El primer ministro de Haití, Jack Guy Lafontant, presentó el sábado su renuncia al cargo, en medio de críticas por el manejo de su intento fallido de incrementar drásticamente los precios de los combustibles, como había acordado con el FMI, lo que generó una ola de violentos disturbios.
Lafontant dijo ante la Cámara de Diputados que envió su carta de renuncia al presidente Jovenel Moïse, quien la aceptó. El mandatario confirmó en Twitter que aceptó la dimisión y la de otros miembros del gabinete.
Moïse tenía previsto emitir un mensaje televisado para referirse al vacío que deja la ausencia del jefe de gobierno en medio de la crisis política surgida tras las violentas protestas y el déficit en el presupuesto.
Con su sorpresivo anuncio, Lafontant se adelantó a una moción de censura que los diputados tenían prevista votar a fin de exigirle a Moïse designar a un nuevo primer ministro para que conforme un nuevo gabinete capaz de solucionar la crisis.
Los diputados habían convocado al primer ministro para que respondiera cuestionamientos sobre los violentos disturbios registrados entre el 6 y 8 de julio en protesta por el intento del gobierno del aumentar entre 38% y 51% los precios de los hidrocarburos. Durante los tres días de protestas, murieron siete personas y decenas de negocios fueron saqueados o destruidos.
“Con sus protestas, la población dio un grito y la cámara baja debe escucharla”, dijo el diputado Jean Marcel Lumeran al ser el primero en tomar la palabra durante la sesión del sábado que comenzó más de tres horas después de lo previsto.
En el momento en que comenzaba la sesión, el presidente de la cámara Gary Bodaeu escribió en su cuenta en Twitter que ese órgano “está en una encrucijada de la historia; debe tomar sus responsabilidades”.
En una carta enviada al primer ministro esta semana, Bodeau dijo que el intento de aumentar los precios de los combustibles había sido “una medida intempestiva e inoperante”.
La sesión en la cámara se desarrolló mientras en se realizaban pequeñas protestas en diferentes partes de la capital para exigir la dimisión del jefe de gobierno. En algunas zonas, los manifestantes quemaron neumáticos para bloquear las calles.
En prevención de hechos de violencia como los ocurridos el fin de semana anterior, la policía desplegó elementos e incrementó su presencia en los alrededores de la Cámara de Diputados. Varias embajadas europeas emitieron mensajes en Twitter pidiendo a sus ciudadanos que residen en Haití mantenerse en lugares seguros y abastecerse de provisiones.
En las protestas de la semana anterior, cientos de personas bloquearon las calles con barricadas y paralizaron Puerto Príncipe y otras localidades desde la tarde del 6 de julio, luego de que el gobierno anunció _justo cuando la población veía un partido de Brasil, su equipo favorito, en el Mundial de Futbol_ que al día siguiente incrementaría los precios de la gasolina, diésel y queroseno como parte de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para reducir los subsidios a los hidrocarburos.
El acuerdo con el organismo internacional, que busca acceder a créditos por unos 96 millones de dólares, incluye reducir los subsidios a los hidrocarburos, mejorar la recaudación fiscal y aumentar la inversión en programas sociales y de salud para beneficiar a la población. Según datos del Banco Mundial, alrededor del 60% de los haitianos, más de cinco millones de habitantes, viven con menos de dos dólares al día y el país se mantiene como el más pobre de occidente.
Con la eliminación de los subsidios a los hidrocarburos, el gobierno trataba de obtener unos 300 millones de dólares para el presupuesto del 2018-2019.
El vocero del FMI, Gerry Rice, explicó esta semana en Washington que el organismo considera que Haití debe eliminar los subsidios a los hidrocarburos, que “benefician desproporcionadamente a los menos necesitados”, y sugirió que lo haga de manera gradual.
Como respuesta a las protestas de la semana anterior, Lafontant había suspendido los incrementos al día siguiente, pero los disturbios continuaron y varios locales comerciales fueron destruidos y saqueados y decenas de vehículos fueron quemados, sin que la policía pudiera contener la violencia.
Otros sectores, como las organizaciones empresariales, la federación de alcaldes y partidos de oposición, también se habían pronunciado a favor de la renuncia o destitución del primer ministro.
Con su renuncia, Lafontant también se adelantó a otra interpelación en el Senado. Un grupo de 17 senadores había pedido la víspera al presidente de esa cámara convocar una sesión de emergencia con la meta de exigir su destitución y la formación de un nuevo gabinete.
Lafontant, un médico de 57 años sin experiencia previa en la administración pública, comenzó sus funciones en marzo de 2017 luego que su nombramiento por parte del presidente Moïse fue aprobado por el Parlamento.
Tras la renuncia de Lafontant, el parlamento debe aprobar la designación que haga Moïse de un nuevo primer ministro.
AP / OnCuba