No es necesario estar físicamente en Cuba para hacer llegar a las autoridades cualquier propuesta u opinión sobre el nuevo Código de las Familias. Así lo afirmaron las propias autoridades, quienes informaron que desde esta semana todos los cubanos que se encuentran en el exterior pueden hacerlo, si así lo desean, a través de un espacio habilitado en el sitio Nación y Emigración, de la cancillería de la Isla.
Ante la imposibilidad de participar en los debates presenciales que tienen lugar en el país hasta el cierre de abril, quienes se encuentran fuera de Cuba tienen ahora esta alternativa para emitir sus criterios sobre una legislación que busca actualizar las normas establecidas sobre las dinámicas y relaciones familiares en su más amplio espectro y que es actualmente motivo de controversia y posturas encontradas sobre aspectos como el matrimonio igualitario, la adopción, la violencia intrafamiliar y de género, y la responsabilidad parental en sustitución del concepto de patria potestad.
Frente a este escenario, el gobierno cubano, a la par que defiende el proyecto del Código ―por considerar que responde a la diversidad actual de las familias cubanas y ofrece más oportunidades y derechos a todos sus miembros―, promueve también espacios informativos especializados y una consulta popular con el objetivo declarado de recoger los criterios de la población sobre el tema para su consideración en el texto definitivo y, con ello, medir la temperatura social de cara al referendo que debe decidir finalmente la aprobación o no de la ley. Y en este sentido, la inclusión de los cubanos que se hallan en el exterior abre aún más el diapasón valorativo y resulta coherente con la realidad del país y su amplia comunidad que viaja o reside más allá de sus fronteras.
La participación de quienes están fuera de la Isla busca contribuir a “la creación colectiva” de la nueva legislación, así como propiciar, a través de este “ejercicio democrático”, la elaboración de “un Código de las familias más moderno, que aborda la dimensión transnacional de la familia cubana y busca de fortalecer el vínculo y la comunicación entre sus integrantes”, según señaló en conferencia de prensa Ernesto Soberón Guzmán, director general de asuntos consulares y atención a cubanos residentes en el exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINEX).
Además, se inscribe en “la voluntad de fortalecer y diversificar las relaciones entre Cuba y sus nacionales en el exterior”, por la cual, de acuerdo con el diplomático, el gobierno de la Isla promueve la participación de los cubanos que residen en otras naciones en diferentes procesos del país. En este sentido, el funcionario mencionó como antecedente la consulta previa a la aprobación de la actual Carta Magna, en la que, según detalló, participaron personas radicadas en más de 130 países, y un 40 % de sus opiniones fueron consideradas para el texto final de la Constitución. De igual forma, consideró que este proceso deviene también un precedente para futuras consultas sobre otros temas.
Ahora, esta posibilidad de participación tiene la relevancia de abrirse en momentos en que la pandemia dificulta el retorno al país de un grupo de cubanos que se encuentran fuera de la Isla y ha hecho necesario mantener un conjunto de medidas para facilitar su situación. “Esta vía que hemos habilitado persigue que nadie se vea imposibilitado de opinar, esté donde esté, y cumplir así con el objetivo fundamental de propiciar la participación en este proceso y que los cubanos en el exterior puedan emitir sus opiniones para contribuir con la elaboración del código, como ya sucedió en la consulta de la Constitución”, comentó Soberón a OnCuba, en declaraciones en las que, no obstante, reiteró que “esa participación es totalmente voluntaria”.
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¿Cómo participar?
Los cubanos que no se encuentren en el país y deseen emitir sus criterios sobre el Código de las Familias pueden hacerlo, como ya se dijo, a través del sitio web Nación y Emigración. Allí podrán acceder a una planilla digital en la que pueden escribir sus opiniones y recomendaciones sobre este particular, además de registrar sus datos personales, entre ellos su nombre, el lugar desde el que escriben y su número de pasaporte. Ya sobre el proyecto de ley en cuestión, deberán especificar el párrafo y artículo sobre el que opinan, y explicar su propuesta de adición, modificación o eliminación sobre el mismo, o, si fuera el caso, dejar un comentario general o específico sobre alguno de los aspectos del código, tal como ocurre en los debates en la Isla.
El propio sitio Nación y Emigración también ofrece la oportunidad de descargar el proyecto del Código de las Familias y un documento de ayuda que puede consultarse antes de opinar, así como un tutorial con recomendaciones para el llenado de la planilla. De acuerdo con Soberón, antes de su puesta en funcionamiento todos estos mecanismos informáticos fueron verificados, tanto desde computadoras de escritorio y laptops como desde dispositivos móviles, en los 123 países que cuentan con representación consular de Cuba, por lo que, aseguró, “están creadas todas las condiciones” para la participación en este proceso de los cubanos en el exterior.
El diplomático explicó que las personas pueden acceder al sitio y enviar sus criterios tantas veces como lo consideren pertinente, lo que implica que no se limitará el número de opiniones que se pueden emitir. Incluso, según precisó en un aparte con OnCuba, alguien que ya participó en un debate presencial en la Isla puede usar esta vía si sale del país antes del 30 de abril ―fecha de cierre de la consulta―, o viceversa: hacerlo primero desde el exterior y luego volver a opinar en una asamblea barrial ya de vuelta. Además, tampoco se tendrá en cuenta el estatus migratorio de las personas ―si residen de manera permanente o temporal en el exterior, o si mantienen o no su residencia en Cuba―, solo si es ciudadano cubano, lo cual será la única condición sujeta a validación oficial por parte de las autoridades.
