El pasado 18 de noviembre, cuando el árbitro salvadoreño Iván Barton hizo sonar su silbato y dio por terminado el segundo partido del Play In de la Liga de Naciones de CONCACAF entre Cuba y San Cristóbal y Nieves, cerró el calendario internacional para nuestra selección absoluta en este 2024, un año sombrío en el que fueron más los tragos amargos que las alegrías.
Si bien el cierre de los Leones del Caribe nos dejó un buen sabor de boca (goleada 4-0), el balance de partidos ganados y perdidos es desfavorable. Solo 2 victorias consiguieron los dirigidos por Yunielis Castillo en los 8 encuentros disputados en el año calendario. La primera de ellas fue en partido amistoso disputado ante Nicaragua en la primera fecha FIFA del año; y luego de encadenar 6 partidos sin ganar, se concretó la segunda en casa ante San Cristóbal y Nieves.
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El saldo se completa con 3 empates e igual cantidad de reveses. De las 3 igualadas, hay una que no podría considerarse indigna: la conseguida ante la fortísima Jamaica, en condición de visitante, en la primera jornada de la Liga de Naciones de CONCACAF. Las otras 2 fueron en casa ante rivales de un nivel similar al nuestro como Nicaragua y Trinidad y Tobago.
De las 3 derrotas, una de ellas era esperada: la que nos propinó Honduras en su casa en el arranque de las Eliminatorias Mundialistas. Y quizá la que nos asestó Trinidad y Tobago, por ser en sus predios y con importantes bajas de nuestro lado, podría considerarse entendible. Sin embargo, el batacazo ante San Cristóbal y Nieves —al margen de que no tuvo consecuencias— es una fuerte señal de alarma. Algo no está bien cuando un país con menos habitantes que algunos municipios de Cuba logra complicarnos un partido.
A pesar de que el balance de partidos ganados, empatados y perdidos nos fue desfavorable, la relación de goles a favor y en contra es menos alarmante en este 2024. En los 8 partidos disputados, los nuestros consiguieron estremecer las redes rivales en 11 ocasiones, una cantidad aceptable si miramos la calidad de la mayoría de los rivales que enfrentamos. Y teniendo en cuenta que, al inicio del proyecto Castillo, la selección acusaba precisamente la falta de gol, es una buena noticia que los números ofensivos empiecen a entrar en el rango de lo admisible.
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Sin embargo, la defensa fue la otra cara de la moneda. Los nuestros permitieron exactamente los mismos goles que marcaron: 11. Y aunque no es una cantidad escandalosa, sí es llamativo el retroceso en este sentido. Convengamos en que si algo ha caracterizado a los equipos del estratega espirituano, es el orden defensivo y la capacidad de sacar resultados milagrosamente cortos ante rivales muy superiores. Ahora equipos de un nivel similar al nuestro, como es el caso de Trinidad y Tobago, son capaces de hacernos 5 goles en dos partidos; mientras que elencos a todas luces inferiores, como San Cristóbal y Nieves, logran marcarnos 2.
A nivel de objetivos, la selección fracasó en uno de los más importantes, que era conservar la permanencia en el nivel A de la Liga de Naciones; condición esta que nos habría permitido continuar enfrentando a los mejores rivales del área. Por otra parte, la posibilidad de clasificación a Copa Oro permanece viva, aunque ahora pasa por un peligroso repechaje ante Trinidad y Tobago.
Una de las pocas cosas positivas en este 2024 para la absoluta ha sido que —a pesar de los resultados— se ha logrado escalar algunos puestos en el ranking FIFA. Esto debido a que todos los rivales que enfrentamos se encontraban mejor ubicados en dicho escalafón. Como consecuencia, los escasos buenos resultados que tuvimos ante ellos nos catapultaron hacia arriba en la lista. Cuba había arrancado el año en el lugar 169 y cierra el mismo en el 164.
El 2025 será un año decisivo para nuestra selección absoluta. Tan temprano como en marzo, los nuestros estarán buscando su clasificación a la Copa Oro en partidos de ida y vuelta ante Trinidad y Tobago. Y de lograr el ansiado boleto, ese mismo año estarán interviniendo en el máximo certamen de selecciones de la CONCACAF.
Asimismo, durante julio pugnarán por avanzar a la fase final de las Eliminatorias Mundialistas, instancia a las que no accedemos desde el proceso clasificatorio al Mundial de 1982. Esperemos que, para ese entonces, podamos contar con nuestras mejores figuras; cuestión que por un razón u otra nos golpeó durante 2024.