La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) pronostica un incremento del Producto Interno Bruto del 0,5 por ciento al cierre de 2017 y calcula un 1,0 por ciento para 2018.
Así queda recogido en su informe anual “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2017”.
Según la CEPAL, este desempeño de la economía expresa el balance entre el aspecto positivo del aumento del turismo sobre todo en el primer semestre y los efectos negativos que han tenido el endurecimiento del bloqueo estadounidense tras las medidas de Trump, la crisis de la economía en Venezuela –segundo socio comercial de Cuba– y los efectos climatológicos extremos sobre la actividad agropecuaria, en particular el huracán Irma.
Después de que, de acuerdo con cifras preliminares, la economía cubana sufriera una contracción en 2016 debido a caídas en los sectores de manufactura (-3%), construcción (-4,6%) y salud pública (-5,3%) —que no alcanzaron a ser compensadas por la expansión en transporte, almacenamiento y comunicaciones (5%) y hoteles y restaurantes (5,1%)—, en el primer semestre de 2017 se retomó la senda de crecimiento, con una expansión interanual del 1,1%. El repunte de la actividad económica habría sido impulsado por el continuado dinamismo del turismo, no obstante la recomendación de no viajar a la isla que el Gobierno de los Estados Unidos realizó a sus connacionales, por el positivo desempeño del transporte, por una aceleración de la actividad agropecuaria y por la recuperación del sector de la construcción. Durante el segundo semestre del año la actividad económica se vio afectada por el impacto del huracán Irma sobre el sector agropecuario.
El informe ha sido muy bien valorado tradicionalmente por los economistas cubanos. Entre ellos, Pedro Monrreal ha escrito en su blog que “ante la penuria de datos oficiales sobre la economía nacional, hay que mirar 6400 kilómetros hacia el sur, para encontrar en Santiago de Chile –sede de la CEPAL- las cifras claves de la economía cubana, aunque sea de forma aproximada.”
“Este año, el retraso informativo de la Oficina Nacional de Estadística e Información de la República de Cuba (ONEI) ha sido significativo en materia de las llamadas Cuentas Nacionales. Esas cifras son imprescindibles para hacer análisis macroeconómico, pero la información oficial más “fresca” se refiere al año 2015″.
De paso Monrreal ha denunciado que a las puertas del 2018, todavía no se conocen las estadísticas de Cuentas Nacionales de Cuba para 2016.
“Un crecimiento de 0,5 por ciento significaría en la práctica que, aunque la economía dejaría de estar técnicamente en una recesión, se encontraría esencialmente en una situación de estancamiento”, explica Monrreal.
En diciembre de 2016, Ricardo Cabrisas Ruiz, ministro de Economía y Planificación, al intervenir ante el Parlamento cubano había previsto un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en el entorno de un 2 por ciento para el año que está por terminar, contra un decrecimiento de 0,9 por ciento en el 2016.
Al cierre del primer semestre de 2017, el economista y columnista de OnCuba, Juan Triana Cordoví, afirmaba que “crecer un 2 por ciento sobre un decrecimiento del 0,9 por ciento del año anterior y en condiciones tan difíciles es realmente una meta muy optimista, tomando en cuenta la situación coyuntural de la economía cubana y también la persistencia de fallas estructurales de larga data que no han podido ser resueltas.”
VAMOS BIEN CAMILO.