Por primera vez en Cuba se celebraron jornadas enteras por el Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora. La fecha, acordada desde 1992 y a conmemorarse cada 25 de julio, es de especial significación para las mujeres negras y racializadas debido a la historia de nuestra presencia en el continente y, también, para recordar que nuestras identidades son afectadas por múltiples discriminaciones como lo son el género, la raza y la clase social.
Si bien el proyecto revolucionario iniciado en 1959 en Cuba impulsó que el principio de igualdad entre todas las personas, no solo en el plano formal sino en el real con acciones concretas, actualmente las desigualdades sociales en la Isla afectan con mayor profundidad a varias poblaciones con vulnerabilidades, entre las que se encuentran las mujeres racializadas. No obstante, la herencia ancestral de resistencia y resiliencia emergen en la dura cotidianidad desde sus formas culturales y artísticas, hasta en la sobrevivencia de la vida/empleo/economía informal.
Este amplio abanico de realidades diversas que afrontan las mujeres afrocubanas fue reflejado en la Primera Jornada por el Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora que estuviera dedicada a la poeta recién fallecida Georgina Herrera y organizada por un grupo de mujeres de diferentes campos: Yulexis Almeida Junco, Norma Rita Guillart, Lisandra Torres, Yeniset Núñez, Rosaida Ochoa y Maydi Estrada Bayona.
El programa contempló actividades entre el 18 y el 25 de julio. Entre expresiones de distintas manifestaciones del arte hasta coloquios académicos, pasando por la experiencia en los proyectos comunitarios, el festejo y el compromiso por una lucha articulada contra el racismo y el sexismo que en particular impactan a las mujeres racializadas fueron entrelazados por el pulso de la vindicación y la memoria.
En el evento inaugural la investigadora y activista Gisela Arandia recibió la distinción honorífica Cátedra Nelson Mandela, otorgada por la Cátedra de Estudios sobre Afrodescendencia del mismo nombre, perteneciente al Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), de manos de la Dra. Rosa Campoalegre Septién. En sus palabras de agradecimiento, Gisela remembró las luchas y los aportes de las mujeres negras para la historia de la nación cubana, los grandes desafíos de las mujeres cubanas ante la crisis por la COVID-19 como aquellas que sostuvieron en hospitales, centros de aislamiento y en la elaboración de las vacunas. Además, pidió un minuto de silencio en memoria del líder africano Nelson Mandela a propósito de que se celebraba en esa fecha su día.
La velada, que también estuvo acompañada con la presencia de la Secretaria Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas Teresa Amarelle Boue, estuvo protagonizada por las artes, el teatro, el cine, las narradoras orales que nos desprendieron lágrimas y risas, y también por la percusión y cantos del conjunto Obiní Batá, conformado por mujeres que tocan de manera profesional los tambores batá y que han llegado a ser un paradigma de desafío al machismo dentro de las tradiciones afrocubanas.
Varias veces se mencionó el nombre de Francia Márquez como ejemplo de mujer negra en las luchas por la emancipación del continente. También la voz del activismo afrofeminista estuvo presente gracias a Diarenis Calderón Tartabull, curadora, educadora popular y cofundadora de la colectiva “Nosotrxs”. La activista mencionó a esas “otras” protagonistas del quehacer cotidiano, casi siempre invisibilizadas y marginalizadas, como las vendedoras ambulantes, las prostitutas o mujeres que ejercen el sexo transaccional, las amas de casa, las migrantes, las insertadas en el mercado informal de la economía, en su mayoría mujeres racializadas. Su alocución levantó emociones entre el público y ovaciones.
Lo más trascendental fue asistir a un nacimiento, como dijera la Dra. Maydi Bayona durante la inauguración, el de la Articulación Afrofeminista Cubana compuesta por un registro variadísimo y múltiple de mujeres, grupos, proyectos y colectivos, desde la academia hasta la organización barrial. Sin duda alguna, la fecha fue histórica.
En los días siguientes hubo ponencias, paneles en la Casa de África, momentos de música tradicional protagonizado por mujeres en la rumba (Patrimonio inmaterial de la humanidad), invitados internacionales del Congo, Haití y Burkina Faso, y una bellísima exposición colectiva de artes plásticas nombrada “Caminos”.
La muestra, que aún se exhibe en la galería del Consejo Nacional de Casas de Cultura (calle 5ta entre C y D, Vedado), acoge las obras de más de diez artistas, de entre los 20 y los 60 años de edad, y aborda las problemáticas de las mujeres afrodescendientes en especial y, también, su potencia creadora en conexión con el universo y la naturaleza.
Otra jornada memorable tuvo lugar el día 21 de julio en el Multicine Infanta donde tuvo lugar el Coloquio “Mujeres Afrodescendientes en Cuba”, nutrido por la propia Articulación y con el apoyo del Programa nacional contra el racismo y la discriminación racial. La conferencia magistral corrió a cargo de la Dra. María del Carmen Zabala con el tema “Desigualdades y vulnerabilidades: análisis interseccional y prospectivo de mujeres negras cubanas”.
No obstante, en el recinto confluyó una sinfonía de voces, sentipensares y demandas de la que se puede recoger una agenda de acciones comprometidas con las desigualdades que afectan la vida de las mujeres racializadas cubanas y, además, con la población racializada en el país de manera general.
El Coloquio estuvo divido en cinco paneles: 1- Racismo y activismo antirracista en la sociedad cubana actual; 2- Contribución de las mujeres afrodescendientes a la historia, la cultura y las ciencias en Cuba; 3- Cimarronas, mujeres en resistencia (a cargo de la Cátedra Nelson Mandela); 4- Vulnerabilidades de las mujeres afrodescendientes; 5- Mujeres afrodescendientes y medios de comunicación.
