Se sabe: en la literatura contemporánea la proximidad de los autores a la pubertad parece una ventaja. Hay editores —pienso en Lindsey Heaven, de Penguin Random House— rondando por los blogs de gossips girls como si fueran cazatalentos profesionales que van a los partidos de fútbol callejero. Porque miles de relatos preseminales son liberados todos los días como si fueran pececillos diminutos en la corriente digital de la prosa contemporánea.
Y mientras escribo esto, recuerdo lo que decía el titán de la crítica, William Gass, en una página del New York Times Book Review: “Leo [una antología de narrativa joven editada por Leavitt] como parte de mis investigaciones. Es como caminar por un cementerio antes de que coloquen las tumbas”. Solo que ahora el que camina por la necrópolis fantasmal soy yo. Y las tumbas a colocar son las de las llamadas escritoras “teen”. Esto es lo último que trajo el barco.
Para que tengan una idea, la narradora y adolescente todoterreno Beth Reekles (Gales, 1996) tiene en el portal de lectura Wattpad 19 millones de seguidores y más de 40 000 comentarios. Todo esto con una noveleta que publicaba por entregas, Mi primer beso (Penguin Random House, 2013), que hasta donde he podido leer —instado a dar una opinión casi por encargo—, puede ser relatada como un capítulo de Dawson’s Creek. Basta cambiar algunos nombres y sin demasiado problema Reekles juega de la siguiente manera: 1) determinando qué es lo que quiere el lector, y 2) suministrándolo sin más. Sí, Mi primer beso es una novelita preseminal. Y, por supuesto, los sociólogos de la literatura deben tener una explicación medianamente ingeniosa o técnica, pero su recepción en Wattpad —la multitud abriéndole paso a los capítulos a golpe de 600 comentarios diarios, las adolescentes al borde del shock, etc.— supera cualquier tipo de opinología.
Porque al calor de los blogs y las webs de fan fiction, se han invertido las normas de la industria editorial: es la gente, el cuentamillas de lectores el que, a través de Internet, propulsa la publicación de ciertos ejemplares. Y lo peor de todo es que ya sabemos cómo sigue esto: con la circulación de cosas como Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James (que se publicó primero online para luego superar los 90 millones de copias en papel). Una amiga hermosísima me dice que se trata de una “inquietante novela erótica”. “Pobre”, me digo a mí mismo mientras la miro: hay más erotismo en un poste.
Está más que claro que esa generación de escritores jóvenes autopublicados —recomiendo una mirada a los perfiles de Abigail Gibbs (Inglaterra, 1995), Maya Van Wagenen (Estados Unidos, 1998) y Emily Baker (Inglaterra, 1996); nadie culpará a quien no tenga ganas de visitarlos— sobre la que he estado soltando parrafadas ha generado unos cambios de perspectiva que son principalmente inquietantes: para aplicarlo al caso cubano, es como si los Ángeles —ese grupo de chicos que gana todos los años el “Premio de la Popularidad” en la ceremonia de los Lucas— escribieran sus Diarios online; así, existiría el Diario de Sian, que tendría, sin aguantar demasiado la respiración, 20 000 seguidores. Hay un volcán inactivo ahí. No duden que pronto despertará. (Creo que fue en Vistar donde leí que los Ángeles apadrinaban la agencia D´Talles: un proyecto educativo que pretende instruir a los adolescentes cubanos en modas, inglés, conductas y —según se lee en la nota editorial— “un poco más” [¿?]. Los chicos se expanden; no quiero ni pensar que yo pueda ser el culpable de que incursionen en la “literatura”.)
Pero en este mundo .com ¿qué pasa con los escritores cubanos? Bueno, todavía no ha nacido una generación de cubanos que viva con Internet. Internet es, para la mayoría de nosotros algo que se consulta —un Babalao—, no con lo que se vive. Aunque ya sabemos que muchos periodistas cubanos —seguidores de la divisa romana “publica o muere”— utilizan su blog como una jaulita para pavonearse o conseguir citas.
