“Tremenda máscara para Halloween. Original. De látex, traída de USA. Es de OGRO. Precio: 40 CUC. (…) Les aseguro que no encontraran otra igual en ninguna fiesta de disfraces, si esto lo completan con una buena ropa de seguro serán los ganadores de la fiesta donde se presenten”, dice un anuncio en Revolico publicado desde Cuba este 31 de octubre, día en que algunos países anglosajones celebran una festividad de origen celta conocida como Halloween o Noche de brujas.
“Aun me quedan disfraces para gorditas y cuerpuditas”, proclama otro mensaje, en tanto un tercero, entre signos de exclamación, parece gritarnos “¡Disfraces para Halloween, los mejores y más espectaculares!” y enumera las opciones de compra: ropas de personajes famosos, sexys, religiosos, navideños, uniformes y la clientela por excelencia: niños, adultos y hasta quienes buscan tallas XL. Incluso hay descuentos para grupos y “repitentes”.
Los vientos del Norte parecen sentirse más fuertes que de costumbre este último día de octubre, sobre todo entre la juventud que desde el jueves por la noche anda con atuendos de brujas, momias, zoombis… o usa lo que pudo encontrar para parecer salido de alguna ficción.
Alek, un joven filólogo, cuenta desde Guantánamo que fue a algunas fiestas de Halloween durante sus años universitarios. “Era bien emocionante esperar ese día para disfrazarse y participar en la fiesta que habitualmente preparaba la carrera de lenguas extranjeras en la Universidad de Oriente porque en aquel tiempo solo me interesaba divertirme. Luego me he puesto a pensar y toda vez que ahora trabajo en la promoción de la cultura cubana, me doy cuenta que son prácticas que nada tienen que ver con lo nuestro y extranjerizan nuestras prácticas”, dice.
En La Habana, Arley, otro muchacho, contó que este viernes tendría su iniciación. “Hoy puede que vaya a la primera porque esta es una tradición estadounidense que en Cuba ha calado fuerte en el sector adolescente y joven más o menos durante los últimos ocho años. Aunque está todo más bien limitado al hecho festivo y a los disfraces más que al ritual familiar y de consumo que conlleva la festividad en su totalidad”.
El testimonio de Yunior, de Santiago de Cuba, es el argumento de quien no solo ha ido sino que “persigue” este tipo de celebraciones y las disfruta.
“Yo sí he ido a varias y tengo las fotos de todos los disfraces que he usado. Conseguir un disfraz puede ser un problema porque no tenemos tiendas especializadas y no es una costumbre de nosotros los cubanos este tipo de fiestas. Uno al final siempre se las ingenia para inventar y lo mismo se pone un maquillaje que imite a algún personaje de películas que se crea una momia con papel sanitario o un fantasma con sábanas… Pero me molesta que la gente confunde el Halloween con las fiestas de disfraces, por eso ves hombres vestidos de mujer, princesitas y cosas así, cuando en realidad los disfraces deben ser más bien de miedo y terror”, comenta convencido.
Cuba hechizada
En 2009, un periodista de la revista Absolut Cuba reseñó una noche de brujas en la capital isleña. “Si caminas por las calles de La Habana, por ejemplo, encontrarás a los niños pidiendo caramelos y dulces a su antojo, a cada puerta que encuentran a su paso y a turistas desprevenidos que se ven rodeados de los “vampiritos”. En Cuba nunca ha existido esa tradición. Sin embargo, también los adolescentes celebran este día disfrazándose para recorrer las discotecas y locales donde se baila, se come y se bebe. Por cierto, Halloween es la ocasión para degustar la comida típica cubana, especialmente lechón a la leña que se sirve con yuca y arroz congrí”, dice la corta nota.
Incluso en el Trip Advisor, algunos turistas han dejado sus opiniones. Sobre cómo pasó el 31 de octubre de 2012 en Cayo Santa María una canadiense postea: “Halloween no se celebra en Cuba fuera de los centros turísticos. Muchos ni siquiera saben sobre ella, y los que saben de Halloween es porque lo vieron en las películas, series de televisión o se lo dijo algún turista”.
