El doctor Rolando Pérez Rodríguez, director de Ciencia e Innovación de BioCubaFarma, habló en la Mesa Redonda de hoy viernes acerca del papel de la industria biofarmacéutica en el campo de la ciencia y la innovación ante el coronavirus.
Dijo que en los laboratorios del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) se estaba trabajando en una vacuna para inducir inmunidad protectora específica. “Se trata de un proyecto futuro que permitirá que, en un control a largo plazo de la enfermedad, si hay reemergencia, contar con una vacuna específica”.
Expresó que también hay un candidato a vacuna producido por el Instituto Carlos J. Finlay partiendo de componentes de la vacuna cubana contra la meningitis, la cual activa el sistema inmune innato y da cierta capacidad de reacción contra el virus.
Aseguró que hoy existen 41 proyectos de vacunas alrededor del mundo, pero que ninguno ha mostrado un uso eficaz, y solo cinco han iniciado los primeros estudios en pacientes. “Los científicos cubanos están en esa misma carrera”, apuntó.
También habló sobre el desarrollo de tecnologías que han permitido acceder a un conjunto de productos para distintas patologías, algunos registrados y otros en fase de investigación.
Científicos cubanos trabajan en una vacuna contra el coronavirus
De esos proyectos, dijo, nueve están en estudios clínicos o en ensayos de intervención en pacientes de riesgo y en grupos vulnerables. Otros seis están en fase de investigación y desarrollo en los laboratorios de las empresas del grupo.
Explicó que la inmunidad innata, la primera línea de defensa contra las infecciones, desempeña un papel fundamental en el curso de la Covid-19. Pero hay pacientes en los que el virus escapa a esa acción. Cuando esto ocurre, dijo, se registran altos títulos de partículas virales, lo cual desencadena una enfermedad pulmonar.
En pacientes que padecen otras enfermedades –la llamada co-morbilidad–, se genera una reacción hiperinflamatoria que conduce a la muerte. “El paciente no muere de la infección, muere de una reacción autoimmune”, dijo.
Señaló que la lógica de intervenir en el curso de la enfermedad consiste, en primer lugar, en estimular la inmunidad en las personas de alto riesgo para lograr un curso leve de la enfermedad, y, en segundo, en reducir la carga viral en los estadios iniciales.
Y en reducir también la reacción hiperinflamatoria en los pacientes que la desarrollen. De esta manera se debe bajar la tasa de casos graves y críticos, así como el número de fallecidos.
“Para el tratamiento inicial de la enfermedad”, dijo, “se está usando el interferón cubano, que tiene actividad antiviral e inmunopotenciadora”, producido por el CIGB.
Para el manejo de las reacciones inflamatorias, destacó, se estaban evaluando dos productos: un anticuerpo monoclonal del Centro de Inmunología Molecular y un péptido del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología que estimula las células reguladoras de la respuesta inmune.
Por último, dijo que se estaban considerando cinco productos biotecnológicos para uso profiláctico en grupos de riesgo y vulnerables, capaces de estimular el sistema inmune.
Soy de las personas de alto riesgo pero me siento tranquilo debido al alto desarrollo de las ciencias en Cuba y las políticas acertadas del gobierno. Para dirigir hace falta ver más que los demás. Gracias FIDEL