Los obstáculos bancarios y financieros puestos por Estados Unidos contra Cuba centraron la reunión de temas regulatorios entre funcionarios y especialistas de ambos gobiernos, el 12 y 13 de julio. La eliminación de esas restricciones es un objetivo común que buscan tanto las autoridades de La Habana y Washington, con la mirada atenta del empresariado norteamericano interesado en comerciar e invertir en la Isla.
“Tuvimos un amplio debate y demostramos que hasta este momento, Cuba no ha podido realizar ningún pago ni depósitos en efectivo en dólares estadounidenses”, dijo la viceministra de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Ileana Nuñez Mordoche en conferencia de prensa tras la conclusión de la reunión con personal de los Departamento de Estado, Tesoro y Comercio de EE.UU., en compañía de las correspondiente contrapartes del Banco Central de Cuba y los Ministerios de Finanzas y Precios, Economía y Relaciones Exteriores.
El encuentro tenía en agenda una evaluación del alcance e impacto de las modificaciones del compendio de prohibiciones pensadas para una guerra económica librada contra la isla en tiempo de la Guerra Fría y hasta tiempos reciente.
La parte cubana señaló las limitaciones presentes en la implementación de los paquetes de cambios emitidos desde enero de 2015. El Departamento de Estado notificó en un comunicado haber “descrito los cambios regulatorios que fueron anunciados el 16 de marzo relacionados con los viajes a Cuba, el comercio y las transacciones financieros. Las delegaciones abordaron las formas en que ambas naciones pueden trabajar juntas dentro de las leyes y regulaciones actuales de EE.UU.”
La incertidumbre acerca del futuro de las sanciones, las contradicciones entre estas y las nuevas medidas, han trabado el avance en el terreno financiero. Sin dinero, se obstaculiza a todos lo demás, como explicó en declaraciones a Reuters el ex Secretario de Comercio Carlos Gutiérrez, un empresario cubanoamericano que ahora preside un consejo de negocios entre su país natal y EE.UU.
La posición mantenida en público por los diplomáticos cubanos es que la Administración Obama puede vaciar el bloqueo a golpe de órdenes ejecutivas, eliminando las sanciones mantenidas por diferentes agencias de gobierno federal que no estén explícitamente codificadas en una ley. Pero la Casa Blanca ha centrado la apertura en las telecomunicaciones y el sector privado cubano, pasando por alto la forma en que La Habana organiza su propia economía.
El Departamento del Tesoro actualizó el 8 de julio su hoja informativa de preguntas y respuestas acerca de Cuba, adicionando información acerca del uso del dólar, relacionadas con las transacciones con ciudadanos cubanos, así como su posibilidad para establecer cuentas corresponsales en la moneda estadounidense.
“El documento busca explicar al sector privado el impacto de los cambios regulatorios” explicó a OnCuba vía correo electrónico Jodi Bond, vicepresidente para las Américas de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos. “La incertidumbre todavía rodeada el ambiente regulatorio a ambos lados de la relación entre Cuba y Estados Unidos.”
Bond espera que el cuestionario informativo de Tesoro “provea a los bancos de un mayor entendimiento y además quite algo de incertidumbre, pero solo el tiempo lo puede decir.”
El texto del Departamento del Tesoro precisa que los bancos de Cuba “continúan teniendo prohibir la apertura de cuentas corresponsables en instituciones financieras de EE.UU.”, una disposición que mantiene en pie la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC por sus siglas en inglés), que emite esa información y multa a quienes la incumplen.
El asunto de las cuentas corresponsales fue señalado por la vicepresidenta del Banco Central de Cuba Irma Margarita Martínez como el impedimento principal para concretar las transacciones en la divisa verde, según afirmó en declaraciones a la prensa cubana durante una Conferencia sobre Transferencias Monetarias Internacionales realizada en La Habana.
En una carta a la Casa Blanca, el Consejo Presidencial de Exportación ya había recomendado a Barack Obama “comunicar el completo espectro y el significado de los recientes cambios regulatorios a las empresas estadounidenses, incluyendo a las compañías de servicios financieros”.
El tema del uso del dólar ha adquirido una connotación política peculiar. Recientemente, el mandatario cubano Raúl Castro sustituyó su habitual solicitud de un mayor uso de los poderes ejecutivo de su par estadounidense para recordar que “a más de tres meses de los anuncios del presidente Obama, el 15 de marzo, de que se eliminaría la prohibición a Cuba para utilizar el dólar en sus transacciones internacionales, lo cierto es que no se ha logrado todavía efectuar pagos ni depósitos en efectivo en esa moneda”.
Las contradicciones en la normalización crean situaciones paradójicas: por ejemplo, las decenas de miles de visitantes estadounidenses que llegan a la Isla más grande del Caribe, llamados en teoría a apoyar una mayor independencia del pueblo cubano de su gobierno, entregan a las arcas estatales 10 por ciento de todo el dinero que traen por un impuesto sobre el cambio de los dólares a pesos convertibles, un gravamen que se mantendrá hasta que el Departamento del Tesoro abra efectivamente a Cuba las puertas del dólar.