El debate en torno a la Noche de Brujas trajo aparejado otro debate en esa web: cómo es percibido el hecho de que los extranjeros regalen dulces a los niños en Cuba: “En cuanto a dar caramelos a los niños en la calle o de puerta en puerta, no voy a abrir ese debate agujero de nuevo, pero sólo piensa en cómo te sentirías si un extraño se acercaba a su pueblo y dando al azar caramelos a los niños”, dice la canadiense.
En los blogs, espejos de la realidad cubana de hoy, también ha tenido su reflejo esta celebración sui géneris en Cuba. En 2012, la Joven Cuba publicó un artículo de Luis Díaz López, joven recién graduado de la Universidad de Matanzas, que cuenta sobre su participación en una fiesta de Halloween en el Cabaret Continental del Hotel Internacional de Varadero.
“Les puedo decir que la cola en la entrada era interminable, que esa noche el cabaret cerró por capacidad y muchos no pudieron ni entrar, que había miles de disfraces diferentes, no faltaron las enfermeras y los enfermos, las diablas y diablos, los guerreros, muñecos y hasta un par de siameses que se llevaron el premio del mejor disfraz”, postea.
Luego agrega: “Días después conversé con una norteamericana amiga mía que visitó Cuba por esos días y me habló del Halloween de los Estados Unidos, que es diferente. La esencia, que es en este caso disfrazarse, es lo que hasta nosotros ha llegado, al menos hasta ahora, pues nadie va por las casas pronunciando la famosa frase “trato o truco” ni se adornan las casa con objetos afines, sino que es solo una reunión para bailar y compartir de una forma diferente. Por mi que vengan mil Halloween más, que sirva como forma para unir más a los pueblos de Estados Unidos y Cuba, que sea una forma más de distender las tensiones de décadas”.
Estas fiestas se extienden como pólvora entre la juventud cubana. No son todavía, vale aclarar, como en los países anglosajones, pero al leer anuncios que introducen este reportaje, no puedo más que recordar la advertencia que ya hizo García Márquez sobre las Navidades, una fiesta que se ha enraizado en Cuba y ya parece autóctona de no pocas regiones latinoamericanas: Lo más grave de todo es el desastre cultural que están causando.
Este año es desde el blog Santiago en Mi que se publica “Dulce o truco” y la autora dice: “ Un cartel anuncia la celebración del Halloween: por reservaciones y con disfraces, ¡llame ya!. Por mi lado pasan jóvenes con el rostro marcado con cicatrices de grafito, sombrías ojeras; de ropaje extravagante. Una niña luce dos tiernos tarritos en su cintillo. (…) Me pregunto a qué extremo llevarán la celebración. ¿Tendré que comprar golosinas por si esta noche toca a mi puerta un fantasma, un zombi, una calabaza? ¿Escucharé, con desafortunado acento, el trick-or-treat?”.
Bueno, la fiesta de jalogüin no es nativa de los Estados Unidos, aunque en ese país se espera y se celebra por casi todos. En América Latina se celebra algo parecido en esa misma fecha o al otro dia, que es el Día de los Fieles Difuntos o Día de Todos los Santos. Es correcto que se deban defender nuestras tradiciones por encima de todo. Estoy de parte de los que la defienden. Y me pregunto; ¿a dónde han ido a parar nuestras tradiciones? ¿Dónde están las comidas típicas que se han convertido en un lujo para muchas familias? ¿Dónde están las guayaberas que no puedo comprar porque debo reunir el salario de 3 meses de trabajo? ¿Dónde está la Reina del Carnaval? ¿Dónde está la puerta de Tropicana, que ya se me olvidó por dónde entrar? ¿Dónde está el pan con guayaba y queso que el bolsillo no me permite saborear? ¿Dónde está el guarapo y la raspadura? Ahora en tooooooodos los restaurantes hay postre de la abuelita, helado, brounie y chisquei. El brounie y el chisquei seguro que nacieron en Manacas. Pero si jalogüin se celebra en los centros turísticos de La Habana, Varadero, los cayos… pues eso es también Cuba ¿Y quién los organiza? ¿Por qué no se les da la oportunidad a los extranjeros de vivir nuestra experiencia y pasar unas vacaciones sin esa fiesta? Por otra parte hay que admitir la diversidad, porque traspolando el hecho, podemos quitar la iglesia ortodoxa, total, no hay tradición de esa religión aquí. Para combatir una tradición foránea la mejor arma es fortalecer las propias. En el orden personal, no estoy seguro si me disfrazaría para el próximo jalogüin. Si alguen me alquila un traje de Elpidio Valdés en 20 CUP seguro que voy.