Existen algunos ejemplos pintorescos de escritores made in Cuba tratando de vivir de Internet: pienso en el angustioso caso de Armando Añel y su proyecto La novela de Facebook:
“He comenzado a escribir una novela experimental sobre Facebook (…). Y digo experimental no por el tema en sí mismo —Facebook—, sino porque por primera vez en la historia de la literatura se va a publicar una novela interactiva, en la que los personajes protagónicos, incluso algunas tramas, no los habrá escogido o imaginado el autor, en este caso Armando Añel, sino que ellos mismos, los personajes —ustedes—, decidirán si participan o no. Todo aquel que desee participar con $25.00 [dólares] obtendrá a cambio un ejemplar del libro firmado por mí (…) y la garantía de que aparecerá con su nombre y apellidos —o con seudónimo si así lo desea— en esta novela llamada a revolucionar la literatura cubana.”
Aquí hacemos una pausa para reírnos aparatosamente; oigan cómo suena: “por primera vez en la historia de la literatura se va a publicar una novela interactiva…”; este cuban boy —que aparentemente no está enterado de las discusiones vigentes— copiando a Margaret Atwood, con la diferencia de que la escritora canadiense pide 10 000 dólares por hacer exactamente lo mismo.)
Y en un mundo donde el libro es lo más parecido a un combustible fósil —el libro de papel está conectado a una máquina que mantiene sus constantes vitales, cortesía de los que dirigen los grandes consorcios editoriales hasta que un buen día decidan apagarlo, como ya hicieron con la revista Qué leer—, es decir, algo que se va a extinguir o, como mínimo, va a mutar, es desalentador que las ediciones digitales sean bastante irrespirables en Cuba.
¿Cuáles son los libros cubanos que se consiguen en algunos de nuestros grandes sitios web? ¿Cómo es nuestra literatura online? Les dejo una listita de ejemplares, penosamente arrebatados a los tres tristes tigres:
Cubadebate, sección “Libros libres”: 1) Chávez nuestro, de Rosa Miriam Elizalde y Luis Báez; 2) Abril sin censura, de Germán Sánchez Otero; 3) Poemas Confidenciales, de Antonio Guerrero; 4) Bajo las alas del Cóndor, de José Luis Méndez; 5) Camilo Cienfuegos: El hombre de las mil anécdotas, de Guillermo Cabrera; 6) Caravana de la libertad, de Luis Báez y Pedro de la Hoz; 7) Así es Fidel, de Luis Báez; 8) África en la Revolución cubana, de Pedro de la Hoz; 9) El Apocalipsis según San George, de Eliades Acosta Matos; 10) El camaján, de Arleen Rodríguez y Lázaro Barredo. (El tono de los libros de Cubadebate es fácilmente detectable en las letras de Sara González o en las películas de Rogelio París.)
La Jiribilla, sección “Libros digitales”: 1) El corrimiento hacia el rojo, de Fernando Martínez Heredia; 2) Por el camino de la mar o Nosotros los cubanos, de Guillermo Rodríguez Rivera; 3) Todo Caliban, de Roberto Fernández Retamar; 4) Che, recuerdos en ráfaga, de Orlando Borrego Díaz; 5) La otra Europa, de Enix Berrio Sardá; 6) Miami: Donde el tiempo se detuvo, de Luis Báez; 7) Crónica de un fracaso imperial, de Carlos Alzugaray; 8) ¿Disidentes o mercenarios?, de Hernando Calvo Ospina; 9) La guerra secreta ACCIÓN EJECUTIVA, de Fabián Escalante Font; 10) Los años 50, de Oscar Pino Santos. (En materia de literatura, La Jiribilla es algo así como la fierecilla domada.)
Cubaliteraria, sección “Biblioteca”: 1) Cuerpos de mujer en el tiempo, de Diana Fernández; 2) El vecino de los bajos, de Enrique Núñez Rodríguez; 3) Espiral de interrogantes, de Reynaldo González; 4) Del portal hacia dentro, de Pedro Pérez Rivero; 5) El modernismo martiano, nuestro modernismo, de Luis Rafael; 6) La República al través de sus escritores, de Marcelo Pogolotti; 7) Se cayó la valla! Gallos y lidias en Cuba, de Miguel Bonera Miranda; 8) Sin mirar atrás, de Mayda Osorio Pérez; 9) La pena que me agita, Gertrudis Gómez de Avellaneda; 10) La mafia en Cuba, de Enrique Cirules. (Se puede decir que esta sección de Cubaliteraria contempla casi todos los libros que uno debe leer si no le interesa la literatura. Digamos que esta Biblioteca empieza donde la literatura cubana se detiene.)
