La nueva crisis entre Servia y Kosovo, dos países balcánicos que surgieron tras el desmembramiento de la extinta Yugoslavia, comenzó la semana pasada cuando la policía kosovar cerró los pasos fronterizos en las localidades de Bernjak y Jaringe, tras el establecimiento de un bloqueo de carreteras por serbios en la vecina nación.
Estas crisis son cíclicas y según periodistas serbios suelen se estimuladas por Belgrado, que se debate entre una alianza con Occidente y sus tradicionales lazos con Moscú.
Pero en esta oportunidad, el asunto ha escalado a punto de que la OTAN se ha dicho lista para intervenir, como hizo en el conflicto de los 90, cuando tomó partido a favor de los rebeldes albano-kosovares cotra Serbia y atacó ese país. Ahora, la policía kosovar dijo que se vio obligada a cerrar los cruces fronterizos de Bernjak y Jarinje después de que manifestantes serbios dispararan contra las autoridades y bloquearan las carreteras.
Los manifestantes se oponen a una nueva regla que habría obligado a todas las personas que ingresan a Kosovo con documentos de identidad serbios a reemplazarlos con un documento temporal durante su estadía en ese país, que es reconocido por un grupo de naciones como Estados Unidos y la mayoría de los miembros de la Unión Europea (UE), pero no por otras como Rusia, China, la India, España, Brasil, México y Cuba.
Las autoridades de Belgrado, que consideran a Kosovo como un territorio autónomo parte de Serbia, aplican una regla similar a los kosovares que visitan la nación.
El gobierno de Kosovo, país que declaró su independencia en 2008, también dijo que los serbios étnicos que tengan placas de matrícula de auto emitidas por Serbia tendrán que cambiarlas por placas de Kosovo.
Luego de las tensiones del fin de semana y las consultas con los embajadores de la UE y Estados Unidos, el gobierno de Pristina dijo que retrasaría su plan por un mes y comenzaría a implementarlo el 1 de septiembre.
¿Por qué se resisten los serbios?
Unos 50.000 serbios étnicos que viven en el norte del país utilizan matrículas y documentos emitidos por las autoridades serbias. No reconocen el derecho de Kosovo a imponer normas y reglamentos.
Ante las nuevas normas dictadas por Pristina, organizaron protestas diarias y bloquearon el tráfico en los dos cruces fronterizos.
El presidente serbio, Aleksandar Vucic, dijo que la situación en Kosovo nunca ha sido “más compleja” para Serbia y los serbios étnicos.
“El ambiente está hirviendo”, el mandatario, quien advirtió que “Serbia ganará” si los serbios residentes en Kosovo son atacados. Pero el primer ministro kosovar, Albin Kurti, respondió acusando a Vucic de provocar “disturbios”.
“Las siguientes horas, días y semanas pueden ser desafiantes y problemáticos”, dijo Kurti.
Las nuevas reglas fronterizas llegan casi un año después de que su gobierno dejara de imponer reglas similares debido a protestas anteriores.
Sin embargo, también hay un factor interno en Serbia, donde el gobierno de Vucic atraviesa una crisis de credibilidad por sus tendencias poco democráticas y, según analistas, utiliza estos enfrentamientos para desviar la atención.
“Cada vez que ocurren tensiones entre Kosovo y Serbia, el gobierno de Serbia, o el régimen autocrático de Belgrado, obtiene dividendos políticos en el campo doméstico porque se nutre de todas las variaciones de crisis que generalmente autoproducen”, comentó a OnCuba el periodista serbio Milan Balinda.
Ahora, “tienen una ayuda del gobierno de Kosovo, pero al final todo se volverá a calmar, para que se mantengan posibilidades para nuevas tensiones, que siempre le hacen falta”, estimó.
La OTAN lista para intervenir
Serbia no reconoce la independencia de Kosovo, y las tensiones entre los dos países están ahora en su punto más alto en años. Ante este escenario, la OTAN llegó a afirmar el pasado domingo que estaba lista para intervenir si “se pone en peligro la estabilidad”.
La alianza atlántica mantiene su presencia en Kosovo con 3.770 soldados sobre el terreno, una prerrogativa acordada con Belgrado tras el conflicto bélico de finales de los años 90, y, aparentemente, alienta a las partes a continuar las conversaciones.
Las conversaciones, con mediación mediadas de la UE, se iniciaron hace más de una década, pero hasta ahora no han logrado normalizar los vínculos entre ambas partes, mientras Kosovo, que no es un estado miembro de la ONU, sigue aspirando a integrar la Unión.