La Habana se inunda de jazz cada año como regalo a los enamorados que con un acorde de la trompeta se estremecen por su imponente seducción musical; o porque el piano se les antoja como el “amor imposible” entre el clasicismo y la contemporaneidad; o porque más allá de toda explicación, el género de los grandes entraña sentimiento, vibra, ese no sé qué, que algunos dicen que tenemos los cubanos.
El JoJazz, concurso para los jóvenes jazzistas, ya respira sus primeros 15 años de existencia, una celebración para pensar en sí mismo y vislumbrar otras maneras de permanecer vigoroso, jovial, iconoclasta.
Auspiciado por el Instituto Cubano de la Música y su Centro Nacional de Música Popular, el encuentro sesionará desde el 22 y hasta el 25 de noviembre con múltiples actividades como conciertos, jam sessions, talleres, concursos de interpretación y composición. Aunque lo más expectante del concurso siempre es el momento en que conferencistas y jazzistas de renombre comparten escenario con los noveles intérpretes del género.
En un inicio, el Festival surgió como un espacio necesario para que los estudiantes de las escuelas de arte de nivel medio y superior de nuestro país mostraran su indiscutible talento tanto para escribir música como para ejecutarla. Actualmente, el JoJazz ha devenido uno de los acontecimientos más notables para los jóvenes músicos cubanos, un momento para la buena improvisación, esa que sale del alma.
Cada año, las sesiones de la mañana están ocupadas con talleres sobre materias afines al jazz y sus estilos, impartidos por los prestigiosos jurados de los concursos. Mientras en las tardes tienen lugar las competencias. Las noches corresponden a conciertos y descargas en los más disímiles rincones de la capital, hasta los más insospechados se embriagan de estas notas.
Personalidades de la música de países como Canadá, Italia, Colombia, Trinidad Tobago, y Estados Unidos, entre otros, viajan todas las ediciones del JoJazz interesados en intercambiar música y conocimientos teóricos, tanto como concursantes o invitados.
La competencia de interpretación incluye tres categorías: menores de 16 a 20 años, como solista; mayores de 21 a 30 años, como solista y formatos instrumentales, sin límite de integrantes, con edades entre 16 y 30 años, incluido el director. En el caso de la composición podrán participar músicos con edades comprendidas entre 16 y 30 años; estos deben presentar dos obras por compositor con duración máxima de tres minutos.
Enunciar algunos jóvenes premiados en el JoJazz a lo largo de estos años sería un poco injusto pues se olvidarían nombres. Pero el aporte de este concurso a la cantera de los jazzistas cubanos es excepcional si hablamos de un Harold López Nussa, un Yasek Manzano, un Alejandro Falcón, Michel Herrera, Ernesto Camilo Vega, Maykel González, Rolando Luna, Rember Duarte, Gastón Joya, Jorge Luís Pacheco y otros muchísimos que inundan este Isla musical, por supuesto con ejemplos imperecederos como el gran Chucho Valdés, Gonzalo Rubalcaba, César López, Orlando Cubajazz… .
Una vez más, el JoJazz será el plato fuerte del mes de noviembre. Durante todo un fin de semana, el evento mantendrá sin aliento a aquellos que corran de un teatro a otro para no perderse las presentaciones de estos muchachos. Desde las descargas en los Jardines del Mella hasta la sala del Museo de Bellas Artes, en el otro extremo de la ciudad, los amantes desaforados vivirán sus pasiones a plenitud. Una oportunidad de lujo para perseguir.