El Premio Nobel de Química estadounidense Peter Agre aseguró que Cuba y los Estados Unidos tienen una relación de amistad “natural” y una cooperación que solo puede ser “positiva” entre dos países vecinos, unidos por siglos de historia compartida.
Agre fue aceptado este miércoles como miembro de la Academia de Ciencias de la Isla, en una ceremonia realizada en el paraninfo de esa institución, en La Habana. Nominalmente había recibido recibido esta condición en marzo pasado, tras haber sido avalado su ingreso por el pleno de la Academia.
“Esta es una amistad natural. Tenemos algunos problemas entre nuestros países pero estamos trabajando duro para que los estadounidenses se unan (a nuestro deseo de cooperar) porque Cuba es nuestro amigo”, dijo el investigador a la agencia Efe tras ser presentado como miembro correspondiente de la Academia de Ciencias.
Considerado por sus colegas como un “diplomático de la ciencia”, según el editor de la revista Science y director ejecutivo de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, Rush D. Holt; Agre (Minnesota, 1949) fue incluido en la prestigiosa institución de la isla debido a sus “decisivos aportes a la ciencia cubana”.
A la ceremonia también asistió el Dr. Fidel Castro Díaz-Balart, hijo del fallecido presidente Fidel Castro, asesor científico del Consejo de Estado de Cuba y vicepresidente de la Academia de Ciencias de la Isla.
El Premio Nobel de Química (2003), de visita por sexta ocasión en Cuba para participar en un simposio sobre dengue junto a Holt y otros especialistas estadounidenses, agradeció el “honor” y destacó el papel de la ciencia como forma para unir a los pueblos.
Agregó que vale la pena trabajar juntos por un fin común en lugar de hacerlo por separado, en referencia al período de normalización diplomática que viven las dos naciones, que reanudaron lazos diplomáticos en julio de 2015 tras más de medio siglo de ruptura, una relación que ahora atraviesa un impasse con la administración de Donald Trump.
“La colaboración científica es algo muy positivo, que nos puede unir más”, señaló Agre, quien recordó al médico estadounidense Jesse Lazear, quien murió en Cuba en 1900 mientras estudiaba la hipotésis del cubano Carlos Juan Finlay de que el mosquito Aedes era el agente trasmisor de la fiebre amarilla.
“En el ámbito del deporte, las artes y la ciencia, somos uno solo, ya haremos que los políticos se unan también”, puntualizó Agre, quien es director del Instituto de Investigaciones sobre la Malaria en la Universidad John Hopkins de los Estados Unidos.
Con la incorporación de Agre, suman 29 los académicos correspondientes de 19 países que figuran en la Academia de Ciencias de la Isla, una organización fundada en 1861 que ha recibido en su sede de La Habana Vieja a luminarias de la ciencia mundial como Albert Einstein, que la visitó en 1930.
De los Estados Unidos habían ingresado con anterioridad otros cuatro científicos, lo que convierte a la nación norteamericana en una de las más representadas en la institución de la Isla.
Un miembro estadounidense en la Academia de Ciencias de Cuba
Peter Agre recibió el Premio Nobel por su contribución en el descubrimiento de la acuaporina, una proteína integral que forma parte de los poros de la membrana y que es permeable al agua.
Desde su cargo de presidente de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, el investigador impulsó en 2009 el intercambio creciente con la Academia de Ciencias cubana, que llevó a la firma en 2014 de un memorando de entendimiento que avanzar en la cooperación.
Como parte de su “diplomacia científica” Agre ha abierto canales de comunicación profesional y viajado a países con los que el gobierno estadounidense no mantiene relaciones, entre ellos Corea del Norte e Irán.
EFE / OnCuba