Sector privado en Cuba: necesidad de edificar consensos para parir soluciones

Las autoridades han hecho bien rectificando. Ver que 14 meses de debates, artículos, cartas y reuniones no fueron en vano, devuelve esperanza.

Foto: Otmaro Rodríguez.

Foto: Otmaro Rodríguez.

Muchas gracias. Estas quiero que sean mis primeras palabras ante la decisión del gobierno cubano de dejar sin efecto algunos de los aspectos más controvertidos de las regulaciones para el ejercicio del trabajo por cuenta propia en Cuba y que durante meses fueron el preludio de una tempestad que se nos venía encima. Sobre todo a aquellos que hemos puesto empeño, por nuestro futuro y el del país, en el sector no estatal de la economía.

Las autoridades han hecho bien rectificando. Ver que 14 meses de debates, artículos, cartas y reuniones no fueron en vano, devuelve esperanza.

Las decisiones explicadas en la Mesa Redonda del 5 de diciembre desmontaron casi por completo el carácter retroactivo de las medidas anunciadas el 10 de julio pasado y que afectarían a los que llevaban meses esperando por el reinicio del otorgamiento de licencias y aquellos que desde el 2010 confiaron en el gobierno cubano y decidieron invertir ganas y recursos como trabajadores por cuenta propia.

Al eliminarse ahora los límites en la cantidad de licencias para trabajar por cuenta propia que puede poseer una persona y deshacer la decisión de imponer un tope de 50 sillas de los negocios gastronómicos, quedan aún tres aspectos de mucha relevancia para los trabajadores privados:

A pesar del avance, aún permanecen en el aire varias preguntas respecto a cómo se van a implementar las normas.

Sigue siendo incierto el futuro inmediato para gestores inmobiliarios, escuelas de idiomas, academias de repasadores y gimnasios. Al prohibírsele la contratación de fuerza laboral u obligarlos a realizar las actividades autorizadas de manera individual, muchos tendrán que cerrar establecimientos o, como sabemos hacer muy bien los cubanos, “inventar”.

De la misma manera, artistas y personal relacionado con la creación tienen serias y legítimas inquietudes sobre el decreto 349 que forma parte del paquete.

Las intenciones del gobierno podrán ser diferentes a lo que dice la letra pero las leyes se escriben precisamente para que manden estas y no la discrecionalidad. Las regulaciones deben ser hiladas con precisión de artesano. Incorpórese esta idea para la labor legislativa que tiene por delante el país después que tengamos la nueva Constitución.

El “perfeccionamiento” de todo lo relativo al trabajo por cuenta propia sigue siendo una necesidad insoslayable.

En una parte importante del sector privado coincidimos con las razones por las cuales el gobierno quería organizar el sector pero discrepábamos de las soluciones planteadas porque no apuntaban a las causas verdaderas de los problemas.

Nuevas reglas del sector privado: el no sobre el sí

Y a esos problemas hay que darle jaque mate dando el paso de asumir en el panorama económico nacional a la pequeña y mediana empresa privada y resolviendo asuntos que continúan puestos sobre la mesa:

El más grave de los errores de la actual política estatal hacia el sector privado es el freno que significa para la iniciativa, la productividad y la innovación la existencia de un listado de actividades autorizadas.

Esta visión tiene que ser rota en pedazos, con las salvedades razonables, para que podamos salir a flote. Aún hoy no queda claro si la constitución de pequeñas y medianas empresas será autorizada solo en actividades específicas o no.

Por otra parte, cada vez más escuchamos a directivos cubanos al hablar de la inversión extranjera mencionar la necesidad de que los capitales foráneos generen o se acoplen a los encadenamientos productivos. El actor privado nacional puede ser un eslabón más.

Los que nos subvaloran esgrimen como bandera que nuestro aporte al crecimiento del país es insignificante y que con peluquerías y restaurantes no saldremos del subdesarrollo, pero no consideran que solo ese tipo de actividades de bajo valor agregado se nos ha permitido hacer hasta ahora. Hay que eliminar los prejuicios y obstáculos que impiden que las empresas estatales, mixtas y extranjeras se relacionen con el sector no estatal.

En las condiciones actuales el uso de cuentas y mecanismo bancarios serán barreras de limitada efectividad en el enfrentamiento a las indisciplinas fiscales porque continua en pie un sistema tributario que penaliza el crecimiento de los negocios.

Las actuales disposiciones se orientan a gravar de manera progresiva la contratación de fuerza laboral y obligan a los contribuyentes a entregar la mitad de sus ingresos por concepto de impuestos cuando se sobrepasa los 50 000 pesos cubanos al año (aproximadamente 2000 dólares), una cifra sumamente baja y desconectada de la realidad.

