Las vulnerabilidades de Cuba ante el cambio climático son seguidas de cerca por los científicos de la Isla, que hasta la actualidad han realizado un centenar de estudios sobre el tema, de acuerdo con Elba Rosa Pérez, ministra de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
Los riesgos son ciertos: para 2050 se espera que la superficie de Cuba sumergida, de forma permanente, sea del 2,3 por ciento de su territorio nacional. En la actualidad, cerca de 570 asentamientos y más de 260 fuentes de abasto de agua son vulnerables por intrusión marina, y el 85 por ciento de las playas arenosas de la Isla muestran indicios de erosión.
Para enfrentar este panorama, el CITMA, de conjunto con el gobierno cubano, lleva adelante una estrategia llamada “Tarea vida”, en la que, tras 18 meses de implementación, “se ha avanzado en la identificación de las zonas vulnerables y se emprenden acciones”, según Pérez, citada por la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
La ministra explicó que “el programa de acción no es rígido y se adapta a las necesidades del momento”, y como parte del mismo se han terminado hasta la actualidad más de 100 estudios sobre vulnerabilidades y riesgos, se han presentado proyectos científicos y existen unas 15 zonas priorizadas.
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Entre los avances de 2018, según refiere la ACN, estuvieron la conformación de un mapa sobre los tipos de costas, la conclusión del estudio base de la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) –donde además, se instaló una estación integral para medir indicadores hidrometeorológicos, sismológicos y radiológicos, y para la alerta temprana–, el vertimiento de miles de metros cúbicos de arena para la recuperación de dunas y playas, y el diseño de zonas de baño y exposición solar.
También se trabajó en un mapa de alerta sobre el ascenso del nivel medio del mar como consecuencia del cambio climático, realizó experimentos para la recuperación de los arrecifes de coral, por su condición de barreras de protección, y propuso medidas que deben adoptar los distintas entidades de la Isla para “atenuar las vulnerabilidades”.
La titular del CITMA dijo que “ha sido significativo el monitoreo, vigilancia y alerta temprana” del Instituto de Meteorología, y resaltó el apoyó del gobierno, que supervisa sistemáticamente la ejecución del programa y destinó más de 945 millones de pesos para su financiamiento en 2019.
No obstante, Pérez reconoció que “hay aspectos que influyen negativamente” en el desarrollo de la Tarea Vida, entre ellos “la poca uniformidad en las respuestas en todos los sectores y territorios, el vacío de conocimiento científico a nivel local, el hecho de que la información no siempre llega de manera oportuna y de que muchas de las medidas tienen carácter reactivo, no preventivo, o están formuladas para el corto plazo”.