Cuba, entre la crisis, el ajuste y las nuevas tiendas en divisas

Está en las manos del Estado cubano diseñar políticas públicas que tengan carácter estructural y orienten su atención hacia las deformaciones de nuestra lógica de funcionamiento interno.

Foto: Ismael Francisco/AP

El gobierno cubano dio a conocer el pasado 16 de julio un grupo de medidas económicas emergentes que serían tomadas para paliar la crisis económica aguda que enfrenta el país. Vale recordar que esta crisis está influenciada por tres elementos:

Muchas de esas medidas daban respuesta a reclamos de años de grupos de profesionales de diversas ramas, incluidos economistas, sobre las necesidades de expandir las opciones de diversificación económica para ampliar inversiones, producción, consumo y las opciones de empleo nacional.

¿Nuevas medidas o implementación de lo acordado?

¿En qué tiempo podemos esperar resultados de las medidas propuestas?

La mayor parte de esas medidas requerirán un marco temporal que supera el corto plazo y llevará tiempo evaluar sus resultados.

Corto plazo

De las nueve anunciadas por el Ministro Alejandro Gil y ampliadas en días posteriores por la prensa cubana, las de carácter monetario tendrían un impacto inmediato en el sentido económico, pero también en lo social. En adición a la eliminación del gravamen impuesto al dólar, se anunció la apertura de tiendas para vender en divisas extranjeras artículos de gama alta y media. El objetivo es la recaudación de divisas internacionales, cuya lógica económica subyacente es similar a la de un corralito bancario —el país no venderá divisas a las personas naturales y evitará la salida de estas monedas fuera de la Isla—, al tiempo que la bancarización solo admite el uso de las divisas en el país a través de tarjetas especialmente concebidas para ello. Las reacciones divididas en la opinión popular entre el apoyo y la incomodidad son comprensibles. De la misma forma en la que la crisis de los 90 llevó a la dolarización parcial de la economía, cuyo impacto sobre la inequidad no se hizo esperar, esta medida tendrá un efecto similar de agudización de las ya existentes inequidades sociales en Cuba.

Análisis sobre la estrategia económico-social aprobada por el Gobierno cubano (II)

Costo social

El costo social que impone esta medida debe ser calibrado y balanceado de forma apropiada para evitar una brecha más profunda entre los grupos sociales con acceso a las divisas y las personas que no cuentan con esa posibilidad.

¿Qué elementos se deben considerar?

Lo primero a considerar para evitar una brecha mayor de desigualdad sería que, en efecto, los productos de las tiendas en divisas internacionales hubieran sido de media y alta gama. La realidad demostró que productos alimentarios necesarios, no disponibles en ninguna otra moneda, fueron puestos a la venta en esta red de tiendas. De haberse cumplido lo primero, se habría podido quizás garantizar la lógica de mantener la oferta en tiendas en CUC y CUP de los productos básicos priorizados. Pero nada es sencillo en economía.

Si el país no cuenta con divisas para operar en los mercados internacionales, no puede realizar compras de bienes de consumo para la venta en las tiendas en divisas y las tiendas en monedas nacionales. Simplificando procesos muy complejos, si lo recaudado en esas tiendas se invierte mayormente en la importación de bienes de consumo básicos para garantizar el siguiente ciclo comercial de esas mismas tiendas, y repetir el bucle de gastos, el estado estaría funcionando solo como un revendedor, un intermediario más en un proceso de compra-venta. Si se reinvierte en medios de capital para impulsar sectores de la economía, posiblemente el retorno solo se verá en el mediano o largo plazo. Lo que quiero decir con esto, es que ninguna salida es simple, y este es un problema económico con múltiples aristas.

Esto nos lleva a una tercera opción relacionada con la anterior: La reestructuración del mercado interno a través de ajustes en la empresa privada y cooperativa nacional, extranjera y la empresa estatal.