Habría que garantizar la protección legal y las condiciones para un sano desempeño a todos los actores de la economía nacional con independencia de la forma de propiedad que se trate. El proyecto de Constitución en al artículo 21 deja un espacio para la discrecionalidad cuando, luego de definir las formas de propiedades, declara que el Estado fomentará aquellas de carácter más social.

ARTÍCULO 21. Se reconocen las formas de propiedad siguientes:
89. a) socialista de todo el pueblo: en la que el Estado actúa en representación y beneficio de este como propietario.
90. b) cooperativa: la sustentada en el trabajo colectivo de sus socios propietarios y en el ejercicio efectivo de los principios del cooperativismo.
91. c) mixta: la formada por la combinación de dos o más formas de propiedad.
92. d) de las organizaciones políticas, de masas y sociales: la que ejercen estos sujetos sobre sus bienes.
93. e) privada: la que se ejerce sobre determinados medios de producción, de conformidad con lo establecido.
94. f) personal: la que se ejerce sobre los bienes que sin constituir medios de producción contribuyen a la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de su titular.
95. La ley regula lo relativo a estas y otras formas de propiedad. El Estado estimula aquellas de carácter
más social.

No estoy en contra de que se decida crear programas y herramientas especiales para las cooperativas y las empresas del Estado pero una declaración de este tipo sin precisar la igualdad de condiciones y relevancia de todos los actores es como la clásica situación novelera del padre que guarda las apariencia ante la sociedad por sus hijos sin importarle el origen de estos pero que en la concreta no se ocupa del “bastardo”.

En el nuevo escenario que se configurará se debe evitar la aparición de instituciones estatales intermediarias con el propósito de representar para la comercialización a los actores privados, sean cuentapropistas o empresas.

Diseñadores, artistas, comunicadores y productores audiovisuales tienen fuertes críticas sobre algunas de estas agencias intermediarias pues funcionan únicamente como un mecanismo burocrático que no los representa verdaderamente, no facilita la prestación de servicios y encima de ello retienen entre el 10 y 15% del valor de los contratos, sin merecerlo. Si van a existir algunas, que cumplan sus propósitos verdaderos y que sean un aliado de sus representados, no una traba.

Esta consideración, por ejemplo, sugiero que la tome en cuenta el Ministerio de Comunicaciones ahora que se conoció que preparan algún mecanismo para que los programadores de equipos de cómputo desarrollen su trabajo, razón por la cual esa licencia permanecerá congelada en espera de esta decisión.

Será necesaria una estructura estatal que atienda, acompañe, facilite y regule a los actores no estatales de la economía. No hablo de crear una “policía del sector privado” sino de un ente cuyo compromiso primario sea con la prosperidad, la generación de empleo y que ejecute una política coherente gubernamental en un entorno ordenado y transparente.

Siete prejuicios capitales sobre el sector privado en Cuba

Avanzar hacia la creación de espacios donde el sector privado se pueda organizar con el objetivo de interactuar y dialogar constantemente con las autoridades. Algunos podrían señalar que ese espacio es el sindicato existente pero este tiene una contradicción difícil de entender: dueños y empleados sentados en una misma organización cuando pueden tener, en determinadas situaciones, intereses contrapuestos. Además, la actual política de mantener a los trabajadores por cuenta propia dispersos por los diferentes sindicatos según el sector de la economía donde se desempeñen, no contribuye a la correcta representación de sus intereses. Pueden coexistir la representación sindical con una organización o asociación de pequeños y medianos empresarios para que tengan un espacio de participación unificado.

Por otra parte, sigue quedando pendiente un mercado mayorista. No ignoramos que su existencia depende de recursos financieros que no abundan ahora mismo, pero creemos que su propia existencia puede a su vez generarlos, dinamizar la economía y aliviar las presiones en los establecimientos minoristas.

Si hay una señal del potencial que tiene la economía no estatal, tanto la formal como la informal, esa es la decisión panameña de abrir las puertas a los cubanos para comprar. De ser “posibles emigrantes” los cubanos hemos pasado a ser “queridos comprantes” para algunos países.

No es mi intención exclamar que esta es la noticia del año y que el sol, al fin, se abrió paso entre los nubarrones de la tormenta.

Bajos salarios, desigualdades, nueva Constitución, información, corrupción, derechos civiles y políticos, derechos ( incluido el del matrimonio) para tod@s, transporte, racismo, envejecimiento y emigración son solo algunos de los temas sobre los cuales se precisan decisiones políticas y económicas para imprimir en la vida de los cubanos mejorías sólidas y sostenibles.

No debemos avergonzarnos de enumerarlas en alta voz ni nos debe preocupar que a los que discutimos sobre estos asuntos nos cuelguen letras escarlatas en el pecho. Ocupémonos de edificar consensos para parir soluciones, como estas que festejo en la que evidentemente las autoridades supieron escuchar, decidir a tiempo y con ello ahorrar un poco de conflictividad desgastante y frustración.

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