Tres meses después del peor desastre aéreo de los últimos 30 años en la Isla, el Gobierno de Cuba sigue hoy sin anunciar las causas oficiales que provocaron el accidente del vuelo DMJ-972 de Cubana de Aviación, por el que murieron 112 de las 113 personas a bordo.
La investigación de la comisión gubernamental cubana no ha reportado novedades desde que hace un mes descalificara como “especulaciones“ las declaraciones de la compañía mexicana Global Air, propietaria del avión, que atribuyó el siniestro a un “fallo humano“ de los pilotos.
Liderado por especialistas del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC), el grupo de expertos cubanos, estadounidenses, mexicanos y europeos declaró entonces que “un proceso (de investigación) de esta magnitud requiere del análisis de múltiples factores y aún no ha concluido”.
Los peritos aseguraron que seguían trabajando “de acuerdo a un programa establecido” y subrayaron que informarán sobre los resultados “una vez concluya el análisis de las evidencias”.
Se espera que aporte una luz definitiva el resultado de la inspección de las dos cajas negras del avión, que fueron trasladadas a Estados Unidos y allí están siendo analizadas por peritos de la compañía Boeing, fabricante de la aeronave.
La única superviviente del desastre, la cubana de 19 años Maylén Díaz Almaguer, continúa en estado “crítico” en el hospital Calixto García de La Habana, pese a que había comenzado a mostrar cierta mejoría, de acuerdo al último parte médico, publicado en junio.
El 18 de mayo pasado un avión Boeing 737-200 arrendado por Cubana a Global Air se estrelló minutos después de despegar del aeropuerto de La Habana con destino a Holguín conmocionando al país entero, poco acostumbrado a tragedias de este tipo.
Sorprendidos, los cubanos vieron casi de inmediato las crudas imágenes desde el lugar del siniestro, por el que caminaba el entonces recién elegido presidente Miguel Díaz-Canel, que arribaba al primer mes de su mandato en medio del desastre.
A la amplia cobertura –algo inédito en la prensa estatal de la Isla– se unieron cientos de vídeos caseros de los vecinos de la zona, los primeros en prestar auxilio a las víctimas.
La visión de los pasajeros golpeando las ventanas con los rostros desfigurados por el terror es un recuerdo que no se le borrará fácilmente a la joven de 21 años Rocío Martínez, la primera persona en llegar al lugar del siniestro, una zona agrícola a escasos metros de su casa.
El accidente dejó 112 personas fallecidas, de ellas 101 cubanos y once extranjeros: siete mexicanos –incluidos los seis miembros de la tripulación y una turista–, dos argentinos y dos saharauis residentes en la Isla, uno de los cuales tenía también nacionalidad española.
Solo tres mujeres llegaron con vida al hospital, todas cubanas, y de ellas dos murieron en los días posteriores, mientras el país seguía en vilo la actualización constante de sus estados.
Díaz-Canel y su número dos, Salvador Valdés, revisaron personalmente el análisis forense en el sitio, la creación de la comisión investigadora, el transporte de los familiares de los fallecidos hacia La Habana para el reconocimiento de los cadáveres y el posterior traslado de los restos.
El constante trabajo del Instituto cubano de Medicina Legal y de unos 500 especialistas permitió identificar en solo ocho días los 110 cuerpos de las víctimas que murieron en el momento del accidente.
Holguín, destino del vuelo DMJ-972, fue la provincia más golpeada por la catástrofe, que provocó una sucesión de velatorios y homenajes a las 67 víctimas originarias de esa región oriental.
El siniestro golpeó duramente la dañada reputación de la Cubana de Aviación, una veterana aerolínea estatal que reconoció en junio pasado que cancelaba cinco rutas nacionales y reducía frecuencias de vuelos debido a la falta de aviones.
Los cubanos también cuestionaron la asociación de Cubana a Global Air y la verificación por parte de Cuba de que la compañía mexicana cumplía con los protocolos de revisión y mantenimiento de las aeronaves rentadas.
Registrada bajo el nombre de Aerolíneas Damojh, Global Air es una oscura empresa de la que en el momento del accidente apenas se conocía su fecha de fundación.
Un antiguo piloto y un ex sobrecargo de la compañía denunciaron en varios medios, entre ellos Efe, que el siniestro “era algo anunciado” debido a las “condiciones absolutamente inseguras” en que volaba la compañía.
Casi inmediatamente después del siniestro, la empresa fue suspendida por las autoridades mexicanas para una investigación exhaustiva.
EFE / OnCuba
Lo que debe hacer el gobierno cubano es indemnizar a las familias de las víctimas del siniestro aéreo de Rancho Boyeros.
y seguiraa… demoraran las conclusiones todo lo posible hasta que todo se haya enfriado y despues pondran un breve nota en algun programa a altas horas de la noche sin derecho a replica.