Ya se han dado pasos, al menos se han anunciado, sobre los ajustes que se realizarán en la empresa privada nacional. La eliminación del listado de actividades autorizadas a ejercer de forma privada por ciudadanos cubanos es sin dudas, un importante signo de progreso. Sin embargo, hay que tener cuidado. En nuestro afán por resolver un problema, no podemos introducir más distorsiones económicas, financieras y sociales difíciles de abordar y corregir en el futuro si no se hace desde el inicio. El respeto a los derechos laborales, es uno de ellos, y la corrección de inequidades sociales, otro.

Análisis económico: Empleo en Cuba, sector estatal y privado

El hecho de que Cuba lleve 30 años conviviendo con profundas inequidades territoriales, económicas y sociales, no quiere decir que tengan que mantenerse, ni profundizarse. Las tiendas en divisas internacionales imponen dos niveles de inequidades. La más obvia es la asociada a la estratificación social resultado del acceso a ese tipo de divisa internacional, no disponible para todos los cubanos. Sin embargo, esta medida también profundiza las inequidades territoriales. Algunas áreas, sobre todo urbanas, concentran mayor proporción de personas con acceso a esas divisas y exhiben niveles de vida más altos. Por otra parte, estas tiendas son pocas y requieren en muchos casos que las distancias a recorrer para acceder a ellas sean significativas. Esto último es particularmente sensible en medio de una pandemia que limita la movilidad.

¿Cómo corregir inequidades?

Una forma de corregir inequidades puede ser a través de proyectos de desarrollo local que utilicen adecuadamente las potencialidades de las regiones, y se integren a las micro, pequeñas y medianas empresas locales, estatales, cooperativas y privadas. Pero eso conlleva un reajuste de la empresa estatal y los gobiernos territoriales, impone la necesidad de revisar el alcance y los límites de las diferentes instancias de dirección de gobiernos y otorgar cierto margen de decisión a las empresas estatales y a los gobiernos locales. Sin esto, cualquier proyecto puede estar condenado al fracaso.

La nueva política de desarrollo territorial en Cuba

Estas políticas convergen con la recaudación de divisas internacionales. Un entramado empresarial y productivo diseñado de abajo hacia arriba, y no impuesto de arriba hacia abajo, puede liberar al Estado nacional de una carga financiera significativa en el futuro que liberará divisas que se pueden emplear en actividades priorizadas en el país, como mantener y mejorar los servicios de salud y educación y mantener programas sociales priorizados e, incluso, incrementar los niveles salariales en el sector estatal. Los resultados no son inmediatos, pero en algún momento tendrán que implementarse medidas que ayuden a corregir ambas, las deformaciones estructurales de la economía y las inequidades.

¿Qué ha pasado hasta ahora con las tiendas en MLC?

La forma en que se ha concebido la recaudación de divisas con estas tiendas ya enfrenta dificultades y no ha pasado el primer mes. Estados Unidos concentra el 81% de los emigrados cubanos, y sin embargo, es para los residentes en ese país para los que resulta más difícil, sino imposible, enviar dinero a través del uso de las tarjetas AIS. FINCIMEX, la empresa financiera cubana que funge como enlace entre el receptor de la remesa en Cuba y el emisor, se encuentra entre las empresas cubanas listadas como restringidas por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Hace poco fue noticia que el banco francés Crédit Mutuel Bank, a través del cual operaba FINCIMEX, se había negado a continuar realizando transacciones para esta empresa financiera ante las amenazas recibidas por los Estados Unidos. Esta semana, FINCIMEX anunció que la emisión de nuevas tarjetas quedaba suspendida hasta nuevo aviso porque “El alza de la demanda ha superado nuestra capacidad de importación de determinados insumos”.