¿Qué es Cuba online entonces? Un lugar reinventado a cada rato, hecho con tecnología de segunda mano, saturado de discursos políticos, sin patrias contradichas; catatónico. Y lo del principio: un cementerio antes de que coloquen las tumbas (digitales).
serio resulta el asunto. mas de una vez me he preguntado donde en contrar un buen libro que no sea de política dirigida o historia contada por los pelos, en sentido general lo cubanos somos incultos porque no tenemos donde comprar libros…..ni siquiera los clásicos…..los escogidos y priuvilegiados que pueden editar libros lo hacen a la sazón de los intereses oficialistas, mira que he buscado al viejo y el mar, la metamorfosis, a el cochero azul, para leerlos a mis semillas, el gusto por la lectura se aprende leyendo, la gente no lee porque no tiene que leer y lo que se aprende es la lectura dirigida, al menos en los centros que expenden libros, mi modesta opinion, la última vez que acudí a la feria el 90 por ciento de libros eran de chavez, martí, bolivar, sucre, el che y así sucesivamente……¿¿¿la edad de oro ??? y otros muchos, fíjense que no hablo de libros extraterrestres………
diste en el clavo compadre, aunque probablemente la literatura desde sus orígenes siempre ha sido así: muchos autores insufribles, una cantidad apreciable de mediocres y algún que otro genio. Además se llega a la gracia solo durante algunas páginas y creo que con eso es suficiente.
JAJAJAJAJAJAJA. Gilberto, usted es un animal. Y aquí, medio corroborando esa frase tuya: “¿Qué es Cuba online entonces? Un lugar reinventado a cada rato, hecho con tecnología de segunda mano… catatónico”, escribe en el Facebook Armando Añel:
“Un querido amigo me hace saber generosamente sobre este nuevo ataque a LA NOVELA DE FACEBOOK –y digo “nuevo ataque” porque ya en algunos sitios digitales, a través de anónimos, han cargado desesperadamente contra el libro intentando desacreditar al mensajero, es decir, al autor (yo mismo)–. Agradezco a este muchacho, Gilberto, su empeño en negar la originalidad de la novela como obra interactiva, porque esta clase de esfuerzos de desacreditación suelen traer dos buenas consecuencias: publicidad negativa para el proyecto, o libro –que siempre se transforma en publicidad positiva–, y un esclarecimiento exhaustivo del tema en cuestión (y ya se sabe que la verdad, o la transparencia, nos benefician a todos).
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Confieso que nunca he leído a Margaret Atwood, ni siquiera sabía que existía una escritora llamada así –aunque siempre he dicho, y así lo hice saber al principio en la página del evento, que no me iba a extrañar si descubría que en el mundo anglo habían hecho un experimento similar: el mundo anglo siempre está un paso por delante del nuestro–, pero como tras media hora de búsquedas en inglés y español no encuentro nada en Internet de lo que afirma Gilberto, quisiera hacer una pregunta fundamental para intentar descubrir si la teoría del muchacho tiene base en la realidad (y pregunto, además, porque Gilberto no ofrece ningún link en su artículo, ni tampoco dato concreto alguno, que respalde sus sarcasmos): ¿HA ESCRITO MARGARET ATWOOD ALGÚN LIBRO DONDE LOS PERSONAJES DEL MISMO ESCOJAN CÓMO Y EN QUÉ CIRCUNSTANCIAS DE LA TRAMA APARECEN, COMO PARTE DE UN EVENTO DE RECAUDACIÓN DE FONDOS? Si alguien puede ayudar a responder esto, por favor, se lo agradecemos. Siempre que las respuestas no salgan de esta página de Hugo Cancio, por supuesto, que ni siquiera incluye links que respalden sus afirmaciones. Ojalá no sea con el objetivo de hacernos perder el tiempo”.
Dios santo como la semantica comunistoide lacera el cerebro y las manos del escribano..
El señor Corcho que puede haber salido de una botella y por tanto tener residuo alcohólico es el único con un comentario veraderamente favorable. Bien señor comentarista que lee libros como Herejes en seis horas, dígame adónde está la fuente que desacredita a la Novela de Facebook por falta de originalidad. Y la tal Margaret Atwood con todos los premios y repremios no me dice nada. Los canadienses escriben muy bien pero les falta la sandunga de los escritores norteamericanos o latinoamericanos o mal que le pese la de autores como Pedro Gutiérrez. Al menos tienen obra conocida y personajes que dejan huella. ¿Podría mencionarme un personaje clásico de Atwood, por favor?
