A dos años del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU., James Williams, presidente de Engage Cuba, aseguró que el apoyo bipartidista al acercamiento se incrementó en Estados Unidos y que esta tendencia se mantendrá en el futuro.
A pesar del anuncio del presidente Trump, que significa un retroceso en las relaciones bilaterales, sobresalió el respaldo a buscar mayor aproximación, declaró a la agencia Prensa Latina.
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En la entrevista, Williams mencionó que existe un debate sobre Cuba que no se había visto en mucho tiempo, incluso muy diferente al de los dos últimos años.
“Estamos viendo eso y que veremos aún más. Más miembros del Congreso y gobernadores irán Cuba, así como otras personas que notan un vacío de liderazgo en ese sentido y quieren llenarlo”, dijo el presidente de Engage Cuba.
De acuerdo con Williams, además de los cambios anunciados por Trump, el contexto no es el mismo. La evidencia es el creciente número de estadounidenses que visitan la Isla, los viajes de líneas aéreas y cruceros, los intereses de negocio…
En junio, encabezados por Engage Cuba, un grupo de negociantes, economistas y expertos en Cuba estimaron el impacto económico de un retroceso en las medidas hacia Cuba.
Según los datos, a la economía estadounidense le costaría 6,6oo millones de dólares y afectaría 12,295 puestos de trabajo a lo largo del primer término de la administración Trump. Una restricción a la exportación de productos agrícolas a Cuba podría costar 1.500 millones de dólares adicionales y afectar a 2.205 puestos de trabajo más en Estados Unidos, señalaron ese momento.
Si Trump no se ocupa del acercamiento, el lugar debería ser ocupado por otros, interesados en trabajar en el levantamiento del embargo a Cuba, dijo Williams.
Engage Cuba se esfuerza en explicar la importancia de las relaciones bilaterales a la mayor cantidad de personas posibles, ya sea en el Capitolio, en la Casa Blanca, las agencias o los gobiernos estatales. En su diálogo con Prensa Latina, Williams afirmó que el mejor camino sería que los gobiernos puedan sentarse a la mesa y conversar, que los pueblos dialoguen uno con el otro y que el proceso no sea guiado por unos pocos.