Lien Rodríguez (Matanzas, 1975) es compositora, violonchelista, guitarrista y cantante. Dentro del panorama de la música actual en Cuba, el suyo es un caso muy singular. Para ser una cantautora, la proyección escénica es bastante cuidada. Se rodea de un halo mágico que tiene que ver con la colocación de la voz, la utilización de instrumentos propios de otras culturas, sus personalísimas composiciones ─donde se cruzan muy variadas influencias─, de un lirismo suave, aunque no desprovisto de fuerza. Además, hay que decirlo, Lien posee gran magnetismo personal. Y el público lo percibe.
Ha viajado con su música por Colombia, España, Suiza, Bolivia, Argentina y Francia. Compartió escenarios en Cuba y en el extranjero con Pedro Luis Ferrer, Marta Valdés, Silvio, Liuba María Hevia, Haydeé Milanés, Liliana Herrero y Teresa Parodi, por sólo nombrar algunos cantautores destacados.
Es imposible ir a Matanzas y no escuchar a Lien. Se puede encontrar en teatros, peñas y donde quiera que se le invite. La energía que emana de su canto es inagotable.
En fecha reciente Marta Valdés ha expresado: “Ya tenemos a Lien en toda su grandeza como compositora e intérprete única. La vida lo ordena todo. Ya tenemos a Lien con sus cuatro letras.”
¿Cuál es el recuerdo más antiguo que tienes de la música?
El recuerdo más hermoso de mi niñez es el tocadiscos de mi Abuelo Nono. Nos sentábamos todas las tardes a escuchar trova tradicional. Por él conocí a María Teresa Vera, al Trío Matamoros y a otros grandes de la música cubana; por él descubrí, también, el maravilloso sabor del café.
¿Empezaste temprano los estudios musicales? ¿No es demasiado sacrificada la infancia de un niño músico? ¿Vale la pena tanto esfuerzo?
Comencé a estudiar violonchelo en la Escuela de Artes de Matanzas a los 6 años de edad. Es una carrera muy sacrificada, sí. Desde pequeña tuve que entender la brevedad y la velocidad del tiempo. También supe del rigor. Todas las horas posibles debían ser dedicadas al estudio del instrumento y a materias complementarias. Valió la pena. Aprendí a mirar la vida y la música de manera especial, el arte y la disciplina se vuelven materias imprescindibles.
¿Cuándo aparece la compositora en ti?
A los dieciocho años. Aquellas primeras canciones se quedaron en la vorágine de esa etapa de búsqueda.
¿Puedes fijar cuándo te asumiste como artista?
No recuerdo exactamente el momento en que empecé a asumirme como artista. Había vivido experiencias musicales formadoras en mi infancia y juventud. A los dieciséis años tuve el privilegio de ser la violonchelista y directora musical de Liuba María Hevia: otra experiencia formadora de arte, de vida, de actitud. Sí recuerdo con mucha precisión cuándo entendí la diferencia entre músico y artista. Puedo rememorar también cuándo comenzó esa necesidad imperiosa de hacer canciones, la urgencia que tenía de expresarme mediante un trabajo musical propio, decir, componer y cantar desde la guitarra y la poesía. De alguna manera ese sueño ya lo tenía visualizado, ya giraba dentro de mí la maravilla inquietante del anhelo. Sabía con certeza lo que no quería para lo que comenzaba a ser mi camino como cantautora y lo que comenzaría a ser el dúo Lien y Rey. 1
¿Es cierto que los artistas padecen de hiperestesia?
Nunca había pensado en eso de la hiperestesia. Podría ser. Mis manos son frágiles, han vivido encima de las cuerdas por largos años.
Háblanos de tus influencias, incluso de aquellas que no sean visibles en tus canciones.
Mis influencias vienen de todas partes y hacia todas partes van. En primer lugar, Silvio. Añado a Violeta Parra, Sting, Liliana Herrero, Santiago Feliú, Liuba María Hevia. Pedro Aznar, la trova tradicional cubana, música clásica, jazz, rock, Fito Páez, la música serbia de Goran Bregovich, la rumba, la música flamenca, el folclore argentino, Ravi Shankar, Concha Buika… Muchísimas influencias. Y, por supuesto, Lien y Rey.
¿Hay una cancionística femenina?
Me gusta pensar que la cancionística es una sola, no puedo separar en bandos femeninos y masculinos. Sin embargo, hay que destacar la cantidad de tremendas cantautoras que tenemos: Rita del Prado, Liuba, Marta Campos, Yusa, Heydi Igualada, Yamira Díaz, Yaíma Orozco, entre muchas otras; todas con una excelente obra y una manera muy aguda y fina de hilar la canción.
¿Incluyes en tu repertorio temas de otros?
A veces lo he hecho, pero respeto el difícil arte de la interpretación, pondero la obra ajena, y su manera de abordarla. Me gusta escuchar las canciones por buenos intérpretes, pero muchísimo más por sus compositores. Cuando los autores cantan sus canciones muestran un universo único, hondo, personal, poderoso, como los alumbramientos.
Has acuñado un estilo, tanto en la interpretación como en la imagen escénica. ¿Cómo llegaste ahí?