En cuanto al procesamiento de las opiniones emitidas, este será un proceso continuo, para lo cual se emplearán los mismos mecanismos, estructuras y criterios de organización empleados para la recogida y análisis de los comentarios dados por los cubanos en la Isla, según lo dicho por Soberón a nuestro medio. Como se conoce, esta es una labor que recae en comisiones y grupos de trabajo creados por el gobierno, encargados de procesar una gran cantidad de información con el apoyo de herramientas informáticas, y cuya eficacia e imparcialidad son ponderadas por las autoridades y medios estatales, al tiempo que también han recibido cuestionamientos por el manejo y transparencia de los datos derivados de la consulta.
“A medida que las opiniones vayan llegando a nuestro sitio se van a ir procesando por las vías establecidas para ello, de la misma manera que se procesan las opiniones emitidas en los debates en Cuba, ya sean modificaciones, eliminaciones, adiciones o comentarios. Esto se hará de manera sistemática y responsable, para que todos los criterios de los cubanos en el exterior tengan la oportunidad de ser valorados para incluirse en el proyecto definitivo del código, como ya sucedió cuando la consulta de la Constitución”, afirmó el funcionario, quien, no obstante, reconoció que “es imposible que en un texto de naturaleza las opiniones de todos queden incluidas”.
Además, el máximo responsable de la Dirección General de Asuntos Consulares y Atención a Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE) del MINEX, confirmó la posibilidad de que quienes se hallan fuera de la Isla puedan participar en el referendo que definirá finalmente la suerte del código, siempre que “puedan venir a Cuba para la fecha en que la que se realice el referendo y cumplan con lo que está establecido en la ley electoral cubana”. De ser así, “estarán en todo su derecho de ejercer su voto de manera libre y democrática, a favor o en contra de la ley, según lo consideren”.
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La dimensión transnacional
Un aspecto que, de acuerdo con Soberón, otorga más valor a la participación de los nacionales en el exterior en este proceso es la dimensión transnacional de la familia cubana incluida en el Código. Se trata de “un elemento novedoso, a tono con políticas migratorias que favorecen los viajes de los cubanos en un sentido u otro, a partir del desarrollo de las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones, así como del incremento de la conectividad y el acceso a internet en Cuba y el mundo”.
Para comprender mejor el término, debe tenerse en cuenta que “no toda familia puede ser considerada transnacional, aunque tenga miembros residiendo en dos o más estados nacionales”, según lo explicado esta semana por María Ofelia Rodríguez, investigadora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, en el programa televisivo Mesa Redonda. De acuerdo con la especialista, una familia “se convierte en transnacional, cuando esos lazos son lo suficientemente fuertes y adquieren estabilidad en el tempo. Son familias que se sienten y perciben como una unidad común, independientemente de dónde están residiendo sus miembros”.
Al respecto, el funcionario del MINREX consideró que “hoy más que nunca está presente ese carácter transnacional de la familia cubana”.
“En la actualidad no es causal encontrar la presencia de miembros de una misma familia y de distintas generaciones radicados en diferentes países: padres radicados en un país, hijos en otros, abuelos en otros, y este Código de las Familias favorece la unidad y la comunicación de esas familias, el respeto del derecho de todos sus miembros, las garantías de los menores y otras personas vulnerables, más allá del lugar físico donde se encuentren”, dijo.
Según estadísticas compartidas por Soberón con la prensa, desde la implementación en 2013 de una nueva política migratoria cubana ―e incluso con el lógico descenso provocado en los dos últimos años por la pandemia―, se han registrado unos 5,7 millones de viajes de cubanos al exterior, realizados por alrededor de 1,3 millones de viajeros, en tanto han tenido lugar más de 3,5 millones de travesías hacia Cuba de nacionales que estaban fuera del país. Lo anterior, apuntó, “hace aún más necesario que se creen las condiciones para facilitar a nuestros nacionales en el exterior la participación en la consulta popular del Código de las Familias” y más teniendo en cuenta que “como resultado de la política migratoria cubana, existe un gran número de personas que si bien residen en el exterior, también mantienen su residencia en el territorio nacional, y con ello conservan derechos y deberes en nuestro país”.
Además, el diplomático destacó el hecho de que esta participación le otorga al proceso “una visión desde otro ángulo”, a partir de las vivencias de quienes residen fuera de la Isla. “El cubano que se encuentra en el exterior, tenga o no residencia en Cuba, tiene la perspectiva de cómo se desarrollan y cómo se legislan esos procesos y relaciones familiares en el país donde radica y puede entonces contribuir a enriquecer nuestro texto a partir de esa experiencia personal”, argumentó.
Para él, todos los anteriores son motivos más que suficientes para despertar el interés de quienes están fuera de Cuba en este proceso, y propiciar una amplia emisión de opiniones sobre el Código de las Familias por la vía habilitada por el MINREX. Al respeto, aseveró no tener “la menor duda” de que los cubanos en otras tierras aprovecharán este espacio y responderán a la convocatoria de las autoridades.
“Con esta óptica nos parece que es de gran interés para nuestros nacionales el poder participar en el debate y contribuir a enriquecer el texto, a tener un Código lo más inclusivo posible y que responda mejor a la realidad de las familias cubanas de hoy, que no es la misma de hace 20 o 25 años atrás ―señaló Soberón―. La de hoy es una realidad totalmente diferente, y por ello tenemos que actualizar esta legislación, como se ha venido haciendo con otros instrumentos legales. Por eso no tengo la menor duda de que será bienvenida esta posibilidad de opinar, porque contribuye a que las personas se sientan partícipes en lo que está ocurriendo en su país, más allá de la distancia geográfica que los separa, y creo que ello será un paso adelante en materia de vínculo entre Cuba y sus nacionales en el exterior”.