El primer ministro británico, Boris Johnson, sufrió el martes varias deserciones importantes de su propio Partido Conservador. Perdió la mayoría nominal en el Parlamento y quedó con una posición debilitada en momentos en que intenta impedir que los legisladores bloqueen sus planes para la retirada del país de la Unión Europea.
En un día de declaraciones enfáticas y debates agrios en la Cámara de los Comunes, los legisladores regresaron de su receso de verano para confrontar a Johnson sobre su insistencia en sacar a Gran Bretaña de la UE el 31 de octubre, con o sin acuerdo. Numerosos legisladores gritaron “¡Renuncie!”.
A medida que crecían las protestas frente al Parlamento denunciando un “golpe”, los legisladores debatían un proyecto de ley que podría impedir un Brexit brusco. El despacho de Johnson advirtió que si la legislación es aprobada habrá elecciones adelantadas, llevando el asunto a consulta popular para lo que serían las terceras elecciones generales en Gran Bretaña en espacio de cuatro años.
“Ya basta”, declaró Johnson. “El país quiere que esto se concrete y quiere que se respeten los resultados del referéndum. Estamos negociando un acuerdo y confío en que lograré un acuerdo”.
La delicada posición de Johnson se hizo evidente cuando acudió al Parlamento por primera vez desde que reanudó sesiones. El legislador Phillip Lee se levantó de su silla en la bancada conservadora y tomó asiento al lado de los demócratas liberales, una deserción que priva a Johnson de su escasa mayoría parlamentaria.
Ello dejó a Johnson vulnerable en caso de que el Parlamento intente una votación de censura y complica cualquier intento de aprobar una legislación.
Horas antes el martes, otros dos legisladores conservadores indicaron que no se postularán a reelección en lugar de acceder a las condiciones de Johnson. La exministra de gabinete Justine Greening y el exministro de relaciones exteriores Alistair Burt también indicaron que abandonarían sus escaños.
Jeremy Corbyn, líder del opositor Partido Laborista, fustigó a Johnson, acusándolo de “violación flagrante” de la constitución con designios de sacar a Gran Bretaña de la UE a como dé lugar.
“Él no está ganando amigos en Europa y está perdiendo amigos en su propio país. Este es un gobierno sin mandato, sin moral y, a partir de hoy, sin mayoría”, expresó Corbyn.
Johnson, quien asumió el cargo en julio, ha tratado de castigar a miembros de su Partido Conservador que se oponen a sus planes de Brexit, advirtiéndoles que serán expulsados si apoyan resoluciones parlamentarias para bloquear o postergar la salida.
Dominic Grieve, quien fue secretario de Justicia bajo el gobierno de David Cameron, dijo que las amenazas de expulsión demuestran “la crueldad” de Johnson. Greening expresó temores de que su partido “se está transformando en el Partido Brexit de Nigel Farage”. El exsecretario del Tesoro Philip Hammond advirtió que está dispuesto a dar “la batalla de mi vida” si las autoridades intentan impedirle que se postule para las próximas elecciones.
Los tres son adversarios de Johnson y Hammond vaticinó que se concretará un procedimiento en el Parlamento para tener control del Brexit. De aprobarse, el miércoles habría una votación para bloquear cualquier intento de salirse de la UE sin acuerdo.
Sin embargo, cambiar de gobierno no será nada fácil. Una moción de censura iniciaría un período de 14 días en el que Johnson podría tratar de revertir el resultado. De fracasar, se convocaría a elecciones anticipadas.