Crecer en una familia de músicos siempre resulta una ventaja para quienes deciden mantener el legado, así lo reconoce Harold López-Nussa (La Habana, 1983), uno de los más prolíferos pianistas de la escena del jazz cubano contemporáneo.
Su entorno natural de Harold y de su hermano, el baterista Ruy Adrián López-Nussa, “fue completamente musical. Nuestra casa estuvo llena de pianos, batería e instrumentos de percusión por doquier. Nacimos en un pequeño apartamento de Centro Habana y recuerdo que en el comedor estaba el piano de mi mamá, arriba del comedor estaba la barbacoa, que era el cuarto de mis padres y por las mañanas se subía el colchón y se armaba la batería y por las noches… se desarmaba la batería y se bajaba el colchón”, recuerda entre risas en diálogo con OnCuba.
Para Harold, fue algo natural crecer rodeado de los alumnos de su mamá, la profesora de piano Mayra Torres, y los amigos músicos de su padre, el baterista Ruy López-Nussa. “Todo ese ambiente formó la pasión y el compromiso que tenemos con la música tanto mi hermano como yo”, y si bien se decantó por el piano desde el inicio, confiesa que “aun estoy a tiempo de intentarlo con la batería… nunca se sabe”.
Nos comenta además que en un inicio no fue sencillo dedicarse al jazz, como pudiera parecer: “No fue bien visto por mis profesores, tuve un poco de resistencia por esa parte en aquel entonces y ahí jugaron un papel fundamental mi familia y amigos”, y precisa que en aquella etapa sentía miedo de incursionar en el género.
¿Miedo al jazz?
El jazz es una música que se distingue por la improvisación, es lo que hace al género más rico. Precisamente era la improvisación lo que me aterraba, no saber qué iba a pasar. Venía de una escuela, de la llamada música clásica, donde todo está escrito y debes respetar el papel. Enfrentarme a esto de improvisar a partir de una armonía e inventar sin saber precisamente qué iba a hacer, al principio era muy aterrador, pero hoy es lo que me apasiona del jazz, ese riesgo e incertidumbre.
Recuerdo que perdí ese miedo con la ayuda de mis amigos de esa generación, otros pianistas que me habían visto tocar, con mi familia que me alentaba, mi papá, mi madre, mi tío, que todo el tiempo me alentaban y me apoyaron.
Es cierto que cuando va pasando el tiempo vamos haciéndonos de herramientas y elementos que nos salvan de algunas situaciones a la hora de improvisar, entonces ahí ya tienes elementos que repites.
Son recursos que te vas creando con el tiempo y un lenguaje propio que vas tratando de crear y a partir de ahí construyes lo que es la improvisación, que hace del jazz algo tan apasionante para los músicos, porque hoy te sale esplendoroso y mañana, nada. Ese riesgo es excitante, vivir en ese “no saber cuándo va a pasar”. La manera de superarlo es intentándolo, a improvisar se aprende improvisando. No hay de otra.
Además de tu familia, has mencionado que los pianistas de tu generación han sido otra gran influencia en tu carrera
Tengo la suerte de tener amigos que son puntales del jazz cubano y provenir de una generación de pianistas tan destacados que me inspiraron y me siguen inspirando: Rolando Luna, Tony Rodríguez, Axel Tosca, David Virelles, Manuel Valera, Alfredito Rodríguez, Abel Calderón, Dayramir González, Aldo López Gavilán, Alejandro Falcón… la lista realmente es grandísima.
Todos cuentan con una sensibilidad y una visión de la música diferente, con muchos puntos en común, pero con un universo muy distinto que me hace intentar hacerlo mejor, ponen la parada alta todo el tiempo. Estoy orgulloso de ser parte de esta generación.
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¿Cuán importante resulta para los jazzistas el contacto con músicos de Estados Unidos?
El jazz es un género que surge en los Estados Unidos, por eso el conocimiento de sus raíces es muy importante para todo lo que hagas después, o intentes hacer después. Ha sido muy importante escuchar y aprender de los músicos norteamericanos. En mi caso Miles Davis, Duke Ellington, Charlie Parker, John Coltrane… todo eso ha estado ahí, lo estudio y seguiré estudiando, creo que es algo que hacen incluso los grandes maestros del jazz, para, a partir de ahí, uno darle su propia sazón.
Conocer esa raíz es fundamental para después aplicarlo en la música que nosotros hacemos, que hoy se puede decir que es el jazz cubano, que tiene una identidad muy fuerte, con un lenguaje propio.
