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En un esfuerzo conjunto por mejorar el acceso a la energía en zonas rurales de difícil acceso en Cuba, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), apoyado por la Unión Europea, y diversas instituciones cubanas, como la Universidad de Sancti Spíritus, han implementado proyectos que promueven el uso de fuentes renovables. Estas iniciativas han beneficiado a miles de familias, mejorando su calidad de vida y fomentando el desarrollo local sostenible.
Uno de estos proyectos es “FRE Local”, vigente desde 2023 y mediante el cual se han instalado 550 sistemas basados en fuentes renovables en 12 comunidades rurales de ocho provincias cubanas. Gracias a esta infraestructura, las familias pueden contar con electricidad las 24 horas del día, lo que facilita tanto las actividades domésticas como las productivas.
En la comunidad de Alazanes, en Sancti Spíritus, la instalación de sistemas fotovoltaicos ha transformado la vida de los residentes, quienes antes dependían de grupos electrógenos con suministro limitado.
Ridilsi Hernández, joven agricultor local, cuenta que su trabajo ha prosperado gracias a los paneles solares. “Nosotros cultivamos de todo aquí: boniato, frijoles, malanga, plátano, yuca, maíz… y se vende para la ciudad de Sancti Spíritus. Ahora vamos a sembrar y ver cómo instalamos una bomba para el riego, sin tener que depender del petróleo”, explicó a PNUD.
Frente a un contexto de migración interna desde el campo hacia las ciudades debido tanto a la crisis acentuada como a la falta de oportunidades económicas, iniciativas como esta podrían incentivar a jóvenes como Ridilsi a quedarse y desarrollar negocios propios en el sector agrícola.
“Al tener electricidad, la gente no se desespera por irse del campo”, afirmó a PNUD María Reyes, otra beneficiaria del proyecto.

Energía resiliente frente a desastres
Tras el paso del huracán Irma en 2017, el proyecto “Resiliencia Energética” permitió garantizar el acceso a una fuente estable y segura de energía para 2.827 familias en 13 provincias del país. Se instalaron 827 nuevos sistemas fotovoltaicos autónomos de 2 kW y se repararon 2 mil sistemas de 300 watts. Además, brigadas técnicas de la Unión Eléctrica fueron capacitadas en diagnóstico y mantenimiento, fortaleciendo así la capacidad de respuesta ante eventos meteorológicos extremos.
Estas acciones, según una nota publicada en la web del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), han contribuido a reducir el uso de combustibles fósiles, evitando la emisión de 58 toneladas de CO₂ equivalente y el consumo de 22 mil litros de diésel. Asimismo, se instalaron 95 bombas solares que garantizan el acceso al agua y el riego agrícola, beneficiando directamente a familias y polos productivos.
Capacitación y empoderamiento comunitario
Más allá del acceso a energía limpia, ambos proyectos han promovido el empoderamiento de las comunidades locales. Desde la implementación en 2023, un total de 162 personas han sido capacitadas en temas como biogás, tecnologías renovables, gestión de proyectos y planificación energética.
En alianza con la Universidad de Sancti Spíritus, se diseñó e implementó un curso de Técnico Superior en Fuentes Renovables de Energía y Eficiencia Energética, lo que fortalece las capacidades locales para garantizar la sostenibilidad de las inversiones.
Además, se han instalado seis comunidades con parques fotovoltaicos sincronizados al Sistema Electroenergético Nacional (SEN) para generar electricidad a mayor escala.
Metas climáticas hacia 2035
El 22 de marzo de 2025, Cuba presentó su Contribución Nacionalmente Determinada (CND) ante el Acuerdo de París, en la que delineó sus objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático hasta el año 2035, para cuyo logro el protagonismo de las fuentes renovables de energía en la matriz energética es esencial.
Entre las metas de mitigación anunciadas por La Habana destaca el compromiso con la reducción de emisiones de CO₂. Para ello, el país propone evitar el consumo de 329 mil toneladas equivalentes de petróleo anuales mediante mejoras en eficiencia energética durante el período 2031-2035.
Otra de las metas clave es que, para 2030, el 37 % de la energía eléctrica provenga de fuentes renovables, distribuidas en 17 bioeléctricas, 13 parques eólicos, 74 hidroeléctricas y una capacidad instalada de 2.104 MW de energía fotovoltaica (equivalente al 12 % del total). Esta ambiciosa transformación forma parte de la Política para el desarrollo perspectivo de las Fuentes Renovables de Energía (FRE).
Según datos de la agencia IPS, Cuba consume anualmente alrededor de 8 millones de toneladas de combustibles para su abastecimiento interno, de las cuales el 40 % debe importarse. Poco más de la mitad se destina a la generación de electricidad, un sector cuyo costo se estima en 2 800 millones de dólares al año.
“No tenemos alternativa. El país no puede seguir cargando con esas facturas que, junto con las compras de alimentos —estimadas en unos 2 mil millones de dólares anuales—, son las más grandes”, explicó a IPS en 2022 Rosell Guerra, director de Energías Renovables del Ministerio de Energía y Minas.
En conjunto, las acciones desarrolladas por PNUD en las comunidades rurales, según datos del propio Programa, contribuyen a la sustitución de 172 toneladas anuales de combustibles fósiles, en un país que aún depende en un 95 % de estas fuentes para su matriz energética y que en 2023, debido a la crisis de divisas, logró importar apenas un tercio de la demanda nacional. Es una porción discreta, pero su impacto local ha sido significativo.
Además de los compromisos climáticos ratificados por Cuba, el gobierno aprobó en diciembre de 2024 el Decreto 110, que obliga a los actores económicos —estatales y privados— considerados “altos consumidores” de energía, a invertir en fuentes renovables para generar al menos el 50 % de su consumo durante el horario pico diurno.
La iniciativa privada también se está abriendo paso gradualmente en el mercado de las energías renovables. Un ejemplo de ello es la empresa Captura Aid and Trade, una mipyme con capital noruego que facilita la instalación de sistemas solares en viviendas y negocios, permitiendo a los usuarios contar con electricidad constante en medio de los frecuentes apagones.
Este sector emergente, unido a iniciativas como las promovidas por Naciones Unidas, representa una alternativa prometedora para mitigar la crisis energética en Cuba y fomentar la autosuficiencia energética en comunidades locales, tanto urbanas como rurales.
!!! De aislamiento total a falta de respeto total y sin regreso.?!!.