Nuevamente la alta demanda y el bloqueo de los Estados Unidos sorprendieron al país. Ante este escenario, muchos nos preguntamos cómo no se previó el incremento de las solicitudes en un país con una población emigrante de 1,654.684, que representa el 14.59% de la población. Un estudio de Haeffele S. y Hobson A.L de 20191 ubica las remesas hacia Cuba en el orden de entre los 2 o los 3 miles de millones de dólares al año. . En el año 2015, por ejemplo, se estimaron en un total de $6.85 miles de millones de dólares. Si esos son datos conocidos, se podría mínimamente calcular que muchas de las personas receptoras de remesas constituirían potenciales demandantes de esas tarjetas. Como además no se necesita un depósito inicial, era posible prever que muchos más, sobre todo aquellos que brindan servicios a turistas internacionales, por ejemplo, acudieran también a abrirse su cuenta en divisas extranjeras. Era previsible que si los productos en venta en esas tiendas, no son de alta gama, sino también productos de primera necesidad, como alimentos, no disponibles en tiendas con venta en CUC y CUP, los cubanos sin acceso a divisas internacionales iban a solicitar sus tarjetas y a acudir al mercado informal a adquirirlas y financiar así su acceso a esos productos. Estas cuentas, además, tienen algunas peculiaridades, como que no devengan intereses, lo cual ya transforma estas tarjetas en medio de pago, exclusivamente, con limitada circulación en la economía. En otras palabras, estas tarjetas son una tercera moneda circulando en el país, cuyo tipo de cambio principal está siendo establecido por el mercado informal de divisas de Cuba.

Tres pasos para comprar en las tiendas en divisas extranjeras en Cuba

Considerando lo anterior, y la urgencia del país por recaudar divisas, se pueden sugerir opciones de pagos en monedas libremente convertibles, o divisas extranjeras, que no obliguen al uso de unas tarjetas cuya emisión ininterrumpida no está garantizada. Podrían explorarse formas de pago virtuales, por ejemplo. O podríamos regresar a los tradicionales pagos en efectivo, aunque no garanticen la retención de la cantidad deseada de divisas. El anuncio de que el Estado cubano no vendería divisas tiene dos impactos. Primero, el CUC pierde su convertibilidad en la economía, su razón de ser. Lo natural es el tránsito hacia su eliminación. Eso nos dejaría con el peso cubano como moneda nacional, con un cambio establecido contra divisas. Puede ser, digamos, 25 CUP por cada dólar. Segundo, se han disparado los precios de los dólares y las divisas internacionales en el mercado informal cubano.

La existencia de estas tiendas ha adicionado también un nuevo mercado informal. Aquellos con tarjetas en divisas brindan un servicio de compras para terceros que se cobra en CUC con un cambio que oscila desde 1.20 hasta el 1.50 CUC por cada dólar. Pero todo esto es solo la manifestación de un fenómeno de escasez de oferta de bienes. La escasez de oferta es resultado de una crisis económica que, aunque agravada por las circunstancias, no es nueva, ni es coyuntural. Las tiendas en divisas son una medida monetaria “transitoria”, pero transitoria hasta cuándo. La experiencia nos dice que nuestras crisis no son precisamente transitorias, y para lograr captar divisas por otros métodos, como el incremento de las exportaciones, el turismo internacional, créditos bancarios, inversiones extranjeras, falta tiempo y corrección de muchas de las distorsiones de nuestra “economía real” y ajustes internacionales que no serán inmediatos.

Lo primero que hay que entender es que la solución definitiva al escenario monetario cubano actual pasa por lo monetario, pero no es monetaria. Tampoco está en manos del Estado cubano cambiar las condiciones extremas de crisis económica resultado de la pandemia de la COVID-19, como tampoco está en sus manos la solución de los problemas directamente derivados del embargo/bloqueo de Estados Unidos. La crisis que nos trajo hasta aquí y que nos obliga a medidas de este corte, es estructural, crónica y agravada sin dudas por esos dos factores. Ahora, hay un tercero que podemos intentar corregir. Está en las manos del Estado cubano diseñar políticas públicas que tengan carácter estructural y orienten su atención hacia las deformaciones de nuestra lógica de funcionamiento interno. Las soluciones a las crisis estructurales no pueden encontrarse arañando la superficie, sino que debe buscarse profundizando en las causas que las generan y empeoran.

***

Notas:

1 Haeffele S., Hobson A.L. (2019) The Role of Entrepreneurs in Facilitating Remittances in Cuba. In: Dutta N., Williamson C. (eds) Lessons on Foreign Aid and Economic Development. Palgrave Macmillan, Cham. https://doi-org.udel.idm.oclc.org/10.1007/978-3-030-22121-8_13

 

Salir de la versión móvil