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He tenido la suerte en los últimos años de viajar y estar con ellos en los mismos festivales y no solo con los norteamericanos, sino del mundo entero, porque hoy en día los músicos de jazz alrededor del mundo son increíbles, en Europa, en Asia en África y muchas veces son esos proyectos los que más me llaman la atención, esa mezcla de jazz con otras culturas que rompen las barreras y límites de la música.
Llama la atención que el formato de trío te ha acompañado casi siempre en tu carrera
El trío es un formato que vengo trabajando en los últimos años. Realmente comencé a tocar en trío por las circunstancias, cuando hice mi primer grupo fue un quinteto con trompeta y percusión, lo cual se fue reduciendo simplemente por cuestiones de presupuesto y terminamos viajando en trío, casi siempre manteniendo a mi hermano en la batería.
Es un formato que me encanta, da mucha libertad a los pianistas porque a partir de ahí puedes crear mucho. Es un formato clásico del jazz.
Sin embargo, hace un par de años rompiste ese formato habitual con El Comité
Es un proyecto que surge por una circunstancia donde invitan a varios de nosotros a un festival de jazz en Francia (Toulusse). Hicimos una especie de residencia allí una semana y de ahí surge hacer el grupo de El Comité.
Probamos varios formatos, cuarteto, quinteto, dúo y realmente cuando terminamos aquella semana nos quedamos (los siete) con muchas ganas de hacer cosas juntas.
Músicos que somos amigos sobre todo, de la misma generación, estudiamos juntos en la escuela, crecimos juntos y hemos aprendido uno del otro, pero que cada uno tomó su camino y El Comité nos dio la oportunidad de unir nuestras fuerzas por el mismo propósito: hacer música que es lo que nos mueve a nosotros.
Fue súper lindo el primer disco y creo que habrá un segundo, es complicado decir qué va a pasar ahora en el futuro, pero creo que sí, que al menos un segundo disco tendremos y seguir haciendo giras con ese proyecto tan lindo que nos gusta tanto.
Próximamente saldrá al mercado tu más reciente producción Te lo dije
A este nuevo disco le he dedicado mucho cariño y esfuerzo en los últimos meses, estoy muy ansioso de compartirlo con el público.
Tengo colaboraciones que hubieran sido inesperadas para mí en otro momento, con artistas de otros géneros. He incursionado en cosas que no he hecho antes, pero ha sido un tremendo viaje. Para nosotros ha sido una experiencia muy linda, espero que el público lo disfrute.
Está pensado en lo positivo, que pueda dar un poco de alegría a las personas. Estoy muy ansioso porque salga.
Has tenido que reajustar planes debido a las circunstancias actuales
Este período ha sido difícil para todos. Nosotros hemos tenido que cancelar una gira de alrededor de 50 conciertos que venía acompañado con la salida del último disco, pero ha servido para darnos cuenta de lo que es más importante, que es la salud, no solo la de nosotros, también la de nuestros seres queridos y toda la humanidad.
En lo personal, he podido afianzar la relación con mi familia, he tenido más tiempo para estar con mis hijas, hacer de profesor todas las mañanas en la casa, son situaciones que nos ponen a prueba y que vamos intentando llevar de la mejor manera posible, con visión positiva del futuro y con muchas ganas de regresar a la carretera.
Llevo varios años “girando” mucho y es algo que extraño, poder compartir en el escenario y con los públicos de cada lugar.
Internet ha llegado para cambiar la vida de todos y ha ayudado mucho a los artistas y a los músicos en particular, para seguir creando y compartiendo con el público, los amigos y los seguidores y de alguna manera retroalimentándonos.
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Un escenario no lo sustituye nada, extraño mucho estar ahí, espero, cuando esto pase, podamos volver lo antes posible al escenario.
Esa conexión que se crea con el público es distinta cada noche, tiene que ver con muchos factores: el lugar, tu estado de ánimo y el del público, las luces, el sonido, el instrumento… con tantas cosas. Es una magia que pasa cada noche que tocamos y que es insustituible.
De todas maneras, internet seguirá estando ahí y lo seguiremos usando para mantener el contacto con las personas que no pueden venir a vernos, si no existiera hoy día, con todo esto de la pandemia, los músicos estaríamos más tristes todavía de no poder compartir.
Mientras, estoy en casa, componer es un acto que adoro. Es como un bebé que nace. Espero que nunca me abandone la musa de la composición.