Han pasado casi veinte años y el recuerdo de esas noches mágicas en la Font permanece intacto. Eran tiempos difíciles, llenos de carencias materiales que venían acompañadas en muchas ocasiones de privaciones del espíritu. Por suerte, allí estaba la polivalente de todos, hogar de un equipo capaz de hacer olvidar por unas horas el duro bregar de nuestra cotidianeidad. Allí estaba Capitalinos, el team líder de las Ligas Superiores de Baloncesto, casi siempre triunfante, regalando partidos geniales ante contrarios implacables y ansiosos de romper con esa hegemonía. Allí estaban esas gradas abarrotadas disfrutando de un básquet de calidad, entrega total, amores y odios.
A través de facebook, OnCuba se reencuentra con uno de los grandes protagonistas de esa historia: Leopoldo “el Helicóptero” Vásquez, el mismo que nos hiciera vibrar de emoción cada vez que, desde la línea de 6.25, se suspendía en el aire con una elegancia única, y nos regalaba uno de eso tiros de tres que parecían detener el balón en el tiempo por unos segundos, hasta que solo se escuchaba el leve sonido de su roce con la malla, y después el éxtasis total de la afición. Desde su ciudad adoptiva por espacio de casi quince años, Toronto, “el helicóptero” accedió gustoso a conversar con nosotros.
Navegando por la web en busca de información descubrí que tu primera gran pasión deportiva fue el béisbol. Imagino que en tus sueños cuando niño vestías gorra y spikes.
La pelota es nuestra gran pasión y cada niño sueña vestir el uniforme con los colores de nuestra bandera. Mi caso fue uno más y sentía una gran admiración por Luis Giraldo Casanova, “el señor pelotero”, así como por mi tío Víctor Morejón, que en sus mejores momentos fue center field del equipo de Santiago de las Vegas.
Tu llegada al mundillo del básquet cómo se produce.
Todo comienza con unas captaciones de talentos que hicieron en mi primaria allá en Santiago de las Vegas. Fui aceptado y al año siguiente inicio mi vida deportiva en la Pre-EIDE Celso Stakeman, pero siempre con la idea de ser pelotero. Resulta que al terminar el primer día de clases me marcho con el grupo del béisbol para el entrenamiento y al pasar la lista mi nombre no aparecía, aunque en ese momento fui incluido. Al día siguiente vinieron a buscarme los profesores del básquet, Ronald y Natalia, aclarándome que mi captación era para ese deporte. El cambio se produjo con un enojo total de mi parte, hasta que después de una conversación con mi padre, este me hizo ver la belleza del baloncesto y terminé accediendo con gusto a su práctica, aunque con la pasión de la pelota siempre latente.
¿Momentos especiales durante tus primeros años como escolar y juvenil?
Esa etapa inicial fue muy interesante. Recuerdo que integré el equipo 13-14 que ganó los juegos escolares en Santiago. También fue especial el team 15-16 que dirigió Alberto Zabala, actual entrenador nacional de las mujeres. Me atrevo a decir que fue de los mejores conjuntos que ha habido en esa categoría, éramos un equipo muy completo, balanceado en ofensiva y defensa. Todos salimos de ahí para la ESPA provincial e incluso algunos para la nacional. Como juvenil disfruté mucho mi paso por el equipo Cuba bajo la dirección de Pedro Chapé, quien siempre reconoció y admiró mi trabajo, alguien que no olvido. Participamos en Copas Cuba, Juegos Juveniles de la Amistad y centroamericanos y panamericanos de la categoría.
¿Tu debut en la categoría de mayores?
Fue con el segundo equipo de la capital, Industriales y dos años más tarde paso al Ciudad Habana. Por cierto en ese campeonato de primera categoría tuvimos un rendimiento tan malo que ni siquiera clasificamos a la siguiente fase.
Perteneciste a ese gran equipo Capitalinos que ganara 5 títulos consecutivos a finales de los 90. ¿Cómo viviste esos años de triunfo?
