Guillermo J. Grenier, profesor de la Universidad Internacional de la Florida publicó en el sitio web de la Revista Temas un artículo donde analiza los cambios demográficos de la comunidad cubana en Estados Unidos. En su texto, Geinier concluye que “la ideología del exilio dará paso a una nueva ideología basada en el reconocimiento de que la diáspora cubana es una extensión de la nación con responsabilidades y deberes para el desarrollo cívico, cultural, económico y político, no solo del condado de Miami-Dade, sino de Cuba”.
Días después de publicado el artículo en Temas, Jesús Arboleya hace un análisis en Progreso Semanal en el que expone que “se ha tendido a sobredimensionar el papel del electorado cubanoamericano, expresado en las posiciones de la extrema derecha, en el diseño de la política de Estados Unidos hacia Cuba, olvidando que sus actitudes han sido más bien reflejo que causa de la misma”.
“No hay dudas -aclara- de que el activismo de la extrema derecha cubanoamericana ha resultado imprescindible para mantener el clima de hostilidad que ha imperado contra la Isla, pero su influencia en la política norteamericana no ha estado determinada por la importancia del electorado cubanoamericano, como lo demuestra el hecho de que ni siquiera en los condados donde se concentra la mayoría de estas personas, han sido suficientes para determinar la elección de un candidato presidencial republicano(…)”.
“(…)Es cierto que un cambio en el patrón electoral de los cubanoamericanos, como augura Grenier, podría influir en estas variables a escala local y ramificarse a otros niveles del sistema estadounidense, con la consecuencia nada despreciable de privar a la política hacia Cuba de lo que ha sido su base social, así como uno de los pretextos que han servido para legitimarla ante la opinión pública norteamericana y extranjera. Aún así, no creo que ello resulte en el factor determinante para un cambio de esta política, al menos en sus aspectos esenciales, ya que sobre la misma influyen otras consideraciones de mucho más peso, relacionadas con la propia naturaleza del conflicto entre los dos países”.
“Tal conclusión para nada disminuye el valor de los hallazgos de estas encuestas, cuya principal virtud es mostrarnos una situación nueva, de particular relevancia para el futuro de las relaciones de Cuba con la comunidad cubanoamericana, lo cual tiene una importancia estratégica no solo para esta comunidad, sino para el propio futuro de la nación cubana, cualquiera sea la política que adopte Estados Unidos al respecto”.
La transición cubano-americana: cambios demográficos impulsan cambios ideológicos
Es evidente que al estudiar los grupos latinos en los Estados Unidos, los cubanos son considerados como diferentes. Una bibliografía respetable se ha desarrollado en las ciencias sociales que trata de documentar y explicar esa diferencia. El enfoque de estos estudios ha sido principalmente en las cualidades “excepcionales” de la migración y la adaptación a los Estados Unidos de los cubanos. Dos temas específicos dominan este análisis:
1. Los cubanos son los principales responsables del crecimiento y desarrollo de la tercera comunidad latina más grande en los Estados Unidos. Su concentración relativa en dos grandes áreas metropolitanas ha tenido un impacto desproporcionado en el desarrollo regional.[1] Su concentración en el Gran Miami ha creado una presencia latina que representa más de la mitad de la población total de un área metropolitana que es considerada con frecuencia como un presagio de la América del inmigrante en el siglo XXI.[2] Su concentración en Miami también ha tenido una influencia significativa en la política interna, la cual, a su vez, ha contribuido al debate sobre la política externa estadounidense hacia Cuba.[3]
2. La selectividad socioeconómica tradicional de migración de Cuba durante los últimos cuarenta y tres años ha creado una comunidad con un número relativamente grande de profesionales y empresarios. Este perfil socioeconómico condujo a la existencia y persistencia del enclave económico cubano y su capacidad para empoderar económicamente a los cubanos.[4] Aunque los cubanos comprenden menos de 5% de la población hispana en los Estados Unidos, representan 40% de los hispanos más ricos de la nación. La inmensa mayoría de los cubanos, que tienen más de $25 millones en activos, reside en el sur de Florida (Miami Herald, 1997) donde se encuentra el enclave.[5]
Una de las principales diferencias atribuidas a los cubanos en los Estados Unidos es la evidente existencia y persistencia de la llamada “ideología del exilio”,[6] caracterizada por hostilidad hacia el gobierno revolucionario de Cuba y que favorece una política de línea dura hacia la Isla por parte de los Estados Unidos.
