El robo de 133 toneladas de pollo para venta subvencionada del interior de una empresa estatal cubana ha generado un gran estupor ciudadano, una fuerte respuesta judicial y el llamado del Gobierno y el Partido Comunista a emplear “mano dura” contra el delito.
El saldo, de acuerdo a la versión oficial, es contundente: un beneficio ilícito estimado en 1,35 millones de dólares, 8.500 cajas de pollo de 15 kilogramos sustraídas, ceses, destituciones, ocho registros domiciliarios, y al menos 30 detenidos, que podrían enfrentar hasta 20 años de prisión.
El robo del pollo —principal fuente de proteína en Cuba— se produce en medio de una grave crisis económica en la isla, donde a los apagones frecuentes y la inflación galopante se suma la escasez de productos básicos, entre ellos el combustible, las medicinas y los alimentos.
La trama, según la televisión estatal, se destapó a partir de la última de unas cinco sustracciones —unas 26 toneladas de pollo en 1.660 cajas— en una fecha que el informativo estatal no concretó, pero que desvelaba un “modus operandi” complejo y con muchos implicados.
Según esta reconstrucción de los hechos, los autores materiales accedían de madrugada a las instalaciones habaneras de la empresa estatal Copmar, dependiente del Ministerio de Industrias Alimentarias, y con un camión se llevaban cientos de cajas de pollo congelado.
Los delincuentes contaban con apoyo de personal de la empresa, que les franqueaba el acceso, y luego habían desarrollado un sistema para clonar los sellos metálicos de las puertas de la cámara frigorífica para que el robo no fuese evidente.
No obstante, la televisión cubana reconoció fallos de control en distintos niveles porque el total sustraído equivale, según estimados oficiales, a la cantidad de pollo que vende el estado a precios subvencionados durante un mes en una “provincia mediana”.
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Las autoridades indicaron que cada caja se revendía a 3.800 pesos cubanos (158 dólares al cambio oficial, pero apenas 12,5 dólares en el informal), cuando el salario medio es de 4.200 pesos. En la bolsa negra ese producto puede alcanzar precios muy superiores.
Entre los 30 imputados —11 en prisión provisional— hay “jefes de turno, tecnólogos, custodios” y también personas no vinculadas a Copmar, según medios estatales
Entre los delitos que contempla la fiscalía se encuentran los de “malversación, robo con fuerza, cohecho, incumplimiento del deber de preservar los bienes de entidades económicas y receptación”, por lo que se están investigando hechos de delincuencia común, pero también de corrupción.
Marta María Gonzalez del Sol, fiscal del departamento de procesos penales de la Habana, aseguró a la televisión estatal que se va a buscar “una decisión severa porque el caso así lo amerita”. Destacó “la lesividad”, la gravedad de los perjuicios, “el momento histórico” —en referencia a la grave crisis— y “el producto afectado”, un básico de la dieta cubana.
Ya se han producido consecuencias políticas: los medios oficiales informaron de los ceses del director general de Copmar y de la dirección del ente empresarial estatal en el que se integra, la Unidad Económica de Base (UEB) Habana.
Hace diez días se destituyó al ministro cubano de Industrias Alimentarias, Manuel Santiago Sobrino, sin que trascendieran las razones tras su salida, más allá de especulaciones por el derrumbe de la producción agrícola y sus repercusiones en el volumen de productos subvencionados.
El diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), dedicó este lunes un editorial con llamada en portada a la lucha contra la “delincuencia” y la “corrupción” en la que no se aludía a los motivos de su argumentación, pero se denunciaban hechos similares a los de este robo.
“La dirección de la Revolución ha reiterado el llamado a cerrar filas y a actuar con mano dura, con firmeza, sin paños tibios ni blandenguería, y con apego a la Ley, como se ha actuado siempre contra estas manifestaciones delictivas”, subraya el texto.
Para eso lo hicieron público, las medidas de escarmiento “a pedido popular” encubre la incapacidad de ofrecer resultados de los que reiteradamente han enterrado el dinero del pueblo con sus propias decisiones.