Capitalinos fue la oportunidad de consagrarme como atleta de alto rendimiento y llegar al team Cuba. Así mismo nos permitió cambiar la imagen que existía sobre los equipos de la capital, que carecían de carácter. Con nuestro juego exhibimos todo lo contrario. Revolucionamos el básquet aquí en muchos aspectos del juego, le demostramos a la afición del país nuestro amor por la camiseta, y le regalamos varios momentos de disfrute pleno en esos tiempos tan duros.
Al público la imagen que le trasmitían era la de un equipo cohesionado, con intereses comunes y grandes deseos de jugar un buen básquet. ¿Cómo eran las relaciones entre ustedes?
Teníamos una dinámica increíble dentro de la cancha, que empezaba a materializarse a partir de nuestro defensa organizador Roberto Carlos, quien le facilitaba a cada uno de nosotros un mejor rendimiento. Creo nos recuerdan por todo lo que aportamos dentro y fuera del terreno, pero nunca estuvimos ajenos a los problemas comunes de los equipos. Muchas veces celos, envidias y comentarios inadecuados dieron lugar a faltas de respeto, a pérdidas de valores que dejaron una imagen poco agradable en algunos jugadores y en nuestro coach Miguelito Calderón.
¿Qué jugadores de aquellos años recuerdas de manera más especial?
Como jugador Roberto Carlos por su inteligencia, maestría y serenidad en todo momento. Amiel Vega, Ariel Ruedas y Leonardo Cuesta, todos me brindaron mucho apoyo y seguimos siendo verdaderos amigos hoy día. Del resto de la isla Leonardo “maravilla” Pérez y Lázaro Borrell, únicos en su estilo; y Ángel Oscar Caballero, el mejor ejemplo de entrega que he visto de un jugador dentro de la cancha.
En aquellos años ligueros casi siempre se jugaba con gradas llenas que defendían con furor a sus equipos. ¿Dónde disfrutabas jugar más: en la Font o la Kid Chocolate? ¿Y Fuera de la capital?
Jugar ante la afición capitalina fue maravilloso, especialmente en la Font. Allí todos te respaldaban y disfrutaban de tu juego y del rendimiento del equipo. Ahora, sinceramente prefería jugar en la “Caldera de San Justo” en Guantánamo y también en la Urgellés de Santiago. El público era muy exigente, todo el tiempo te sometía a una gran presión, ideal para medir tu capacidad de juego y mejorar tu rendimiento.
El helicóptero… ¿cómo y cuándo es que se convierte en parte inseparable de tu carrera en los tabloncillos.
Creo recordar que fue al inicio de las ligas superiores, a partir de un escrito en el periódico que, al referirse a mis cualidades físicas y mis habilidades en el juego, terminaba comparándome con un helicóptero. El sobrenombre prendió en la afición y me acompañó por siempre dentro y fuera del terreno.
¿Qué representó la oportunidad de vestir en varias ocasiones la camiseta del equipo Cuba?
Representar a Cuba en eventos internacionales fue un sueño hecho realidad. La culminación de un camino colmado de sacrificios, la mejor manera de agradecer a todos los que apoyaron mi carrera desde el inicio.
Dos canastazos de tres que recuerdes con mucho agrado. Uno con Capitalinos y otro en el Cuba.
Más que dos canastazos recuerdo con mucha satisfacción las ocasiones en que, durante la liga, le anoté 9 triples a Occidentales y a Centrales en la Kid Chocolate. Con la selección nacional en el mundial del 94, al terminarse un partido contra Australia, Andruw Gaze, gran escopetero de ese team, me felicitó por mi rendimiento desde el perímetro. Eso lo disfruté mucho.
Juegos Panamericanos de Winnipeg, 1999…Escoges un nuevo camino para tu vida. ¿Difícil decisión?
Después de Winnipeg comenzó una nueva vida para mí. Fue una de las decisiones más profundas y aceptadas que he tomado. Supuso la oportunidad de buscar la paz espiritual y el deseo de vivir como un ser humano en todo su esplendor. Difícil decisión, pero sabía que mi familia, amigos y la afición en general me entenderían.
Buscaste continuar con tu carrera en el básquet. ¿Qué opciones tuviste?
