La pandemia sigue subiendo de nivel en Florida. Este viernes los servicios estatales de salud informaron 3,822 nuevos casos de la Covid-19 detectados el jueves– o sea 615, más que el día anterior, otro record absoluto, el sexto en una semana. El más alto. Ahora suman 90,000 casos de contaminación y 3,000 muertos.
Esto ha llevado al alcalde del condado Miami-Dade, Carlos Giménez, a insistir en la necesidad de reforzar las medidas de protección, aunque sigue rehusando dar marcha atrás a la reapertura de la economía y las actividades públicas, decretada hace casi dos semanas.
“No hay todavía razones para ello. Pero hay que cumplir con las instrucciones orientadas”, dijo. Aunque el incremento de casos es preocupante, no se ha llegado a los 10 casos por cada mil habitantes, lo recomendado por el Centro de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Hasta el momento en Florida se han llevado a cabo 1,533.876 pruebas con un resultado de 89,748 personas detectadas con la enfermedad, o sea, 4,1% por debajo de la cifras recomendadas por el CDC. Y como en el condado todavía los infectados son el 9,5%, el alcalde insiste en normalizar la vida pública pese a que la cifra representa apenas dos décimas más que el jueves.
Aun así, “vamos a ser más duros y hacer cumplir las reglas”, enfatizó sin que aparentemente importe que en el condado hayan aparecido 522 nuevos casos y cinco personas más hayan muerto, para un total de 864.
De todos modos, las personas siguen saliendo a la calle, muchas sin cumplir con la regla de usar máscaras, incluyendo a la policía. “Cumplir estas reglas nos hace más seguros. Hay que entenderlo”, explica el edil.
No está claro cuándo las autoridades locales impondrán un retroceso en el desconfinamiento, pero subsiste la insistencia en que las pérdidas económicas han sido tan altas que muchos comercios han aprovechado el relajamiento, ordenado la semana pasada por las autoridades, para forzar las reglas. A esto contribuye el hecho de que muchas personas cuestionadas por la prensa no parecen tener una acepción correcta de que el peligro de propagación no ha desaparecido.
“Si nos dejan salir a la calle no tiene sentido de que ahora quieran que volvamos a encerrarnos”, dijo una mujer entrevistada por la cadena Telemundo.
Puede parecer una contradicción, pero las cifras no mienten. La pandemia está aumentando. La desobediencia pública parece ser sinónimo de desespero debido a todos los meses que la población ha estado confinada. Y en este verano de mucho calor tienen necesidad de salir a la calle.
Las playas se están llenando, las tiendas tienen más clientes y los restaurantes se abarrotan, aunque los clientes coman en la acera.
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