Un cachorro de tigre de Bengala, especie en peligro de extinción y con dificultades para reproducirse en cautiverio, es el nuevo inquilino del Parque Zoológico Nacional de Cuba. Aún sin nombre, este hijo de Fiona y Garfield, dos ejemplares hermanos que llegaron en 2018, corrió mejor suerte que los restantes tres miembros de la camada, que al poco tiempo de nacer murieron por una anomalía neurológica denominada síndrome vestibular, atribuida a la consanguinidad de sus progenitores.
El sobreviviente, según explicó a Efe la médico veterinaria del centro Rachel Ortiz, se comporta de manera estable a sus tres semanas de vida, aunque presenta un leve trastorno de la locomoción, por lo que recibe un suplemento vitamínico y baños de sol.
No lo ha tenido fácil. Su madre lo rechazó y tuvo que pasar sus primeros días en una incubadora. Actualmente está en el área supervisada de cría artificial, donde también se encuentran ejemplares de otras especies.
Ortiz indicó que en principio al bebé tigre se le alimentaba con biberones de un preparado lácteo sustituto de la leche materna, a lo que se añadió a partir de las dos semanas un batido de pollo y, posteriormente, carne de caballo.
“Tiene buen peso y su conducta es adecuada”, precisó la doctora, que sigue al grupo de animales instalados en el “pequeño pediátrico”, donde transitan durante un tiempo hasta que puedan incorporarse a las áreas de exhibiciones del zoológico.
EL LOCAL DE CRÍA ARTIFICIAL
La traviesa jaguar Cindi, varios antílopes, la saltarina babuino Samira y un trío de binturong, conocidos también con el nombre de gato osuno negro, son ejemplares de hasta más de un año que habitan separadamente los cuartones dedicados a su cuidado en el departamento de cría artificial.
En este espacio, donde las crías no están con sus madres, “se trabaja con un plan de medicina preventiva, se les realizan chequeos periódicos y una especialista permanece 24 horas con ellos para atender a los que requieren alimentación cada varias horas”, apuntó Ortiz. Se estudia además su conducta, añadió.
LEONES, TIGRES Y JAGUARES
En el “foso” del zoológico se encuentran separados en jaulas fuertemente enrejadas 30 ejemplares de leones, 3 tigres, 6 jaguares y 2 del tejón de la miel.
Allí se encuentra, junto a Fiona y Garfield, la también tigresa de Bengala Wendy, con un embarazo a término en unos días, según mostró a Efe el especialista Ángel Cordero Sánchez, uno de los fundadores de este espacio del zoológico.
“Hacía más de 20 años que no se reproducían los tigres”, señaló el técnico veterinario, que destacó la importancia de este hecho en una especie en peligro de extinción.
EL MAYOR ZOOLÓGICO DE CUBA
El Parque Zoológico Nacional de Cuba, uno de los dos de La Habana, está situado en una zona apartada de la capital desde 1984 y ocupa un área de 342 hectáreas.
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El centro, donde viven 1428 ejemplares, trata de imitar lo mejor posible el hábitat original de sus residentes, que disfrutan de cierta libertad en espacios diseñados bajo concepciones y estándares internacionales, según explican especialistas del zoológico.
Es el caso de la “pradera africana” -donde viven todos las especies procedentes de ese continente salvo los leones- que cuenta con 42 hectáreas de praderas y fosos, lo que permite a los animales libertad de movimiento.
El público puede observar aquí a los animales en aparente libertad, desde autobuses que circulan por sus vías internas y también desde varios miradores en altura.
La grave crisis económica que sufre el país -agravada por la pandemia-, el reforzamiento de las sanciones de Estados Unidos y los errores de la gestión nacional, también impactan esta instalación. Faltan medicamentos, alimentos para los carnívoros y combustibles.
El centro, perteneciente a la empresa estatal cubana de zoológicos, acaba de reabrir tras el cierre forzado por la pandemia, recibe un promedio de entre 2000 y 3000 personas al día.
Efe/OnCuba.