En Canadá las opciones dependían mucho de la duración del proceso migratorio. También de encontrar la persona indicada que me supiera guiar. La falta de una liga nacional me impidió jugar como profesional allí, por lo que participé en una liga colegial con el Durham College. En dos ocasiones estuve jugando junto a mi querido amigo y hermano Leonardo Cuesta en el circuito dominicano con los equipos Madre Vieja y los Cocolos.
A excepción de los momentos que tuvieron Andrés Guibert y Lázaro Borrell, el circuito de la NBA ha sido esquivo a los baloncestistas cubanos. ¿Qué razones crees motiven este desencuentro?
Entre otras creo que la ausencia de una liga nacional fuerte que te vaya preparando, no tener la oportunidad de jugar fuera del país, además del acceso a los colegios y universidades norteamericanos que son la mejor escuela para llegar a ese nivel.
¿En el circuito de la NBA cuál es el equipo de tu preferencia?
Veo mucho los juegos de la NBA, y simpatizo con los Knicks de New York. También seguía a los Celtics cuando estaban los “big three” (Garnett, Pierce y Rondo).
Lebron, Wade, Carmelo, Durant, Kobe… ¿otro favorito?
No es menos cierto que todos esos jugadores que mencionas son los favoritos de muchos por su talento y maestría a la hora de definir partidos. Los disfruto, pero admiré a Grant Hill y Alonzo Mourning, pues supieron imponerse a las adversidades que la vida les puso en el camino, y fueron un ejemplo de constancia y entrega.
Muchos amigos al conocer mi propósito de lograr esta entrevista se mostraron muy contentos con ello. ¿Qué le dices a todas esas personas que tanto disfrutaron de tu juego y entrega en la cancha?
Nunca pensé que llegaría a calar tan profundo en el corazón de tantos amantes del baloncesto. Por ello en cada salida a la cancha entregaba lo mejor de mí como atleta y persona. Me siento muy halagado de haber podido contribuir a alegrar el día adía de muchos cubanos en aquellos tiempos difíciles, y que al salir de los partidos ellos creyeran en la esperanza de un mañana mejor, para lo cual solo había que luchar y proponerse metas por cumplir.
Intentemos un último triple. ¿Si volvieras a tener la oportunidad de escoger: Basquetbolista, Pelotero o Historiador?
Ser jugador de básquet fue una hermosa página de mi vida, pero si Dios me diera otra oportunidad probaría suerte en el béisbol. Me encantaría conectar un buen jonrón en el Latino y hacer vibrar a la afición y que entre ella estuviera un ser especial: Armandito el Tintorero. Quizás me decidiera por estudiar historia y como profesor contribuir a formar generaciones dignas en sus valores y principios.
Fotos: Cortesía del entrevistado
Muy buen trabajo realizado me fascinó el énfasis en todas las etepas del atleta y como con una sutileza increíble tocaron los valores éticos y morales del deporte cubano
Gracia por recordar aquellos vibrantes partidos en la Ramon Font, alli frente a la terminal de omnibus, ardientes de verdad…
Gracias Daniel, por devolvernos aquellos recuerdos, y por rescatar a un personaje como el “Helicóptero Basket”. La verdad que es un placer conocer su historia. Ojalá y puedas seguir rescatando historias de deportistas cubanos que han quedado en el olvido.
Hermano sinceramente me gusto el trabajo y muchos de mis companeros del team Capitalinos se sintieron muy emocionados. Pienso que esta historia puede ser un vivo ejemplo para aquellos que desean salir adelante en la vida, siempre con sencilles y humilda.
Que buenos recuerdos, era un chamaquito que solía mirar los partidos con mi papa por la televisión, que manera de festejar campeonatos, esta fue mi NBA cuando era niño y lo que le transmitían al público era único dejaban todo en la cancha daba gusto verlos jugar, esos clásicos contra orientales que dejaban a capitalinos campeón aún de visitante no me los olvido más. Ojalá y le vida les de mucho más pero les estoy agradecido por tantas alegrías que me dieron. Soy del 1987 estaba en la primaria y eran mis ídolos
Leopoldo “El Helicoptero” Vazquez es y siempre será una parte inolvidable de nuestra cubanía. Grandes momentos vivimos junto a él y capitalinos. No importa donde esté hoy, él siempre será nuestro.