Ah. Pero no copie información de Facebook o el Internet. Quiero opiniones serias y personales.
Buenafe, mi hermano, ¿así que “la tal Margaret Atwood”? Deberíamos decir, mejor, el tal Armando Añel. ¿La sandunga de los escritores norteamericanos o latinoamericanos? Sandunga tienen, sí, Celia Cruz, los Van Van, etc. ¿William Faulkner un sandunguero? ¿Philip Roth? Hablando de canadienses: ¿ha leído usted a Robertson Davies? ¿Ha leído a Alice Munro -Premio Nobel en 2013-, que coge a Raymond Carver y le da cinco vueltas? Ahora bien, lo reto a que me mencione un personaje clásico de Raymond Carver, o un personaje clásico de William Faulkner. Sí, tienen personajes complejísimos, interesantes, pero ninguno, me temo, ha resultado ser “clásico” en el sentido en que sí lo son, por ejemplo, el Gatsby de Fitzgerald, el Holden Caulfield de Salinger, el Huckleberry Finn de Mark Twain, el Ahab de Melville, la Isabel Archer de Henry James o el Ignatius Reilly de Toole. Y ojo: todos estos que menciono están muertos (sí, son solo unos pocos los personajes “clásicos” de autores vivos: Zuckerman, el Conejo, Frank Bascombe, etc., etc.). Mencione un personaje “clásico” de Ricardo Piglia, por ejemplo. O un personaje clásico de Raymond Carver. Tiene tarea para varios días. 🙂
¿La novela va a revolucionar la literatura cubana? Además los personajes protagónicos y algunas de las tramas no serán escogidos o imaginados por el autor… ¿De dónde sacan a estos papanatas? Porque además, no importa cuán revolucionaria, innovadora o experimental sea, si es mala, es mala. Eso es lo único que importa. Pero bueno, ya tenemos nuestro primer Carlos Argentino Daneri digital.
Gilberto, un gran artículo que me alegro de haber leído, coincido con mucho de lo que escribes y me alegro que periodistas como tú halen del tema. Un abrazo.
Brother, sin ser condescendiente, me cuadró mucho tu artículo. No sé si por lo mucho que coincido con tu opinión o por cuanto me tomó por sorpresa cuán paralelamente distante es la realidad de la literatura cubana con respecto a la “literatura”.
Ciertamente hay muy poco material literario cubano online, y los que hay, como los que pusiste por ejemplo, no llegan ni siquiera al estandar mínimo de merecer ser juzgados por su calidad, mucho menos entrar en el debate de cuan innovador es el método de entrega del contenido o cuan mercadeable es tópico que adresan.
Creo que el tema va más allá del estatus actual de la industria literaria cubana, creo que es una cuestión de supervivencia. Veo mucha similitud entre lo que pasa en Cuba con la industria literaria y lo que pasó hace algunos años con la industria musical en el mundo: Steve Jobs inventó el iPod, y iTunes y de ahí para acá vinieron Pandora, Spotify, Tidal y ahora Apple Music. Si el contenido que produces no está en esos medios, de alguna maenra u otra, estás muerto.
Pero todo no está perdido, al menos hay prensa digital y columnas y On Cuba y también 14 y medio. A lo mejor ahorita hay novela digital y hay un modelo de oferta y demanda con capítulos de novelas cubanas, a lo George RR Martin con Game of Thrones.
Gilberto:
Muchachón, de verdad que me dejaste “botao” ¿Tú tienes internet, dices gustar de la buena literatura, y no sabes que hay bibliotecas digitales de acceso gratis que tienen más de 50 mil libros en formato epub y/o pdf donde puedes encontrar y descargar lo mejor (y lo peor también) de todo lo que se publica o se ha publicado?
Si quieres te mando un par de links
De acuerdo que lo que se publica online en Cuba anda más o menos por el paleolítico.
No defiendo nada, pero este señor que dice ser crítico (yo no soy ni siquiera eso) me da pie, para que recuerde lo que hace años, pero muchos años; di como repuesta al profesor, cuando preguntó: que opinan ustedes de los crícos, levanté la mano como se usaba antes y dije lo siguiente:*cuando se trata de cine, son aquellas personas frustradas, que nunca pudieron dirigirm cuando de literatura, son los eternos envidiosos, por supuesto también frustrados, que aunque quizá lo intentaron: nunca pudieron escribir, algo así como si la sombra del fracaso los acompañara en sus afanes escondidos*