Las autoridades cubanas incautaron 63 kilogramos de drogas ilegales entre enero y octubre de este año en 18 casos de narcotráfico, de los que 17 tenían como objetivo la introducción de estas sustancias en el país, informó este jueves la Aduana General de la Isla.
La directora de Enfrentamiento de la Aduana de Cuba, Moraima Rodríguez, precisó que además de la droga incautada –62 kilogramos de cocaína y uno de cannabis sintético– fueron detectados 41 casos de consumo de estupefacientes en los cruces de frontera, principalmente aérea.
Explicó que en algunos de los casos descubiertos los narcotraficantes traían la droga ingesta o adherida al cuerpo, y en otros estaba oculta en el equipaje o en alimentos, según cita la agencia Prensa Latina.
“Vivimos en un escenario muy complejo, tanto geográfico como por la situación mundial, con la diversificación de las rutas y métodos de ocultación cada vez más sofisticados”, aseguró Rodríguez.
También resaltó que Cuba mantiene el compromiso de “tolerancia cero” en su enfrentamiento al tráfico de estupefacientes y para cumplir con ese objetivo cuenta con fuerzas capacitadas y alta tecnología como escáneres que permiten descubrir pequeñas cantidades ocultas en cavidades del cuerpo humano, equipajes y cargas.
Cuba decomisó en 2017 más de 5,5 toneladas de droga, principalmente en el mar, de los que más del 60 por ciento correspondía a marihuana y gran parte del resto a cocaína, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Drogas de la Isla.
Esa cifra triplicó la registrada en los dos años anteriores, cuando se aprehendieron menos de dos toneladas en 2015 y se alcanzaron las 3,2 toneladas en 2016.
El año pasado fueron detenidas 56 personas por presuntamente tratar de introducir marihuana, cocaína o drogas similares a través de los aeropuertos cubanos, mientras 39 turistas fueron sorprendidos con este tipo de sustancias para uso personal, de acuerdo a la fuente.
El tráfico de drogas es penado en Cuba con altas condenas e incluso cadena perpetua y la tenencia también está penalizada, mientras los consumidores solo reciben multas y advertencias al tratarse de dosis mínimas destinadas al uso personal.