Gracias por la generosa opinión, pero no siento que haya acuñado un estilo. Sólo hago las canciones de la forma en que las veo en mi cabeza, salen, me hablan, me poseen, me toman de la mano y allá vamos. Se muestran no solo desde mi guitarra, sino también desde el piano, el violonchelo, la kalimba, la cítara. Es la manera más hermosa que he encontrado de soltar furias, alegrías, llantos y un sinfín de estaciones del sentimiento que llevo dentro.
¿Cuánto hay de la Lien de andar por casa en la que se para frente al público?
En casa no soy tan intranquila como en el escenario. En casa hablo más desde el silencio.
Has compartido escenario con grandes personalidades de la música cubana. ¿Cantar junto a alguno de ellos fue un sueño cumplido?
Silvio Rodríguez ha sido mi patria, mi religión. Haber tenido la oportunidad de cantar en el Luna Park invitada por él, en uno de los conciertos que realizó en Argentina, fue un lujo, la oportunidad más hermosa de mi vida, el tesoro entre los recuerdos que guardo con tanto y más celo.
Supongo que tu prolongada carrera te ha deparado momentos sumamente intensos.
Intenso, difícil, el instante de pararme por primera vez sola con mi guitarra en un escenario después de quince años tocando acompañada de un formato con batería, bajo, tres y percusión. Tenía esa sonoridad grupal en la cabeza. Creo que fue un acto de valentía, precedido de mucho miedo al principio. Sin embargo, sentí una extraña sensación de libertad y felicidad, que llegaban en la voz, en la guitarra y en mi proyección como mujer compositora y artista. Resurgieron otras Lien que estaban dormidas, que no sabía que existían. Mi voz comenzó a danzar de una manera diferente. Hoy puedo confesar que disfruto mucho este camino que la vida colocó en mis manos y en mi corazón.
Un momento bellísimo fue cuando canté con cuarentaiuna semanas de gestación. Aún recuerdo la sensación tan compleja de cantar y respirar, las patadas de Luna cuando las canciones tenían ritmos fuertes.
Otro momento hermoso y crucial de mi carrera, la primera vez que le canté a Silvio; lo tenía de frente escuchándome. El Centro Pablo había organizado un homenaje a él con varios trovadores que tuvimos la tarea de versionar sus canciones. Cuando terminé de cantar La resurrección, Marihué Fong, que en ese entonces era productora del Centro, y otra persona que ahora no recuerdo, me bajaron del escenario muy pálida y sin aliento. Había logrado el sueño de mi vida.
¿Cuáles son tus cinco canciones que nuestros lectores no deberían deja de escuchar?
Queriéndote, Ley de gravedad, Pájaro mañanero, Del colibrí y Del Rosal.
¿Qué significa CIRCULAT 2021? ¿Qué importancia tiene ser incluido en esa plataforma?
Circulat es la plataforma más importante de música latinoamericana. Fue gratificante ser elegida, junto con Daymé Arocena, como las dos únicas cubanas, entre tantos participantes de varios países. Es una oportunidad de visibilidad mayor.
Vives y trabajas en Matanzas.
Pertenezco a la ciudad de Matanzas. Desde allí he cantado en varios escenarios nacionales e internacionales.
¿Vivir en esa ciudad ha limitado tu desarrollo y proyección artísticos?
Aunque no vivir en la capital reduce las oportunidades, Matanzas no me ha limitado el canto. Los límites se los pone uno mismo.
Relátanos cómo es tu relación con la ciudad de Matanzas.
Soy privilegiada. Además de tener una hija fuera de serie y unos padres hermosos, tengo los mejores amigos del mundo en Matanzas. Alfredo Zaldívar es el punto más querido, vital. Zaldívar es mi casa abierta, la hermandad. No concibo Matanzas, ni vida, ni canto sin Zaldívar.
La urbe me gusta, su velocidad; adoro cantar a personas desconocidas que se acercan a descubrir mi canto. Me encanta interactuar con los colegas que siempre me reciben con amabilidad. Me place salir frecuentemente de la zona de confort.
¿Qué es para ti el provincianismo?
El provincianismo está en la mente. No importa en qué punto geográfico te encuentres. Conozco personas que habitan en grandes capitales y son más provincianas que otras que viven en sitios menos poblados.
Muchos te consideramos una mujer bella. ¿Es la belleza física un don o un lastre para una mujer?
Nuevamente, gracias por tu mirada, pero no me asumo así. Trato que me habite una belleza interna que cada día intento engrandecer, cultivar y bendecir. A pesar de las espinas o tropiezos que encuentre en el camino.
¿Algún propósito grande que te falte por cumplir?
Bastantes. Entre ellos, volver a cantarle a Silvio. Y cantar, cantar y cantar.
¿Cómo quisieras ser recordada?
Como la cantautora incansable, la mamá de Luna Pantoja.
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Nota:
1 Se refiere al dúo que integrara con Rey Pantoja, activo desde finales de la década de los noventa hasta el 2010, cuando ambos emprenden el camino en solitario. En 2008 el dúo recibió el Premio Cubadisco al mejor álbum vocal instrumental por el fonograma A fuego abierto. Lien y Rey tienen una hija en común: Luna.
Gracias a Alex Fleites por esa entrevista acuciosa y acariciante a Lien.