En este breve ensayo presento algunos de los resultados de la más reciente encuesta —septiembre de 2011[7]— sobre las opiniones de la comunidad cubana en Miami hacia Cuba y hacia la política de los Estados Unidos con la Isla. También comparo los resultados de las encuestas que he estado llevando a cabo desde 1991 para dar una breve sinopsis de los cambios dentro de la comunidad durante los últimos veinte años. Esto es importante debido a la tendencia de ver a dicha comunidad como ideológicamente monolítica e intransigente, y también para indicar cómo la influencia de la “nueva ideología del exilio” cubano puede reorientar la política americana hacia la Isla. Si es verdad que la vieja ideología del exilio ha ejercido una importante influencia no solo en una comunidad de inmigrantes, sino en cierta medida sobre la política exterior de los Estados Unidos, es posible imaginar la nueva ideología con un poder similar. Como muestra la Figura 1, los cubanos siguen llegando a los Estados Unidos desde Cuba y, de hecho, acabamos de terminar la década de mayor migración de la Isla. Estos recién llegados son representantes de una transición demográfica que está teniendo un impacto significativo en el perfil ideológico de la comunidad.
En el proceso de resumir los resultados de las encuestas, quiero reforzar una conclusión primordial: la comunidad cubana de Miami está cambiando rápidamente y este cambio está impulsado por el flujo de inmigración establecido por los acuerdos de 1995 y el modo bastante anormal de la recepción de estos inmigrantes facilitado por la Ley de Ajuste de 1966. Este desplazamiento normalizado de la población tiene importancia por varias razones. Como muestra la Figura 2, la continua migración de la Isla ha transformado el condado Miami-Dade en el área metropolitana más grande de los Estados Unidos compuesta mayormente de minorías étnicas. Un 85% de la población pertenece a algún grupo minoritario. Los cubanos sobresalen como el grupo minoritario más numeroso. Más de 35% de la población de Miami es de origen cubano, y los “recién llegados” desde la firma del acuerdo migratorio de 1995 comprenden más de 35% de la población cubana (según el censo de 2000). Pero este número aún subestima la importancia de esta población dentro del proceso de latinización de Miami. Como muestra la Figura 3, los cubanos se elevan sobre el resto de las poblaciones de América Latina en el condado; solo otros seis grupos nacionales representan más de 2% de la población total del condado.
Para nuestros propósitos, la cubanización continua de Miami es significativa porque es la fuerza impulsora de un cambio en el perfil ideológico dentro la comunidad, particularmente en sus actitudes hacia Cuba y su gobierno. Si tomamos el promedio de las cinco encuestas que iniciamos en la década de los 90 y las cinco que conducimos desde el año 2000, vemos algunas tendencias elementales. La Figura 4 muestra el promedio de dos medidas de actitudes durante las dos décadas de encuestas y el número de la población de los cubanos al final de cada década, según el censo. En la década de los 90, cuando el número de cubanos en Miami alcanzó la cifra de 650 000, un promedio de 46% apoyaba un diálogo con el gobierno cubano. Durante la próxima década, el apoyo se elevó a 60%, al llegar la población a 856 000. Una disminución similar en el apoyo al embargo muestra la clara importancia de los cambios demográficos y sus influencias sobre las posturas ideológicas. La Figura 5 muestra una tendencia similar en el apoyo a la venta de medicamentos (56% a 71%) y al permiso de viajar sin restricciones a todos los ciudadanos americanos a Cuba (43% a 56%). La densidad de la diáspora cubana, alimentada por los recién llegados, parece ser un factor importante en el cambio del perfil ideológico de la comunidad.
