Una nueva orden ejecutiva del presidente estadounidense Joe Biden instruye a las agencias federales a tomar una serie de pasos para promover el acceso al voto, mientras legisladores demócratas presionan por una reforma electoral que contrarreste los intentos por restringir ese derecho.
El plan de Biden fue anunciado durante un discurso grabado por los 56 años del Domingo Sangriento, el incidente de 1965 en el que unos 600 defensores de los derechos civiles fueron brutalmente golpeados por policías mientras intentaban marchar por el derecho al voto en Selma, Alabama.
“Cada votante en edad de hacerlo debe poder sufragar y que ese voto sea contado”, dijo el domingo Biden en su mensaje al Desayuno de Unidad Martin y Coretta King antes de firmar la orden. “Si tienes las mejores ideas, no tienes nada que ocultar. Dejen que la gente vote”.
La orden de Biden incluye varias disposiciones modestas. Ordena a las agencias federales a que amplíen el acceso al registro de votantes y la información electoral, pide a los jefes de las agencias que elaboren planes para dar tiempo libre a los empleados federales para votar u ofrecerse como trabajadores electorales voluntarios no partidistas, e impulsa una reforma de la página en internet del gobierno Vote.gov.
Por su parte, los demócratas buscan solidificar el apoyo a la Resolución 1 de la Cámara de Representantes, que toca prácticamente todos los aspectos del proceso electoral. Fue aprobada el miércoles en una votación 220-210.
La medida de derecho al voto incluye provisiones para restringir la manipulación partidista de los distritos del Congreso, eliminar los obstáculos en torno al proceso y llevar transparencia a un turbio sistema de financiación de las campañas que permite a los donantes adinerados financiar anónimamente causas políticas.
Los demócratas dijeron que el proyecto de ley ayudará a evitar los intentos de supresión de votos, mientras que los republicanos han señalado que la medida es una injerencia federal no deseada en la autoridad de los estados para llevar a cabo sus propios procesos electorales.
El destino de la medida es incierto en un sumamente dividido Senado. Grupos conservadores han emprendido una campaña de 5 millones de dólares para tratar de persuadir a suficientes senadores demócratas moderados para que se opongan al cambio de reglas para aprobar la iniciativa.
Con esta orden ejecutiva, Biden busca dirigir la atención al tema y utilizó la conmemoración del Domingo Sangriento para exponer un caso en el que hay mucho en juego.
El Domingo Sangriento fue un punto de inflexión en el movimiento de derechos civiles que condujo a la aprobación de la Ley de Derecho al Voto de 1965. De manera similar, Biden espera que los disturbios en el Capitolio federal el 6 de enero por parte de una turba de partidarios del expresidente Donald Trump será una llamada de atención para que el Congreso tome medidas para mejorar las protecciones al voto.
“En 2020, con nuestra propia democracia en juego incluso en medio de una pandemia, votaron más estadounidenses que nunca”, dijo Biden. “Sin embargo, en lugar de celebrar esta poderosa demostración del voto, vimos una insurrección sin precedentes en nuestro Capitolio y un ataque brutal a nuestra democracia el 6 de enero. Una labor nunca antes vista para ignorar, socavar y revertir la voluntad del pueblo”.
Biden también rindió tributo a los fallecidos líderes del movimiento de derechos civiles: los reverendos C.T. Vivian y Joseph Lowery y el representante John Lewis. Todos desempeñaron papel fundamentales en las labores de organización de 1965 en Selma y todos perdieron en el último año.