Josem, has dado en el clavo. ¿/Dónde está mi país?
Este auge del Halloween no es más que parte del sentimiento de ¿nostalgia? que se ve reflejado en nuestra socedad por aquellos tiempos en los que Cuba según dicen los viejos “brillaba”, pues ahora se usan las lámparas, vajillas, cuadros, muebles y adornos antiguos…estamos retomando costumbres de la época de la neocolonia, y todo eso se ve mezclado con lo autóctono, pero de que se ha ido transformando lo que llamamos típico, es evidente, y creo que no todo es culpa de la globalización… creo que si el pueblo ha adoptado esas costumbres por si solo, las disfruta y las desea, pues que así sea, es algo que se ha dado solo, y sin dudas es termómetro de algo… tampoco hagamos del asunto una gran preocupación… en el pasado hubo cosas típicas que se fueron perdiendo en el camino, y no tanto perdiendo sino transformando… y si nos ponemos tan sensibles, pues entonces que se quejen los ingleses de que su realeza tenga algún que otro día de la semana en el que le piden a su chef que les haga comida cubana, o algo peor, que la figura del Ché sea tan comercial… en fin…que es como la Navidad, que se ha colado en todas partes y definitivamente, a la gente le encanta, porque si no….
Gracias Cecilia por coincidir. Por cierto, la prensa nacional, incluyendo Juventud Rebelde, le está dando cobertura al recién finalizado campeonato panamericano de porrismo. ¿Hay en Cuba tradición de porrismo? Fue a ver el espectáculo el que quiso; a nadie obligaron. Igual pasará con las fiestas y con todo, cada vez que asumamos mejor la realidad de la existencia de la diversidad. Concentrémonos en nuestras tradiciones y guardemos el catalejo en el escaparate.
No critico para mal las fiesta Halloween, es un ejemplo de que Cuba está en el mundo, que no es una isla aislada, y que obviamente las interconexiones culturales hay que asumirlas de manera natural. No creo que Halloween lacere nuestras tradiciones y cultura cubanas. Por cierto muchos nacionales que critican estas fiestas y las navidades (en Cuba siempre se celebró antes de 1959) no son tan portentos de las tradiciones nacionales, quizás, algunos ni se han puesto una guayabera en su vida, no van a fiestas de rumba, ni pertenece a un club del danzón y otras zonas de nuestra rica cultura nacional. Será que no soy un tipo que se prejuicio ni tampoco me asusto de las supuestas “contaminaciones”, es que creo que el mundo es un todo y veo válido que las culturas se sigan cruzando, mezclando ¿a caso la cultura cubana no es suma de otras, todas venidas de los barcos de Europa, África y Asia? Siempre recordaré lo que dijo, parafraseando, Monseñor Carlos Manuel de Céspedes con respecto a la cultura cubana que “es un caldero donde todavía se le está echando vianda para seguir cocinando el ajiaco”.
Se me quedó. Por cierto, según los viejos, ese día en Cuba antes se celebrara la fiesta de los Fieles difuntos, ¿dónde carajo fue a parar? Fue acusada como fiesta religiosa católica. Eso también es tradición y cultura cubana.
Muy bueno el artículo!! estamos disfrutando de una de las mejores tradiciones de la cultura anglosajona, aunque por la calle un ve cada disfraces más feos!!, las personas se disfrazan a la mitad: los dientes de vampiro y los jeans de trabajo, el otro día vi a un individuo bajándose de una máquina con una orejas de murciélago y al lado le acompañaba la monia de rosado, jajajaja, mira que me pude reír. Pero nada al fin y al cabo lo que importa es divertirse de lo lindo. Sldos
la fiesta de Holloween son muy animada una vez en el año un siente algo distinto inigualable, que bueno que todavia algunos las celebran al igual que en todo el mundo.
Tengo que hacer un trabajo de esto en el instituto