La evolución de las actitudes de la comunidad hacia la Isla se puede ver claramente si comparamos las respuestas de las encuestas en el transcurso de solo dos décadas. El creciente apoyo para establecer un diálogo entre diáspora e Isla es evidente en la Figura 6, como lo es la debilitación del apoyo al embargo en la Figura 7. La importancia de la demografía en este cambio se evidencia en las Figuras 8 y 9. Aquí vemos los puntos de vista conciliatorios expresados con más frecuencia por los recién llegados (desde 1995) así como la segunda generación de cubano-americanos. También es importante señalar en esta y otras láminas, la tendencia de los votantes (en rojo), de los recién llegados (amarillo) y los cubano-americanos nacidos fuera de Cuba (azul). Como veremos, los votantes siguen siendo dominados por los inmigrantes con más tiempo en los Estados Unidos y también por el Partido Republicano. Sus actitudes son consistentes con las características de la clásica “ideología del exilio” en su resistencia a la reconciliación. Los recién llegados y los cubano-americanos, sin embargo, reflejan actitudes más conciliatorias y pragmáticas.
En cuanto al embargo, se puede apreciar el carácter simbólico de su apoyo al ver la Figura 10. Una abrumadora mayoría de cubanos en Miami (80% de los post 1994 migrantes) cree que el embargo no ha funcionado muy bien o en absoluto.
Se observan tendencias similares en el apoyo a las empresas involucradas en la venta de medicamentos o alimentos a los residentes de la isla. El apoyo a este tipo de transacciones comerciales se ha incrementado en los últimos años (Figuras 11 y 12), y se puede pronosticar que la tendencia continuará, viendo que los recién llegados se expresan abrumadoramente a favor de esta actividad (Figuras 13 y 14).
La controvertida cuestión de los viajes también responde a presiones temporales y migratorias. En 2011, aproximadamente 57% de los cubanos en Miami apoyaba viajes sin restricciones a Cuba para todos los estadounidenses (Figura 15). Los recién llegados, socializados en la Isla, juntos con los cubano-americanos, socializados en los Estados Unidos, son los grupos más interesados en la restauración de la libertad de viajar para todos los residentes de los Estados Unidos (Figura 16).
Un cambio importante en la política diplomática hacia la Isla encuentra apoyo en la mayoría de la población. Un 58% apoya el restablecimiento de relaciones diplomáticas con el gobierno cubano. Los jóvenes cubanos, junto a los recién llegados y los cubano-americanos, son los más convencidos de este cambio (Figura 17). Vale la pena señalar que, con respecto al restablecimiento de las relaciones diplomáticas con la Isla, los cubanos en Miami están en la misma página que el resto de los Estados Unidos, como muestra la encuesta del World Public Opinion de 2009 (Figura 18). Hablando generalmente, la población cubana de Miami se perfila como los republicanos a nivel nacional, pero los recién llegados y la segunda generación reflejan actitudes más cercanas a los demócratas.
Un artículo reciente en The Miami Herald hizo hincapié en la importancia de las remesas a la Isla. Las Figuras 19 y 20 categorizan a los encuestados por la cantidad anual que envían a los familiares en la Isla según su estatus demográfico. Una vez más vemos la importancia de los nuevos inmigrantes en las transacciones económicas. Los recién llegados envían más remesas que cualquier otra categoría (77%) y envían mayores cantidades que todos los grupos de migrantes, un promedio de más de mil dólares al año. La segunda generación de cubano-americanos envía más ($ 1 311 al año). Este compromiso con el desarrollo de la economía cubana a nivel familiar se refleja también en las actitudes hacia las nuevas posibilidades de inversión en la Isla creadas por los cambios económicos estructurales en proceso en Cuba. Los cubano-americanos muestran un deseo de apoyar y aprovechar las oportunidades de inversión en la Isla (Figuras 21 y 22).
