páginas en cada edición nacional y haciéndose más ligero en la medida en que Cuba iba perdiendo muchos platos habituales de su cocina por falta de ingredientes.
El libro, que en sus primeras ediciones traía las imágenes de anuncios publicitarios de todas las marcas relacionadas con la comida (el programa era un éxito desde el punto de vista comercial, al punto que no había espacio para anunciar a todos) se quedó solamente con los textos de las recetas. La nueva sociedad socialista lo despojó de todo tipo de propaganda comercial.
En los 90 desaparecieron de él muchas páginas más de pastelería, bocaditos, cocteles y salsas, para quedar tan raquítico como nosotros mismos en esa década. Se dice que Margot Bacallao, la silenciosa protagonista que la ayudaba y cocinaba en cada emisión, recorría los mercados y las bodegas para saber de qué disponían los televidentes.
Nitza continuó con el programa. Cuentan que en un momento en que le exigieron que debía tener una carrera afín para trabajar en la televisión, se matriculó y graduó de Historia del Arte, con una voluntad incalculable, y que seguía siendo la misma que se sobrepuso a una poliomielitis en su juventud, que alguna secuela le había dejado.
El llamado “período especial” representó un reto para Nitza, que ya era vista como una autoridad en materia de cocina en la isla y para mucha gente significó el momento de alejarse de Cocina al Minuto, que ya comenzaba a ingeniárselas para preparar algún plato (más fruto de la imaginación que de la tradición) en medio de la escasez predominante.
El programa tuvo su última emisión en 1993. Imagino que Nitza, que le había dedicado su vida, sabía que estaba destinado a desaparecer. En una década donde lo más golpeado era la comida, tener un programa de recetas en televisión casi podía ser visto como algo subversivo. No sé si aceptó su destino con resignación o fue su propia decisión sacar el espacio del aire, lo cierto es que su vida se apagó un poco después de su show, tan imbricados estaban.
En estos días en Miami se prepara el lanzamiento de una nueva edición de Cocina al minuto, con gente a favor y en contra, como siempre pasa en Miami. Más allá de lo que fue Nitza Villapol como persona, de su filiación política o su manera de pensar, la idea me parece excelente. Puede que a estas alturas existan libros muchísimo mejores y más completos, pero Cocina al minuto es como recuperar una joya que mis abuelos o mis padres perdieron con el tiempo.
Nitza Villapol sirvió a su pueblo durante mucho tiempo y quizás mejor que muchos dirigentes, fue y sigue siendo muy popular entre los cubanos de cualquier parte porque la comida une, concilia. Ella lo sabía muy bien y ese fue su objetivo en la vida. Esa cultura culinaria que ella contribuyó a mantener, esa que la hizo hacerse ciudadana cubana y con la que envejeció en las pantallas de nuestros hogares, hoy forma una parte importante de la gastronomía de muchos países, y se le agradece.
Nitza Villapol fue una muy buena chef de cocina y Cocina al Minuto su exito. Tan mala estaba Cuba durante el gobierno cubano de Batista que una ciudadana americana se nacionalice cubana para triunfar. No es paradogico, que e la decada posterior el flujo humano se invertia, ahora por miles.
Adoro a Nitza!