La bahía es un lago de plata. Las calles suben, bajan, serpentean entre las casas. La ciudad-anfiteatro aparece en todo su esplendor. El ángel de la catedral deja ver sus alas tan cerca que casi puedo tocarlas. Allá, un edificio se recorta contra las montañas…
Tal es la vista excepcional que se derrama desde la torre del reloj en la Catedral de Santiago de Cuba, reconvertido en mirador y abierto desde los finales del año recién concluido, a lugareños y visitantes.
Accesible desde la calle Santo Tomás, es una de las dos estructuras paralelas que identifica a la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral santiaguera y está ubicada a 25 metros sobre el nivel de un atrio elevado.
La escalera interior de madera ha sido trazada con sumo cuidado en una combinación de pasos y descansos, con algunos peraltes osados.
El precio es casi simbólico y el horario bien amplio: desde la mañana hasta caer la tarde. En la base, siempre hay una sonrisa que le invita o le guía. La gruesa puerta con clavos de cazoleta siempre está abierta.
La imagen actual de la torre, como la de la mayoría del inmueble, data de la remodelación que propició Monseñor Ambrosio Guerra y fue realizada por el eminente arquitecto Carlos Segrera entre 1916 y 1922.
En esa época se estilizaron las torres catedralicias, la fachada neoclásica se transformó, se esculpió el ángel y se abrieron los nichos para acoger las figuras de Cristóbal Colón y Bartolomé de las Casas.
Asimismo, el atrio fue socavado para comercios y en parte de esa área soterrada radica hoy el Centro Cultural y de Información-Biblioteca Pedro Claro Meurice, ahora mismo una de las instituciones más dinámicas y creativas de la urbe oriental.
El terremoto de 1932 afectó severamente a la catedral santiaguera y a sus elementos más notables. La torre del reloj quedó en tan mal estado que se llegó a hablar de demolición; pero finalmente fue salvada y se aumentó su resistencia constructiva con hormigón y sostenes metálicos.
De historia pasada y reciente está pleno el entorno. La Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral santiaguera ha emergido de incendios, terremotos y ciclones. La rehabilitación tras el inmisericorde huracán Sandy (2012) fue notable. En ella ofició el Papa Francisco la misa de despedida de su visita a Cuba como misionero de la misericordia, el 22 de septiembre de 2015.
En el atrio y a unos pocos metros de la torre, al dirigirse a la multitud congregada en el parque Céspedes, el Santo Padre expresó aquella frase inolvidable de que “un pueblo que cuida a sus abuelos y que cuida a sus chicos y a sus jóvenes tiene el triunfo asegurado”.
El mirador de la Catedral reserva imágenes únicas. A sus pies, asoma una ciudad que pare trovadores y héroes. ¿Cómo será un abrazo en esas alturas? Dame tu mano. Te invito a subir los noventa y tres escalones.
Te felicito Reynaldo. Bella cronica que abarca el esplendor y la hidalguia de esa hermosa ciudad
Cuando vuelva a Santiago, seguro que subiré los 93 escalones. Lástima no haberlo sabido un par de años antes. A la Catedral de Camagüey también se puede subir, pagando 1 cuc y es una de las experiencias más hermosas de las que he disfrutado en los últimos años.
Dan deseos de subir esos 93 escalones con tu crónica!!! Un beso grande de esta admiradora que nunca ha ido a tu Santiago.