Por último, las Figuras 23 y 24 presentan los datos de más importancia para el proceso de cómo convertir los cambios de actitudes en cambios de política hacia Cuba. Aunque el Partido Republicano, tradicionalmente considerado el más intransigente hacia un cambio de política, está disminuyendo su control absoluto sobre los votantes cubano-americanos (Figura 22), los recién llegados no están representados en el registro de votantes en suficiente cantidad para jugar un papel importante en el establecimiento de política hacia Cuba. Solo 40% de los recién llegados ha obtenido la ciudadanía de los Estados Unidos y de este número, solo 35% se ha enlistado en el registro de votantes (Figura 24). Los cubanos son conocidos por sus altas cifras de registro de votantes. Cualquier síntesis de las encuestas del Cuba Poll lleva al mismo resultado: los cambios demográficos están impulsando los ideológicos de la comunidad cubana en Miami, pero estos últimos no se reflejarán en un cambio de política hasta que las nuevas olas de inmigrantes se unan a la segunda generación de cubano-americanos para expresar sus deseos en las urnas del condado. Cuando esto ocurra, la ideología del exilio dará paso a una nueva ideología basada en el reconocimiento de que la diáspora cubana es una extensión de la nación con responsabilidades y deberes para el desarrollo cívico, cultural, económico y político, no solo del condado de Miami-Dade, sino de Cuba.
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[1]Prieto, Y. (2009). The Cubans of Union City: Immigrants and Exiles in a New Jersey Community. Philadelphia: Temple University Press.
[2] Portes, A., & Stepick, A. (1993). City on the edge: The transformation of Miami. Berkeley:
University of California Press. Grenier, G & A. Stepick, III (Eds.), Miami now!Immigration, ethnicity, and social change (pp. 83-108). Gainesville: University Press of Florida.
[3] De la Garza, R, M. Menchaca, & L. Desipio (Eds.), Barrio ballots: Latino politics in the 1990 elections (pp. 1-42). Boulder, CO: Westview.
[4] Pérez, L. (2001). Growing up Cuban in Miami: Immigration, the enclave, and new generations.
In R. G. Rumbaut & A. Portes (Eds.), Ethnicities: Children of immigrants inAmerica (pp. 91-125). Berkeley: University of California Press and Russell Sage Foundation. Logan, J. R., Alba, R. D., & McNulty, T. L. (1994). Ethnic economies in metropolitan regions: Miami and beyond. Social Forces,72, 691-724. Portes, A., & Bach, R. L. (1985). Latin journey: Cuban and Mexican immigrants in the United States. Berkeley: University of California Press. Portes, A., & Jensen L. (1989). The enclave and the entrants: Patterns of ethnic enterprise in
Miami before and after Mariel. American Sociological Review, 54, 929-949. García, M. C. (1996).Havana USA: Cuban Exiles and Cuban-Americans in South Florida,1959-1994. Berkeley: University of California Press.
[5] Cuban Americans top list of rich Hispanics. (1997, March 5). Miami Herald, p. 1a.
[6] Pérez, L. (1992). Cuban Miami. In G. J. Grenier & A. Stepick, III (Eds.), Miami now! Immigration, ethnicity, and social change (pp. 83-108). Gainesville: University Press of Florida. Girard, C y Grenier, G.J. Exile Politics and Republican Party Affiliation: The Case of Cuban Americans in Miami. Social Science Quarterly. Volume 93, Issue 1, Pp: 42-57, March 2012. Girard, C. y Grenier, G.J. The Declining Symbolic Significance of the Embargo for South Florida Cuban Americans. Latino Studies Journal, Vol. 8, No.1., pp. 4-22. Grenier, G.J. The More Things Change: The Creation, Maintenance and Persistence of the Cuban-Exile Ideology in Miami, Journal of American Ethnic History. Winter/Spring. 2006: 209-224.
[7] Grenier, G.J. y Gladwin, H. 2011 Cuba Poll. Florida International University. Con fondos de la Fundacion Ford, el Cuban Research Institute y el Departamento de Estudios Globales y Socioculturales, FIU. 648 cubanoamericanos elegidos al azar fueron encuestados en el condado de Miami-Dade. Las entrevistas se completaron el 19 de septiembre de 2011. El margen de error para la encuesta general es de más o menos 3,9%.