En Santiago de Cuba el uso de las motocicletas como taxis resulta un alivio ante el maltrecho sistema de transportación urbano que posee la ciudad. Centenares de motos recorren sus empinadas calles a todas horas del día. Una parte de ellas llevan ceñido a su andamiaje un logo que, en disímiles variantes, refleja un número que tiene un significado especial para esta provincia del oriente cubano: el 46.
Durante 21 temporadas fue ese el número que utilizó en su camiseta uno de los ídolos del béisbol santiaguero y cubano, Orestes Kindelán, el mayor jonronero del béisbol amateur en la Isla. Parafraseando al genial comentarista de la cadena ESPN, Ernesto Jerez, el “Kinde” le dijo que no a la pelota en 487 ocasiones durante su paso por los clásicos nacionales.
“El Cañón del Central Dos Ríos”, como también se le conociera en nuestro béisbol, accedió a sostener un diálogo con OnCuba. En estas líneas convergen sus opiniones en torno a temas medulares de la pelota cubana, ese universo cuya huella va más allá de la práctica deportiva y reviste un carácter identitario para el “ser cubano”.
La mayoría de los aficionados al béisbol cubano señalan las décadas de los años 80 y 90 del pasado siglo como el período cumbre de la pelota en la Isla, una suerte de “época dorada”. Tú, que jugaste durante ese tiempo, ¿coincides con esa apreciación?
Hay una verdad que es irrebatible a partir de los juegos y títulos que ganó el béisbol cubano, durante esa época, en la arena internacional. Sin dudas fue un período signado por los triunfos continuos en la mayoría de los eventos en que participábamos. La realidad contribuyó a acentuar ese “halo mágico”. Muchos refieren que, en esos torneos, no había presencia de jugadores profesionales por lo que la calidad de los mismos distaba de ser la mejor. Más allá de eso, nosotros como equipo, simplemente hacíamos nuestro trabajo, intentando siempre realizarlo con la mayor calidad posible.
Hoy, cuando muchos intentan evaluar la realidad de nuestra pelota en estos días, toman como referente aquel “período mítico”. En esa evaluación nuestro béisbol actual, por lo general, sale muy mal parado. ¿Consideras que existe ese abismo de calidad tan grande del que todos hablan entre una época y otra?
Soy de los que piensa que aunque el béisbol sea el mismo, no debemos comparar generaciones. Ahora, hay elementos que considero no se manifiestan en la actualidad de igual manera que en mi época de jugador. En particular creo que la entrega, el deseo de jugar, el sentir de cada atleta en el terreno es muy diferente al de veinte años atrás. Eso lo puedes notar en los resultados inferiores que se obtienen en estos momentos, los números no mienten. Pero, hay algo que a mi juicio resulta más importante aún en esa comparación: debe tenerse en cuenta el complejo y diferente momento histórico que está viviendo Cuba y cómo repercute en la manera de pensar de los deportistas.
Un elemento vital para alcanzar un adecuado desarrollo y garantizar la calidad de nuestro béisbol es el trabajo en la base. Tengo entendido que actualmente estás trabajando con esas categorías iniciales. ¿Cuáles son las principales dificultades y deficiencias que afectan esa labor diaria?
Lo más complicado de este importante trabajo con los niños y los jóvenes es la escasez de implementos, que al final son la base para la práctica del béisbol. Igual te diría que el interés de estos por aprender no se manifiesta tampoco como hace un par de décadas. Y, en ese sentido, aunque la exigencia y enseñanzas de los profesores sean mayores o menores, la motivación principal debe radicar en el atleta, no importa la edad. Amar el béisbol es un punto de partida esencial, va más allá de si estemos en short o descalzos, o jugando en una plaza o en un parque. Claro, en la medida en que las condiciones materiales resulten más o menos propicias, el desarrollo del atleta va a ser superior.
En tu época como jugador las posibilidades de acceder o dar seguimiento al béisbol de otras ligas, eran muchísimo menores que ahora. ¿Tuviste interés por conocer el béisbol que se jugaba fuera de Cuba?
Desde que participé en el Mundial Juvenil de 1982, en Barquisimeto Venezuela, tuve interés en conocer sobre el béisbol que se jugaba fuera de la Isla, de manera particular en las Mayores. Sucede que, en aquel momento, si hablabas o comentabas algo relacionado con ese tema, no salías de Cuba a nada y, por ende, dejabas de integrar las selecciones nacionales.
¿Te hubiese gustado poder mostrar tu talento en el circuito de las Grandes Ligas?
En la MLB juegan los mejores exponentes de este deporte en el mundo. Me hubiese gustado jugar a ese nivel, pues considero que reunía la calidad necesaria para hacerlo bien.
Uno de los elementos que ha marcado al béisbol cubano en los últimos 20 años es la emigración constante de atletas. Si bien esa partida continua de peloteros es una de las razones que afecta la calidad de nuestros torneos nacionales, al unísono las notables actuaciones de muchos de ellos en los distintos circuitos profesionales del mundo son una muestra evidente de que el talento y la calidad del pelotero cubano se mantienen a un alto nivel. ¿Pudieras darnos una valoración sobre estas ideas?
Tal como te he comentado con anterioridad es vital darse cuenta de que esta generación de atletas piensa diferente a otras que la antecedieron, y ello marcha a la par con lo diferente que es la Cuba de hoy con la de hace 20 o 30 años. Los problemas son mayores y las necesidades y expectativas crecen diariamente para ellos y sus familias. Importante sería tomar decisiones en beneficio de nuestro pasatiempo nacional y de nuestros atletas. Hay que motivarlos, lograr que se sientan a gusto, diseñar políticas inteligentes. Después podremos exigirles que cumplan con los reglamentos establecidos e intentar que la opción de emigrar no sea la número uno en sus mentes.
La reinserción de Cuba en la Serie del Caribe, la nueva política de remuneración a los atletas y la posibilidad de que estos se contraten en ligas profesionales pueden ser factores que ayuden a revertir la compleja situación de nuestra pelota actual. ¿Qué otros elementos consideras necesarios incorporar o modificar en nuestro béisbol para la consecución de este propósito?
Lo más importante es que se cumplan todas las propuestas hechas por la Comisión Nacional y el INDER, que se haga en tiempo y se materialicen según lo proyectado. Ir erradicando todos los problemas existentes tiene que ser una tarea diaria, ejecutada con total claridad y lógica para los cambios que necesitamos.
Kindelan no jugo las 21 series nacionales con el número 46, eso es in error. El Kinde inicialmente jugaba con el número 10. El número 46 era el q el jugaba en el equipo Cuba y despues decidio quedar se con el…
Aqui hay in link para q conozcan a Orestes Kindelan..
http://lasavispas-sc.blogspot.com/2011/02/orestes-kindelan-olivares-el-mejor.html?m=1
Errorr: soy santiaguero y el numero 46 lo ponen en las motos por valentino rossi 9 veces campeon de moto GP.. PD: El tambor mayor fue y será siempre el mejor…..
El Tambor Mayor… es asi como se referian los narradores y cronistas a Kindelan, no recuerdo eso de El Cañón del Central Dos Ríos. Es indiscutible la calidad como peloterazo del Kinde, pero muchos nos preguntamos, hubiese tenido los mismo numeros con bate de madera?. De cualquier manera es un grande de la pelota cubana.
Ya sea con aluminio o madera el Kinde sería jonroner por igual. ¿Pito Abreu y Kendry Morales no dan jonrones en la MLB?