En un breve resumen se puede señalar la importancia de los siguientes apuntes:
- El legado de las mujeres negras en la historia de Cuba, mencionándose con especial énfasis la historia de la rebelión de Carlota (7 años antes que el histórico discurso de Soujourner Truth en Estados Unidos considerada la precursora del feminismo negro), y la trascendencia de Minerva: revista quinquenal para mujeres de color y las mujeres afrocubanas que la hicieron posible.
- La significación histórica de la solidaridad del pueblo cubano en la lucha contra el Apartheid en el continente africano y el rescate de las historias de vida de quienes protagonizaron aquella hazaña; señalándose también la deuda con la atención a los combatientes sobrevivientes de aquellas gestas ya que, en la actualidad, muchos viven en condiciones deplorables.
- La presencia de Fidel en la delegación cubana durante la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, conocida como Durban 2001, y su firme compromiso con la eliminación del racismo en Cuba y a nivel mundial.
- La necesidad de que los programas de estudio y la literatura escolar desde edades tempranas incorporen los aportes de las personas afrodescendientes y que sea, más que todo, una educación antirracista. En este particular se recordó la labor de Esteban Morales, recientemente fallecido, y que apuntara la “educación blanca” de la enseñanza en Cuba como un dilema a superar.
- Los sesgos de discriminación racial que persisten en las escuelas del país y que comienzan a aflorar sus consecuencias negativas con mayor nitidez durante la enseñanza secundaria, desde una autopercepción racista hasta en las interacciones sociales.
- La feminización racializada de la pobreza, del empleo informal, de la migración interna, de las jefaturas de hogares, del desempleo, de las viviendas precarias. Situaciones que se han agudizado con la actual crisis económica y con las últimas medidas implementadas a partir de las cuales la dependencia de la divisa para reproducir la vida se ha hecho mayor, cuando son las mujeres racializadas las menos favorecidas en cuanto a remesas del extranjero o viajes al exterior, por tanto, con menor capacidad para acceder a la divisa.
- La situación que enfrentan mayormente las mujeres racializadas que tienen familiares en régimen penitenciario (pues la mayoría de la población penal es no-blanca), la necesidad de programas que les atiendan, incluso, que la mayoría de mujeres privadas de libertad son también afrodescendientes.
- Lo anterior se enlaza a la criminalización del mercado/empleo informal en los cuales están sobrerrepresentadas.
- Las desigualdades que repercuten en la salud de mujeres negras y mestizas en todo el país se han visto agravadas tras la pandemia, llegando a ser el grupo poblacional con menor esperanza de vida de todos. De ahí la necesidad de que los estudios de salud contemplen la raza o el color de la piel como un marcador a investigar.
- El racismo persistente en la televisión cubana y en otros medios de comunicación. Aunque se ha avanzado en la representación de personas afrodescendientes en los programas de televisión desde el llamado que hiciera Raúl Castro, no ha sido suficiente pues persiste una visión eurocentrada de la misma. Incluso, cuando las presentadoras de la televisión son negras, casi siempre terminan asumiendo estereotipos de belleza europea.
- La importancia de la afroestética, del trabajo en las comunidades y en los barrios, de que las mujeres afrodescendientes conozcan cómo tratar su cabello, cómo peinarse y cómo amarse y valorarse a sí mismas con el pelo natural.
- La necesidad de una perspectiva interseccional y transversal en las leyes cubanas en donde raza y género converjan como un entramado más complejo de discriminación, por tanto, de una necesaria atención imbricada desde el punto de vista legal, incluyendo la visión antipunitivista. Es preciso contar con una ley donde se especifiquen los conceptos relacionados al racismo que hoy articulan la Constitución y el proyecto de Código Penal (por poner dos ejemplos), pero que no quedan especialmente definidos mediante el término “color de la piel”. Además de que se requiere una implementación legal adjetiva al mandato constitucional contra el racismo.
Otra cita de lujo tuvo lugar en el Instituto de Filosofía, junto a la cátedra Berta Cáceres, con un panel titulado “La mujer afrocaribeña: Mirada desde dentro. Diálogo entre cultura, historia y decolonialidad”, organizado por MsC. Aracely Malagón. El panel abrió nuevas líneas de investigación y reflejó la necesidad de políticas públicas más eficientes desde la interseccionalidad y la decolonialidad. También, el mismo día 22 de julio en el anfiteatro Varona, la Dra. Yulexis Almeida Junco anfitrionó un conversatorio donde participaron Roberto Zurbano, María del Carmen Zabala y Norma Rita Guillart rememorando la obra y vida de Georgina Herrera. Al cierre se proyectó el documental multipremiado “Diálogo con mi abuela” de Gloria Rolando.
Cerrando las jornadas hubo conciertos, desfiles de moda y venta de productos afro, afroferias y una puesta en escena de la directora Fátima Patterson con el grupo de teatro Macubá. La participación de los proyectos Quisicuaba y Red Barrial Afrodescendiente también acompañaron las actividades.
La conmemoración por vez primera del Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, con el rigor, el compromiso y la diversidad con que se desarrollaron las jornadas proyecta hacia el futuro una agenda multicausal y polivocal que tributen a un solo empeño: la dignificación de las mujeres afrodescendientes cubanas. Sobre todo que el pilotaje de esta gran travesía tenga como protagonista a la recién nacida y altamente necesaria Articulación Afrofeminista Cubana también avizora nuevos capítulos en la historia del feminismo negro, decolonial y diaspórico de Cuba.